Aegon nunca pensó que cuidar de un bebé sería difícil, en su antigua vida nunca había cuidado de sus hijos cuando eran bebés. Mayormente, Helaena y las sirvientas lo hacían mientras él se iba a beber o acostarse con algunas putas, así que realmente no sabe cómo cuidar a un bebé, incluso cuando tiene ayuda de una nodriza no puede cuidar del pequeño Daeron, pero lo intenta.Al principio fue difícil, Daeron se quejaba cuando no le daban de comer a tiempo o porque no lo sostenían en brazos cuando era dejado en la cuna, lloraba cuando no lo limpiaban a tiempo o cuando no se le prestaba atención. Fue al principio estresante para Aegon, pero él no lo querría de otra forma, puede conocer bien esta vez a su hermanito menor, verlo crecer y saber que es lo que le gusta y que no, así que aguantará los lloriqueos o las quejas si puede seguir viéndolo.
Sorprendentemente para Aegon y la nodriza, el bebé Daeron siempre quiere que su hermano mayor lo cargue en sus brazos y es tan manso cuando lo hace. El bebé se queda quieto con su cuerpo relajado, mirando fijamente a Aegon, el cual se encontraba mirándolo también mientras caminaba de un lado a otro.
-¿Quién es el bebé más hermoso? ¿Quién?.- pregunto con su voz aguda, pero suave, el bebé parpadea unos segundos para luego sonreír brillantemente haciendo que los ojos de Aegon duelan.- Dioses, de seguro cegaras a todas las personas con tu brillante sonrisa, pero el que no lo haga le golpearé las bolas con una patada.- el bebé Daeron solo sonríe más por ese dicho y Aegon también lo hizo, eso hasta que su paz se ve perturbada por sus hermanos.
-¡Hermano, vinimos a ver al bebé y para que salgamos al jardín a jugar!.- Aemond se acercó a ellos a pasos rápidos y estiró un poco su cuerpo para ver a Daeron, pero como no llegaba, Aegon se agachó un poco para que lo viera.- ¡Wuaa, sigue siendo un lindo bebé dragón!.- dice tan fascinado como lo había sido la primera vez que se conocieron.
-Un hombre hermoso, protector y cariñoso, pero triste en su expresión.- Helaena había murmurado aún con vista al bebé, Aegon se había sentido algo nerviosos al escuchar eso. Sabe que su hermana es una soñadora, tiene sueños proféticos que muchos pueden ignorar, pero con ello ignoran la catástrofe eminente. Así que escuchar hablar de Daeron que estará triste, no puede evitar múltiples escenarios nada favorecidos.
-¿Por qué estará triste, hermanita?.- pregunta tenso en su lugar, haciendo que la habitación también lo estuviera.
-No lo sé, mis sueños son confusos, siempre se mezclan entre sí, así que solo sé que él está triste siempre.- murmura para mirarlo a los ojos con arrepentimiento, como si sintiera culpa por no saber lo que entristece a su hermano menor.
Aegon con una sonrisa acaricia la cabeza de su hermana para luego hablar.-No te preocupes, estoy seguro de que podemos arreglar eso ahora, ¿No es así Aemond?.- su hermano menor había asentido con una brillante sonrisa.
-¡Sí, cuidaremos muy bien del bebé hermanito y podemos hacerles cosquillas para que ya no esté triste!.- hay sonrisas por parte de Helaena y Aegon ante lo que Aemond dice.
-Bien dicho, oh, brillante caballero.- Aemond había sacado su pecho con orgullo ante las palabras de Aegon, lo cual hizo que el lugar dejará de estar en un tenso esperar y que se volviera cálido como lo fue en un principio.
No importa lo que les espera en el futuro, cualquier cosa que pase le hará frente para que sus hermanos sean felices. No importa que tenga que sacrificar...
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.Realmente Aegon no sabe cómo se las arregla para encontrarse con Rhaenyra en momentos inoportunos. Cuando Aemond les dijo que salieran al jardín, él había aceptado pensando que no habría nadie ahí, pero ahora tiene a su hermana con él y no viene sola, sino que en sus brazos tiene a su hijo, su sobrino; Jacaerys Velaryon. Lo malo de todo eso es que Aegon está sosteniendo a Daeron en sus brazos y está solo, ya que la nodriza se había ido por un momento a buscar algo para que Aemond y Helaena puedan comer. Hablando de ellos, esos dos niños se habían escapado a la primera oportunidad que se les dio y está seguro que Aemond debe de estar buscando un caballero con quién entrenar y Helaena debe de estar buscando más bichos para su colección.
