Capitulo 15.

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La mañana siguiente fue muy dura, tanto Rhaenyra cómo sus hijos y hermanos estaban furiosos. Ellos no habían estado en el problema que se había generado ayer, pero habían escuchado lo que había pasado, no hace falta decir que estaban realmente enojados. Empezando por Rhaenyra que no había podido creer que sus primos le habían quitado un ojo a su hermano y no solo eso, agredirlo solo porque Vermithor lo reclamó, fue la gota que rebalsó su enojo. Jacaerys y Lucerys estaban enojados con su tío Daemon por querer que sus primos salieran impunes sobre la agresión, pero también estaban enojados con Baela y Rhaena, tanto que ni siquiera les dieron una mirada cuando las veían. Helaena y Daeron habían estado más furiosos que los otros tres, ellos literalmente querían ir y golpear a las dos niñas, por lo que le hicieron a su hermano, pero fue Aegon quién los detuvo junto con Aemond, asegurando que ellas estaban siendo castigadas.

A pesar de que Helaena y Daeron no estaban conformes con eso, se mantuvieron tranquilos y se quedaron cerca de Aemond, como Jacaerys, Lucerys y Rhaenyra también lo hicieron. Aegon no estaba sorprendido cuando apareció Rhaenyra toda enojada que parecía lista para expulsar fuego de su boca como Syrax, ella no fue la única, los otros dos pequeños estaban igual que su madre, pero rápidamente se habían ido a sentir al lado de su tío y abrazarlo. Rhaenyra, por otra parte, se había quedado con él quejándose y gruñendo sobre Daemon y sus hijas.

-No puedo creerlo, ¿Realmente quiso que sus hijas quedarán impunes de tal atrocidad? Dejaron al tercer hijo del rey ciego de un ojo, por el amor de los dioses. Eso es un acto imperdonable que se castiga con cien azotes o el ojo que se le fue arrebatado a Aemond, ¿Por qué padre solo les dio cuatro años sin volar en sus malditos dragones? Rhaena ni siquiera tiene uno.- gruñe Rhaenyra como un dragón furioso, y eso es lo que es, en este momento, un dragón muy enojado por lo ocurrido.

-Padre no pidió ese castigo, yo lo hice.- Aegon dice haciendo que su hermana lo mirada sorprendida y a la vez incrédula.

-¿Por qué? ¿Por qué pedir un castigo suave? Tenías el derecho de pedir el ojo de Baela que fue la que le quitó el de Aemond.-

-Por Aemond...- un silencio se forma por unos segundos, Rhaenyra mira a Aegon sin entender realmente.- antes de dar el castigo, padre me había preguntado si quería el ojo de Baela cómo compensatorio, le había dicho que era un intercambio justo, pero... Aemond me miraba como si no me reconociera, era como si estuviera mirando a un monstruo. Fue por eso que le pedí a padre, que ellas no volarían en sus dragones por cuatro años, es un castigo algo duro para niñas que recién están comenzando a volar con sus dragones y que tienen sueños de volar uno.- Rhaenyra lo mira con compresión en su mirada y ella suspira suavemente para acercarse un poco a ver cómo estaban los niños. Todo estaban al rededor de Aemond abrazándolo y hablando de cosas aleatorias.

-¿Cómo está él?.- pregunta con voz suave y con la mirada aún en los niños. Los ojos de Aegon se suavizan un poco, pero aún hay llamas en ellos.

-Está un poco mejor, no le ha dado fiebre en la noche, pero tendré que ver qué no lo alcance los próximos días.- dice algo inquieto en su lugar, ya que realmente no le había dado una infección a su hermano en la noche, pero no se descarta que lo haga en los próximos días, así que ha estado nervioso por ello.- aparte de eso, hubo uno que otro dolor, así que el maestre me dijo que le diera leche de amapolas para aliviarlo.- puede sentir las manos de Rhaenyra en sus hombros dándole consuelo, él la mira y ella le sonríe suavemente.

-Estoy segura de que estará bien, los dioses harán que el este bien.-

-Pero los dioses son crueles, Rhaenyra. Siempre esperan para quitarnos a uno de los nuestros y no les importa que sea doloroso para nosotros.- él le susurra porque sabe cómo son los dioses, siempre fueron crueles con su familia. Negro o verde, siempre listos para arrebatarles a una persona querida.

-No tienes que pensar de esa forma, Aegon. Piensa que él estará bien, estoy segura de que lo estará, es un niño con muchas ganas de vivir después de todo.- Aegon mira a su hermana y ve la determinación en su mirada, una pequeña chispa de esperanza aparece en su corazón con ello.

-tienes razón. Tengo que pensar en que Aemond se mejorará y no al revés.- le da una sonrisa a su hermana y esta se la devuelve.- Gracias, hermana.-

-de nada, valonqar (hermano pequeño).-

Luego de esa conversación que Aegon tuvo con Rhaenyra, todos estaban listos para volver al desembarco del rey. Antes de irse, los Velaryon, en concreto Corlys, Rhaenys y Laenor se encontraban agradeciéndole por el castigo suave a sus sobrinas-nietas y disculpándose por el tratado de estas a su hermano, otra cosa es Daemon junto con Vaemond (sorpresivamente) habían dejado en claro con sus miradas que no estaban para nada arrepentidos por el comportamiento de las niñas. Aegon les había dicho a los Velaryon que no había problema, que eran niñas y que él no era un desalmado para pedir el ojo de la niña, no como otras personas presentes.

(Aegon disfruta la mirada asesina y el apretar de mandíbula de Daemon cuando lo dice)

Cuando la despedida termino y se encontraban en los barcos para volver a el desembarco del rey, Rhaenyra había dejado que sus hijos durmieran en la pequeña cabina junto con Aegon y sus hermanos, ya que los niños no se habían querido separarse de Aemond o de Aegon en ningún momento. Cuando Aegon les había preguntado a los niños el porqué no mejor ir con su madre, las respuestas de estos lo habían dejado anonadado.

-No pudimos estar ahí para proteger al tío Aemond o a ti, tío Egg. Entonces nos quedaremos aquí para que nadie les haga daño.- había dicho el pequeño Jace, el cual no había dejado de mirarlo con ojos serios y determinados, luego se le sumó el pequeño Lucerys, que tenía la misma expresión con su hermano.

-Sí, nos quedaremos y los protegeremos.- 

No había podido decir nada luego de eso, así que solo dejo que los niños durmieran con ellos, a pesar de que dormían algo apretados, ninguno lo hubiera querido de otra forma. Y mientras Aegon mira a los niños dormir, una paz se mueve en su interior, al igual que la culpa. Se siente culpable por no haber podido cuidar de Aemond, él se había dormido y no se había preparado bien para esa ocasión confiando que todo estaría bien.

Él se equivocó.

Pero no lo haría de nuevo, esta vez estará más alerta a cualquier cambio o persona que pueda poner en peligro a sus pequeños dragones. Esta vez, él no dejaría que nadie les haga daño, se aseguraría de eso, usaría su intelecto, sus recuerdos del futuro hasta su dragón si es necesario. Usaría cualquier cosa, con tal de cuidar de sus niños, sus cinco niños, pero también cuidar de Rhaenyra y ver qué ella se siente en aquel trono que es suyo desde hace años. 

Ella sería reina en esta vida. La reina prometida.

Sangre renacida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora