Capitulo 17.

7.6K 849 43
                                    


Cuando Aegon despierta, lo hace con la sacudida por parte de Aemond, el cual se encontraba sentado sobre su cama algo cansado. Aegon había parpadeado una vez, para luego enderezarse rápidamente y mirar a su hermano boquiabierto.

-Te entrarán moscas en la boca, hermano.- a pesar de las palabras, Aegon no puede evitar reírse y abrazar a su hermano con cuidado, (no se olvida que está lastimado a pesar de su gran felicidad) pero fuerte para poder sentir el calor de su hermano. Siente como Aemond lo abraza también con la misma intensidad y se quedan así unos segundos hasta que Aegon habla.

-Iré a decirles a las sirvientas que llamen a un maestre.- dice para soltar a su hermano a regañadientes y salir de la habitación por unos segundos, para luego entrar y sentarse en la silla.- El maestre está en camino. ¿Cómo te sientes? ¿Tienes algún dolor?- Pregunta mientras observa con atención las expresiones que haga Aemond para detectar algún dolor o algo que pueda ser alarmante. 

-Estoy bien, y no tengo ningún dolor, hermano. Estoy algo cansado, un poco hambriento también.- dice mientras se vuelve a recostar, pero aun con su mirada en Aegon.

-Le pedí a las sirvientas que trajeran algo de comer luego de que le avisen al maestre.- dice asintiendo con la cabeza, se quedaron en silencio por unos segundos, hasta que Aemond decide hablar.

-¿En serio lo ibas a hacer?.- es una pregunta incompleta que hace que Aegon ponga una expresión confusa en su rostro.

-¿Hacer qué?.- 

-Hacer que azoten a las hijas de Daemon o tener el ojo de Baela por sacarme el mío.- él dice mientras lo mira, Aegon no sabe qué decir, solo puede procesar las palabras y mirar a su hermano con una mirada conflictiva.

-No te voy a mentir, Aemond.- habla luego de una larga pausa.- Estaba furioso porque las hijas de Daemon te atacaron solo porque Vermithor te reclamo como su jinete, quería que ellas sangren o tomar el ojo de Baela por lo que te hicieron. Yo realmente quería,- Aegon observa como hay temor, pero a la vez consuelo con los ojos de su hermano.- pero supe que eso no era lo que tú querías, no querías que me convierta en un monstruo, ¿No es así?- Aemond asintió ante su pregunta.- Entonces les di ese castigo suave y todos dicen que es muy suave comparado a lo que te hicieron, pero sé que será duro para ellas, después de todo es horrible no poder volar con tu dragón, es como si no tuvieras uno para empezar y ellas no los tendrán hasta dentro de cuatro años.- Hubo un momento de silencio luego de sus palabras, Aemond no había dicho nada y Aegon tampoco lo hizo. Eso hasta que se vieron interrumpidos por un quejido agudo que venía detrás de Aegon.

-Hm, ¿Tío Egg, tío Aemond?- la aguda voz de Lucerys hizo que ambos nombrados lo miraran. Lucerys una vez con su mente clara, sus ojos se abrieron muy grandes cuando noto que Aemond estaba despierto.- ¡Chicos despierten, el tío Aemond está despierto!.- golpeó ligeramente a Jacaerys, Helaena y a Daeron cuando se levantó de golpe y corrió hacia Aemond. Ese golpe había hecho que los tres niños suelten quejidos, se levantaran perezosamente y cuando sus ojos se habían acostumbrado a la luz, se abrieron de golpe y miraban a Aemond como si fuera a desaparecer.

-¿Tío Aemond?.-

-¿Hermano?.-

Las tres vocecitas sonaron y luego hubo ruido de pies corriendo a toda velocidad hacia un solo lugar; hacia donde se encontraba Aemond junto con Lucerys y Aegon.

-¡Tío Aemond, estás despierto!.-

-¡Hermano, estás despierto!.-

Exclamaron una vez que estuvieron cerca y abrazaron a su tío enfermo.