Así que sí, tiene una mala suerte (como siempre la ha tenido) por encontrarse con Rhaenyra en momentos inoportunos.
-Aegon.- Rhaenyra saluda haciendo que él se ponga tenso y con cuidado apreta al bebé más cerca de él para luego devolverle el saludo, aunque algo dudoso.
-Hermana...- un silencio se forma entre ellos hasta que Daeron hace notar su inconformidad ante el ambiente tenso, comienza a resoplar ligeramente y cuando parecía listo para llorar, Aegon se comienza a moverse de un lado para otro, meneando al bebé en sus brazos con suavidad, como hacía casi siempre que eso pasaba.- Shh, todo está bien, Daeron, no llores.- tararea suavemente para reacomodar la manta que envuelve el cuerpo de Daeron, haciendo que inmediatamente el temperamento del bebé se calmara.- Eso es, Ñuha dōna rūs (mi dulce bebé).-
Por un momento, Aegon se había olvidado que Rhaenyra se encontraba frente a él, pero luego se acordó tan pronto como Daeron se había vuelto a dormir. Cuando levanto su mirada se encontró con la de su hermana, ojos indigos idénticos se miraban como si quisieran descubrir los secretos que guardan. Aegon estaba a punto de decir algo, pero Rhaenyra se adelantó.
-Podemos ir a sentarnos en la sombra de aquel árbol para que el sol no les moleste.- dice mientras mira el árbol, Aegon piensa unos segundos antes de mirar el árbol y asentir con la cabeza suavemente. Una vez que ambos están sentados en la sombra de aquel enorme árbol, el silencio fue algo incómodo, pero a la vez tranquilo. Aegon de vez en cuando miraba a su sobrino, no podía ver demasiado porque su hermana lo tenía resguardado contra su pecho, pero si pudo ver cabello oscuro sobresaliendo de la manta.- ¿Quieres verlo?.- se sobresalta cuando escucha a Rhaenyra hablar, pero asiente inconcientemente.
Cuando Rhaenyra deja ver a su bebé, Aegon se siente sin respirar, el bebé Jacaerys es tan pequeño y frágil que una llama de calor se filtra en su corazón. Quiere tomar en sus brazos a Jacaerys y junto con Daeron correr hacia sus aposentos para así cuidar de los pequeños dragones, pero luego se calma cuando se dice que Rhaenyra es un dragón que mantendrá a salvo a sus tesoros y que él no necesita intervenir.
-¿Cómo se llama?- pregunta, aunque es obvio que Aegon ya lo sabe, tiene que mantener las apariencias.
-Jacaerys, se llama Jacaerys Velaryon.-
-Jacaerys... Es un lindo nombre.- por el rabillo de su ojo, Aegon nota la ligera sonrisa en los labios de su hermana.- Mi hermanito se llama Daeron.- dice para despegar su mirada de Jacaerys y ponerlas en Daeron, el cual sigue durmiendo.
-Daeron Targaryen, es un bonito nombre también.- Aegon siente la mirada de Rhaenyra en Daeron y la sonrisa que acompaña lo que dice después.- Ese nombre le va bien, después de todo es un bebé muy bonito.- una sonrisa sincera aparece en el rostro de Aegon y sin esperarlo se encuentra asintiendo antes las palabras de Rhaenyra.
-Si lo será, estoy seguro de eso.- murmura para besar la frente de Daeron.
Ni Rhaenyra, ni Aegon dicen nada luego de eso, solo se quedan en silencio, perdidos en sus pensamientos y atendiendo a los bebés cada vez que estos hacen un ruido y lo hacen en una paz tranquila.
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Sangre renacida.
FanfictionAegon muere y tiene la oportunidad de volver al pasado, esta vez, él cuidará de sus hermanos menores que claramente necesitan terapia, pero bueno, ¿Quién no la necesita en toda su maldita familia?. Estos personajes no me pertenecen, pertenecen a Geo...