Al llegar a la casa era notoria la molestia de la inspectora.
Marta pregunto si cenarian y Flavia solo asintió antes de subir.
Al llegar al cuarto Javiera fue por su maleta y la revisaba ante la mirada de su esposa.
-¿Vas a seguir molesta Javiera?
-¿Debo reírme? -volteo a verla.
-Es que es totalmente incoherente lo que dices Javiera. ¿Cuándo te di motivos para que pensaras algo así? -se cruzo de brazos.
-Nunca. -admitió.
-¿Entonces? Jamás le daría alas a algo así y Angela lo sabe porque me conoce.
-Y de que manera. -su tono fue sarcástico.
-No me refería a eso Caceres. -negó.
-¿Caceres? Soy Caceres ahora. -se indigno.
-Ya por favor, dejemos eso, estas molesta por nada.
-¿Por nada? Esa mina esta detrás de ti.
-¿Crees que no soy capaz de hacerme respetar? ¿Crees que no voy a respetar nuestro matrimonio? O ¿a ti?
Su desconfianza comenzaba a molestarla.
-No fue lo que dije Flavia.
-Es lo que dejas ver con tus palabras, insinúas que te iras y la llamare a ella para meterla aquí, en tu cama. -camino al baño. -¿Quieres ir al viaje? Bien, no quieres hacerlo, no vayas, es tu decisión, no mía.
Azotó la puerta del baño con fuerza.
-Genial Javiera. -dijo sentándose junto a su maleta.
...
Flavia salió de la ducha y vio a su esposa guardar unas cosas en su maleta de maquillaje.
-Flavia, ¿Podemos hablar?
-Si sigues en la misma postura, no gracias. -encendió la secadora.
-Mi amor. -tomo el enchufe y lo quito del toma corriente. -Escúchame ¿si?
-Dime.
-Ya, se que me pase con lo que dije pero estoy celosa y sabes que molestas pensamos y decimos cosas que no corresponden. Discúlpame ¿si? -se acerco a ella.
-No piensas eso de mi ¿no es así?
-Jamás amor, sabes que digo estupideces a veces. -sonrió.
-Muy seguido diría yo. -bromeo.
-Oye..-rió besándola. -Que rico, aunque sabes a jabón.
-Claro que no. -se abrazo a ella. -Vamos a cenar.
-Ponte una bata.
-Si señora. -jugo.
...
Después de la cena subieron rápidamente a revisar que Javiera tuviera su maleta completa.
En la cama platicanan de los posibles planes en esos días.
-Ya sabes Javiera Caceres.
-Mi amor ya te dije que no. -rió. -No me iré de fiesta.
-Eso espero. -se refugio en su pecho.
-Cuídate mucho ¿si?
-Tranquila, lo hare. Dime algo.
-Dime. -acariciaba su cabello.
-¿Quieres amanecer con un poquito de sueño? -sonrió mirandola a los ojos.
