Flavia despertaba cuando su esposa entraba con el desayuno en las manos.
-Hola dormilona. Hasta que despiertas. -sonrió.
-Con pocas ganas, aún tengo sueño. -se cubrió con la almohada.
-Pero tienes que levantarte y hacer que el sol brille.
-Es mucho. -rió.
-No para mi. -llego a ella y la beso. -Te hice desayuno. El café huele riquisimo.
Flavia se sento sobre la cama.
-Estoy cansada. -sonrio.
-Ah pero querias una tercera ronda eh.
-¡Javiera! -se apeno.
-Es la verdad. -rio. -Martita esta haciendo un par de cosas.
-¿Tan temprano?
-Mi amor van a dar las 10am. No es temprano.
-¿Qué? Javiera es muy tarde. ¿No trabajaste?
-Si, fui y regrese pero en un momento ya debo irme. Desayuna que Bautista no tarda en regresar.
-¿Ya estuvo aqui? -bebia su cafe.
-Cuando me estaba yendo pero le dije que estabas durmiendo aún y que no te molestara. Prometio regresar.
-Ya se me paso casi mediodia.
-Ventaja de ser tu propio jefe, imaginate que yo hiciera eso en mi trabajo. -sonrió.
-Ay Javiera... -rió.
-Oye mi amor.
-Dime.
-¿Qué te parece si para tu cumpleaños salimos a cenar?
-¿Si?
-Si, anímate. Dime que si.
-Esta bien. -sonrió. -De seguro mis hermanos lo olvidarán otra vez.
-¿Por qué lo dices?
-Porque así fue con el anterior. Se acordaron días después. -sonrió algo desanimada.
-Ay mi amor, no te pongas así. Haremos lo que quieras en tu cumpleaños. Iremos al mejor restaurante. Aunque ese sería el tuyo. -sonrió.
-Yo digo que una cita más íntima. ¿No?
-¿Qué tan íntima señora Betancourt? -sonrió de lado.
-Muy íntima. -coqueteo.
-¿Ah si? -corrió la bandeja hacia un lado acercándose a ella. -Me encantas. -rozo su nariz con la suya. -Haremos lo que tu quieras.
-¿Lo que yo quiera?
-Lo que tu quieras. -la beso sentándose a horcajadas sobre Flavia.
...
-¡¡Martita!! -entro Bautista muy efusivo.
-¿Y a ti qué te pasa? -habló confundida.
-Soy un genio, hable ayer con la paca y me dio instrucciones para la fiesta de Flavia. -susurró.
-¿Si? ¿Ya?
-Solo que Javiera tiene que darme el "Ok." -mordio una manzana del frutero. -Tengo casi todo.
-¿Tan rápido?
-Tengo influencias. ¿Flavia aún duerme?
-No lo sé. La inspectora le subió desayuno.
-Ah ya. ¿Me regalas un cafecito? Y la espero aquí.
-Bien, ya te sirvo. ¿Todo es buena calidad?
-La mejor. -sonrió. -Oye Martita, ¿hace mucho trabajas con Flavia?
