Flavia servía la cena, esperaba que esta noche Javiera si llegara a cenar. Marta había salido con Bautista, dejó todo sobre la mesa y escucho el ruido de un carro.
Miro las cámaras pero la camioneta de su esposa no se veía.
Chasqueo la lengua, cuando giro para arribar escucho las ruedas rechinar sobre el asfalto.
Al salir ya nadie se veía.
-Que extraño po.
Cuando iba a regresar ahora si vio la camioneta de su esposa entrando.
Sonrió y decidió esperarla.
Javiera bajo.
-¿Qué haces aquí afuera? -pregunto.
-Creí que... no nada, que bueno que viniste. -sonrio.
-Huelo horrible, tuvimos operativo. -la beso de picó.
-Duchate y te espero en la mesa ¿esta bien?
-Dale mi amor.
Entraron juntas. Flavia reviso una vez más la cena mientras su esposa se daba un baño caliente.
...
Al bajar y llegar a ella la tomo de la mano haciendo que se pusiera de pie.
-Ahora si puedo comerte a besos, hoy no estaba digna.
Con sus manos las llevo detrás de su espalda y acabo por acercarse para besarla.
El contacto cálido calmaba cualquier estrés.
-¿Cómo te fue hoy? -acaricio su mejilla.
-Necesito regresar a las vacaciones. -se escondio en su cuello.
-Ay Javiera. Por lo pronto cenemos y subimos a la cama ¿ya?
-Esta bien, ya hace frío, me encanta. -beso su cuello y se sentó a la mesa.
-También me gusta. -sonrió.
-¿Cómo te fue en el trabajo mi amor?
-Muy bien Javiera, el lugar se ocupa por completo. -sonrio emocionada.
-Era obvio, eres la mujer más empoderada que hay, cocinas delicioso y optas por cosas muy buenas, incluyéndome. -aseguró.
-Cálmate ¿Quieres? -rió. -Pero si, en eso tienes razón.
-¿Hay algo próximo?
-Lo habitual mi amor, nada más. ¿Mañana vas temprano?
-Le dije a Gonzalo que me quedaría unas heridas a descansar. ¿Crees poder quedarte conmigo?
-Ya, le avisaré a Bautista. -sonrió.
-Genial.
-Come, come que hice tu pasta favorita.
-Eres la más linda. -se acerco y la beso.
-Después de ti. -le guiño el ojo.
...
En la mañana Flavia despertó y volteo a ver a su mujer que dormía plácidamente.
Se acerco más a ella y la abrazo, Javiera ronroneo pero no se despertó hasta que su teléfono sonó.
-No puede ser. -bufo.
Tomo su celular y respondió.
-Te lo dije Gonzalo... aja, ya pue', ya voy. -colgó.
-¿Todo en orden?
-No, ¿te molesto si me preparas un café en mi termo?
-Claro que no, cámbiate tranquila y te haré algo ligero.