-Cuidado, niños, Aemond todavía está delicado.- Aegon reprende suavemente a los cuatro niños de su corazón, haciendo que estos se separan con cuidado, pero siguieran mirando a Aemond determinación.

Los niños no se habían despegado de Aemond en ningún momento, Incluso cuando el maestre vino y reviso a Aemond. La infección que había atrapado a su hermano había bajado, pero le pidió a Aegon que no se relajara y que siguiera dándole las medicinas que le había dado, Aegon había asentido ante las palabras del maestre y había prometido que no se relajaría por el momento. Cuando volvió a la habitación se encontró con sus sobrinos y hermanos hablando con Aemond de cualquier cosa, pero hablaban más del sueño que habían tenido cada uno.

-Entonces, tú bajabas con Vermithor y hacías que lanzará fuego por los aires mientras lo hacías. Fue realmente emocionante. Lo fue más cuando quemaba el rostro guapo de Daemon.- dice Daeron, haciendo que todos en la habitación se quedarán quietos y lo miraran con absoluta confusión, pero también incredulidad y algo de risas que estaban siendo aguantadas.- ¿Qué?.-

-Dijiste que el rostro de Daemon es guapo.- señaló Aemond mientras miraba a su hermanito con una sonrisa divertida, el rostro de Daeron se había puesto rojo ante eso, parecía haberse dado cuenta de su desliz.

-¿Te gusta Daemon, tío Daeron?.- esa simple pregunta hace que Daeron se vuelva más rojo todavía.

-N-no, solo digo, Daemon es guapo, no importa que estemos realmente enojados con él, no podemos decirle feo.- se excusa rápidamente para que sus hermanos y sobrinos le dejen de dar aquella mirada pícara.

-No quiero decir que Daeron tiene razón, pero tiene razón en lo que dice.- dice Aegon cuando se da cuenta de ello, porque a pesar de que no quieran a Daemon, no pueden decir que es feo, ya que es hermoso y porque es Targaryen.

-¡Ven, yo tenía razón!.- Daeron grito con una sonrisa en su rostro, haciendo que los otros soltaran unos pequeños bufidos.

-Pero también te gusta, no tienes que negarlo, Daeron.-

-No me gusta, es más, nuestro hermano es más hermoso que él.- suelta mientras señala a Aegon, el cual se había quedado quieto ante las palabras de su hermano menor.

-¿Eh?.-

-¡Tienes toda la razón, Daeron, el tío Aegon es más hermoso que Daemon!.- dice Jacaerys con mucha convicción en sus palabras.

-Un hermoso dragón.- susurra Helaena con cariño.

-¡Sí, si, el tío Egg es más hermoso y amable!.- Lucerys parece encantado de decir tales cosas, Aemond, por otra parte, parecía insultado por las palabras que Daeron había dicho.

-Es un insulto que estés comparando a nuestro hermoso hermano con el bastardo de Daemon, Daeron.- 

-¡Ah! ¡Aemond cuidado con ese lenguaje!-

-¡Es la verdad!.-

Todos habían comenzado a hablar al mismo tiempo, soltando sus ideas de que Aegon es el más hermoso, el más gentil, el mejor hermano y tío. Todo eso hacía sonrojar a Aegon a tal punto de que había ocultado su rostro en sus manos y deseaba desaparecer en ese momento. Nunca fue el chico de la atención positiva, (siempre fue el mal hijo, el no deseado, un horrible rey, hermano, esposo, padre. Nunca fue una buena persona o bueno en algo para empezar. No fue suficiente) pero ahora que sabe lo que es, se siente de alguna manera aliviado. Incluso si no sabe de qué.

Entonces deja que los niños hablen de si es hermoso, del bastardo de Daemon, Aegon los deja hablar mientras los mira y sonríe como nunca antes lo había hecho. Estaba feliz por primera vez y es maravilloso que sus hermanos también lo sean.

Él no pide nada más que felicidad y paz.

Sangre renacida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora