Flavia junto a Bautista lograron quitar a Javiera de encima de Angela.
-¡Ya Javiera, quédate quieta! -la pelirroja la empujó con su cuerpo hacia atrás.
-¡Te lo advertí! -dijo tocando un rasguño en su pómulo.
-¡Eres una salvaje! -grito la pelinegra. -¿Qué haces con una mujer así?
-¡Lo que no hace con una mujer como tú! -dijo orgullosa.
-Ya para Javiera, ya. -hablo su esposa molesta.
-¿Vas a defenderla?
La pelirroja se limito solo a verla.
-Vete de una vez Angela, Bautista por favor.
-Vamos linda, no hagamos esto más grande. -Bautista intentaba sacarla de allí.
-¿En serio Flavia? Ve como me dejo, me rompió el labio, daño mi pelo.
-Extensiones dirás, sentí los broches. -lanzó la inspectora.
-Ya. -Flavia negaba.
-Voy a demandarte. Te lo prometo. -amenazo.
Salió de allí sin que la ayudaran y cerró la puerta en el rostro del asistente.
-Déjanos solas por favor.
-La paca va a dormir en el sofá hoy. -bromeo.
-Ya Bautista, largo.
-Si señora. -rió mirando a la pelicastaña.
Él salió y Flavia fue a uno de los muebles, abrío y saco un pequeño botiquín.
-Siéntate ahí.
Javiera prefirió hacer caso y se sento frente a su mujer.
Flavia se coloco entre sus piernas.
Tomo algodón con un poco de alcohol y lo coloco sobre la pequeña herida.
-Suave. -se quejo alejando el rostro.
-Te aguantas, nadie te dijo que te pelearas así.
-¿Debía permitir que siguieran molestando a mi esposa en mi cara? ¿En serio?
Nuevamente su esposa coloco el alcohol.
-Hey. -sujeto su muñeca.
-No me gusta que seas violenta y no lo justifico tampoco pero todo esto estaba saliendose de control.
-Para eso tienes a tu mujer, que resuelve.
La nalgueo pegandola a ella.
-Ya Javiera, no tengo ánimos.
-Aún estoy algo furiosa. -la apretó con ambas manos.
-Ya Javiera, hablo en serio. Sabes que no me gusta que andes por ahí golpeando gente.
-Era Angela.
-Sigue siendo gente. -se alejo.
-Se me olvida que es tu ex. -se puso de pie.
-Deja la bobada.
-Deja eso ahí, mejor ve a revisarla a ella que quedo peor. -la aparto.
-Javiera ya por favor.
-La veo por acá y te juro que le va a ir peor.
Tomo su mochila y salio de allí cerrando la puerta con brusquedad.
-Estupendo. -dijo Flavia a la vez que negaba.
...
El día había transcurrido tranquilo, Leiva mandó a llamar a Javiera ante una "queja".
Ya sabía porque lado venía, no podía siquiera negar lo cuando en su rostro estaba la prueba.
Le reclamo que estuviera metida en "riñas" con el arma de reglamento en su cinturón.
Al llegar a su casa Marta le acercó un jugo a la sala mientras veía la televisión.
Su esposa llegó cuando servían la comida.
-Que frío está haciendo aquí. -se quejo al entrar.
-Señora lo baje por la inspectora que tenia calor.
-Si, hace calor..-respondió secamente.
-No te preocupes Martita, después de comer me daré una ducha de agua caliente.
-¿Segura?
-Si, tranquila. ¿Me sirves? Iré a lavarme las manos.
-Claro señora. ¿Vino?
-Solo agua por favor.
Camino a la cocina y lavo sus manos, al regresar a la mesa Javiera ya comía.
Se sentó en silencio y así tal cual sucedió durante.
Más tarde subió su cuarto, busco el pijama en sus cajones y entró al baño mientras la inspectora terminaba una llamada.
Abrió las llaves y sonrió al sentirla en su cuerpo.
-Necesitaba esto. -masajeo su cuello.
Un par de segundos después un par de manos acariciaban sus hombros.
Volteo y allí estaba ella.
-Creí que seguías molesta.
-Lo estaba pero sabes que soy impulsiva y no debi molestarme. ¿Me perdonas?
-Claro que si, yo no estaba molesta contigo, solo que sabes que no justifico la violencia.
-Ya, yo se pero debes de entender que no podía seguir permitiendo que esa mujer te acosara de esa manera.
-Lo entiendo mi amor. -la beso mientras metia sus manos acariciando su nuca.
Las manos de la inspectora abrazaron el cuerpo de la pelirroja pegandolo al suyo.
-Te extrañe demasiado. -dijo en la pausa del beso.
-Tanto como yo a ti. -la volteo rápidamente haciendo que apoyara sus manos sobre la pared de la ducha.
Comenzó besando su nuca, siguió por su espalda mientras apretaba sus senos con delicadeza.
Los gemidos no demoraron en aparecer.
Flavia disfrutaba las caricias de su esposa.
Javiera nuevamente se sentía en su hogar, de regreso.
