felicidad y peleas

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Por Poché:

Una sonrisa en mi rostro se notaba hace más de dos horas, pero aparte de la gran sonrisa, tenía miedo, muchísimo miedo.

Y es que era de esperarse.

Cantarle a la hija de la vecina y a mi Calle, no era nada fácil.

Aunque pasara algo sabría que ella estaría para mi, pero no sé muy bien después de lo último que pasó.

Por otro lado esto era por ella y para ella.

Era una canción para ella.

- linda canción - asentí sonriente.

Un mensaje llegó a mi celular.

Era mi novia preguntándome en dónde estaba.

- te amo - susurré aunque ella no me escuchara.

- mamá Calle, ¿No? - asent con una sonrisa nerviosa.

- tú te sabes esta canción, deberías animarte, no sería correcto que yo le cantara a la pequeña - reí un poco por los repentinos pensamientos que pudieran pasar por la cabeza de las personas al escucharme.

- pero... -

- ningún pero - le dije poniendo una pequeña silla más en el escenario.

Listo.

Convencí a mi pequeño.

- aquí está la letra, claro que sí te olvidas estará aquí - el asintió mientras agarraba aquel ukelele que le había regalado.

En sí era para mí, pero a él le gustó más y yo me compré otro.

Me gustaba porque mi hijo y yo practicabamos juntos y nada saldría mal.

- tú cantas esta parte del párrafo - le dije haciéndole recordar lo que ya habíamos hecho.

El solo asentía a todo lo que le decía y es que parecía nervioso y hasta un poco mal.

- ¿Estás bien? - le pregunté al ver su rostro un poco pálido.

- creo que tengo pánico escénico - susurró despacio.

- tranquilo, ¿Si? - no podía decirle que yo también lo tenía. Ahí si todo fracasa - solo estará ella, su madre, la novia de la madre y mamá Calle - hablé acomodando su micrófono de acuerdo a su tamaño - piensa en ella. En lo feliz que se va a sentir después de escuchar tus palabras y cantar para ella.

La verdad es que me lo estaba diciendo yo, ya que yo era la que necesitaba más aliento.

De verdad que me sentía muy nerviosa.

- ¿Por qué te da nervios? - susurré para mí misma.

Tal vez no tendría tanto miedo después de lo de aquella noche y es que el miedo en mi cuerpo creció más desde ese momento.

Dejando aquellos pensamientos de lado, le mandé mensajes a mi novia.

Ella ya podría venir al teatro.

Y sí.

Compré un teatro para poder cantarle. Pude haberlo rentado, pero lo quise comprar.

Capaz nos sirva más adelante.

Junto a Sali ensayamos un poco, tocamos un poco,  cantamos un poco y la verdad no se escuchaba nada mal.

Eres mi gran amor - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora