46- Potencia Tate.

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Pov Kylie

La manera en la que me miraba, y miraba mi vientre, me hacía sentir intimidada, a su vez, protegida por esos poderosos músculos blanqueceos.


Sus ojos se hicieron negro, tan pronto despertó del desmayo, y con ello, el silencio que mantenía mientras no dejaba de observarme de pies a cabeza, analizando e inspeccionando mi cuerpo, buscando otra confirmación de que, la potencia de apellido, Tate, no solo se medía encima del ring de boxeo.

Seguíamos en el hospital, en espera de que, mi ginecóloga obstetra de confianza, saliese de atender un parto de emergencia para proceder a controlar mi embarazo, mi muy embarazo de sorpresa. Se suponía que es estéril, y que, por ende, no podía embarazar a ninguna mujer, y luego me desmayaba, me vomitaba, y un pequeño Tate, se engendraba en mi vientre.

Un bebé del amor de mi vida, mi preciosa, salvaje, y poderosa chica de los bíceps de acero. Un bebé que no fue planeado, porque obviamente se concibió sin intención. Un bebé que amaremos tanto como a mi niña de rulos brillantes.

Tenía que hablar con, Stormi, y contarle que, su sueño de tener un hermano menor, se haría realidad, y que no se trataba de un hombre el que me embarazó sino una mujer que me hacía estremecer del gusto con un solo beso, una solo toque o sencillamente una sola mirada.

Sonreí enternecida, y me acomodé en la camilla, teniendo como resultado, su desplazamiento rápido, y casi en borrón, de mi montaña de músculos.

-No -gruñó desde lo más profundo de su garganta- No puedes moverte -negó-.

Reí, y con delicadeza, sus grandes manos impidieron que volviera a moverme. Sus facciones de escrutinio, se suavizan, y la preocupación se comienza a reflejar.

-¿Qué sucede? -fruncí el ceño-.

-No vas a moverte porque puedes abortar -cruzó sus brazos-.

Me podía burlar, pero esos dos tremendos bíceps se abultaron al punto de tensar el músculo de una manera tan exquisita que me volvía loca, llamándome la atención, lucían más grandes de lo normal, y que su precioso cabello oscuro como su conjunto deportivo, esté desordenado, sus labios rojos, y mirada tan ceñida, con las cejas convertidas en una, le daba una imagen tan poderosa, como aquella vez en que la conocí, y me invitó a su casa, dejándome ver su amado cabello, hecho un desorden.

Jamás me cansaría de ver a esta increíble mujer estar en su hábitat, uno donde la rudeza, y el ser iracunda de pura imagen, le daba un aspecto primitivo, y sexual.

-No abortaré, si me muevo -sonreí con ternura-.

-¿Qué me lo asegura? Nadie, absolutamente nadie más asegura que si te mueves, mi bebé saldrá de tu vagina, y bastante me costó hacerlo -demandó-.

Es vulgar, y tierna. Se suponía que nadie puede ser blanco, y negro, vulgar, y tierno, al mismo tiempo. Luego aparecía mi preciosa luchadora, diciendo vagina con todo el descaro del mundo, y...

Dijo, mi bebé.

Sabía que no se lo creía, que aún es un poco sorprendente para ella, y eso le produce un enorme sentimiento de confusión, y emoción. Sé que, será una excelente mamá, una que lo consentirá, y llevará a todas las peleas para que sepa que, su mamá, es la jodida campeona del mundo, mi campeona, mi mundo. Aun así, algo me decía que ella no se sentía segura, y no, no por el nacimiento de un bebé que no creyó que tendría nunca, sino por la manera en la que, llevaría su crianza.

-¿Quieres que te recuerde que, ya estuve embarazada? -sonreí-.

Me miró con los ojos entre cerrado, con una firmeza en su mirar que me hizo pensar, en lo bien que se sentiría el poder entrar en su cabeza, y saber lo que sucedía. Sentía la necesidad de entrar en su cabeza para saber lo que sucedía dentro de ese mar de profundos pensamientos que, por más que lo desee, se me hacían difíciles de descifrar. Remmy, es del tipo de persona cuya personalidad, acciones, hábitos, todo, absolutamente todo, es incierto.

Sus ojos están negros, y no entendía el por qué, si se suponía que eso sucedía cuando su mente se encontraba en conflicto con sí misma. Hasta donde sé, no se ha ido de mi lado, por ende, no se ha sometido a situaciones que la ponían bajo presión, y si era por el tema de mi repentino embarazo...

¿Duda de que sea de ella?

Es entendible. Por más que quisiera negarlo, es entendible que ella dude de sí, mi embarazo, fue ocasionado por ella. Maldita sea la hora en la que acepté ir con, Travis, y aunque no pasó nada comprometedor, había motivos para que dude de mí.

La entendía.

Es tan firme en sus decisiones, y es una mujer que ha pasado por mucho, eso alimentaba, como madera al fuego, mi miedo por su lejanía, ante un método de protección a sí misma. No quiero que me deje.

-No crees que, este embarazo, sea tuyo, ¿Cierto? -jugué con mis dedos-.

-Es mío, porque con esto... -señaló su zona intima- Te lo hice, así que, es mío, como tú -sonrió con arrogancia- Mío, mío, mío, solo mío, mi bebe -agitó sus hombros-.

Verla celebrar con pasos de bailes, sin ritmo alguno, sonriendo con una arrogancia que es muy típico de, Blue, y una sorpresa que, en su par de esmeraldas brillantes, se reflejaban con una alegría que me hipnotizó. Remmy, es una mujer sombría, salvaje, primitiva, seria, y de pocas palabras, por lo que, tenerla agitando sus hombros por toda la extensión de la clínica a donde me trajo, es tan extraño como verla usando pantalones cortos de mezclilla.

LOVE ME HARDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora