Flavia estaba en la cocina, el lugar como siempre se encontraba lleno y se encargaba de revisar todo.
-Pedro recuerda las reservaciones de mañana.
-Esta todo pactado señora.
-Perfecto. ¿Lo de mi esposa?
-Ya se envió.
-Ok. -sonrió.
Al salir su teléfono sonaba.
-Hola.
-¿Por qué eres tan perfecta?
-Así dice mi esposa. -llego a su oficina.
-Que mujer tan afortunada esa mina.
-La afortunada soy yo. -sonrió.
-Te amo.
-Yo te amo a ti. Lo sabes.
-Lo sé. Jamás se me olvida. ¿Cenamos está noche en el jardín?
-¿Cocinaras para mi?
-Ajá. Eres linda Flavia. -su tono era meloso.
-¿Crees?
-No, estoy segura. Me gusta que me pidas perdón. -sonrio.
-Ya. -rió.
-Paso por ti más tarde.
-Esta bien mi amor, aquí te espero.
-Linda, te amo.
-Te amo más.
Colgó.
...
Por otro lado Javiera seguía con el caso.
-Caceres mañana tenemos operativo, se debe revisar el lugar otra vez, hay algo que no acaba por cuadrarme.
-Ya Jefe.
-Tenemos que encontrar a esta mujer.
-Lo vamos a hacer.
-Por lo pronto es mejor que te vayas y revises unas cosas tranquila en tu casa y cualquier cosa me hablas. Yo también me voy, Teresa me está esperando.
-Ok, ya poh.
Recogió sus cosas y pasó al supermercado de camino a casa.
Decidió comprar cosas extras.
Al llegar comenzó a arreglar todo para cuando su esposa llegara.
Una hora después la vio llegar por las cámaras.
-¿Javiera?
Al adentrarse más la vio entrar del jardín.
-Hola. -sonrió.
-Hola mi amor.
Se acerco y rodeo su cintura con su brazo pegandola a ella, su mano libre sostenía su mentón.
-Estaba ansiosa porque llegaras. -beso la comisura de sus labios.
-Ya quería hacerlo, pero el trafico. -miró sus labios.
Rozo sus labios y hasta que al fin la beso.
Acariciaba su cuello mientras las manos de Flavia descansaban sobre su pecho.
-Eres adictiva. -pego su frente a la suya.
-Soy tan feliz contigo.
-Y yo contigo. -la miró. -Ya todo está listo afuera.
-¿Si? Que puntual. -sonrio.
-Tengo que levantarme temprano.
La vio alejarse a lavarse las manos.
