Sangre renacida.

Capitulo 31.

Aegon siente que algo anda mal, en el momento que se va de desembarco del rey, tiene un mal presentimiento y no sabe de qué. De vez en cuando da una mirada hacia atrás, mirando la ciudad que abandona con vacilación, pero luego vuelve a mirar al frente y sigue con la misión que su reina le ha confiado.

Pasan horas, incluso la luna se había puesto, iban demasiado lentos. Aegon podía llegar al lugar en unas cuantas horas, una dos si iba a toda velocidad, pero no podía dejar a los caballeros atrás, así que solo sigue la velocidad en la que iban. La noche cae y ya se encuentran en la región de Riverlands, llegarían al mediodía a la casa Bracken, pero no quería esperar mucho, ya habían perdido demasiado tiempo; decide que debe adelantarse.

-¡Me adelantaré para controlar un poco la situación, nuestros aliados no sobrevivirán mucho a este paso!.- el grito al segundo comandante; Steffon Darklyn, el cual miraba a Aegon con inquietud por lo dicho.- ¡Estaré bien, no bajaré mucho a la batalla hasta que ustedes estén en el lugar!.- le aclaro al Lord comandante, Steffon solo puede asentir con lo dicho de su príncipe y Aegon le ordena a Sunfyre que vaya más rápido.

Hay algo mal a primera vista en el horizonte, estaba acercándose a la casa Bracken, pero había algo raro, no había humo o el destello rojo de un pueblo quemándose, no había nada. Estaba seguro de que si Daemon decidiera atacar a los Bracken habría fuego, devastación total, el humo en el horizonte le haría ver eso. Pero. No. Hay. Nada.

<¿Por qué Daemon atacaría Bracken? Ese hombre no tiene nada, solo es un imbécil que tiene soldados de poca monta y que es un coño con hijos bastardos y amante... No hay nada para Daemon aquí, al menos que...>

En ese momento los ojos de Aegon se abrieron a la realización que le llegó. Fue una trampa, los Bracken los habían traicionado, habían hecho que saliera junto a una gran tropa de soldados de desembarco del rey, dejándola desprotegida; dejando a su familia desprotegida. 

Daemon atacaría desembarco del rey.

Asesinaría a su familia.

-Sikudi nopāzmi!. ¡amāzinon, Sunfyre, aderī! (¡Siete infiernos!. ¡Vuelve, Sunfyre, rápido!).- la orden se da y Sunfyre gira rápidamente y comienza a volar a toda velocidad de vuelta a desembarco del rey. En su volada se encuentra con la tropa, la cual estaban luchando contra otros soldados, que casualmente tienen escudos de la familia Bracken.- Hijos de puta.- Aegon gruñe al darse cuenta de que realmente habían sido traicionados y le ordena a Sunfyre quemar a los soldados que se encuentran algo alejados de sus propios soldados.

En un momento de adrenalina, Aegon baja del lomo de Sunfyre y saca su espada para comenzar a luchar en tierra, mientras que Sunfyre quema al resto. Lucha con su espada, atraviesa, corta y perfora a sus enemigos, la sangre de estos mismos se encuentra en su cuerpo y cuando parecía que ya habían acabado con el grupo, una espada que atraviesa su hombro es todo lo que siente. 

Se había descuidado.

-¡Príncipe!.- el grito de Ser Steffon es lo que escucha cuando la espada se retira y cuando él asesina a su agresor; se tambalea ligeramente, pero se mantiene de pie hasta que Steffon lo atrapa.-¿Dónde se encuentra herido, mi príncipe?.-

-Hombro derecho, el filo paso directamente.- informa mientras chasquea su lengua.

-Tenemos que curarlo, príncipe.- el caballero le dice, haciendo que Aegon negara con la cabeza.

-No, tenemos que volver a desembarco del rey ahora.- el caballero mira, pero niega.

-Tiene que ser curado, príncipe.-

-Mierda, no, tengo que volver a desembarco del rey ahora, tengo que salvar a nuestra reina, mis hermanas, hermanos y sobrinos.- 

-No puede salvar a nadie con esa herida, necesita que la curemos primero y vamos a necesitar un lugar para hacer eso.- Aegon aprieta sus dientes con fuerza, pero ante lo dicho del caballero mira fijamente hacia al horizonte donde se encontraba la casa de los Bracken y con odio en sus ojos soltó palabras rencorosas.