1. Barcelona

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Capítulo 1

Barcelona

ARA

El calor es asfixiante. Más aún cuando la masa de turistas te engulle en las calles del centro o en las estaciones de metro. Por suerte para mí, ya casi estoy en casa.

Hace una semana que llegue a la ciudad de Barcelona. Todo es tan diferente de mi casa, un pueblo de Madrid. Estoy aún aprendiendo a manejarme por la ciudad, conocer sus calles e intentar no perderme cada vez que tengo que salir a comprar el pan.

Lo cual ha pasado ya las suficientes veces teniendo en cuenta que no llevo aquí más de siete días.

En esto de orientarme, aunque no sea mi fuerte, he tenido suerte.  Mis compañeras de piso están siendo de gran ayuda. Intentan acompañarme cada vez que pueden y tratan de no reírse cuando hablo mi penoso y aún en proceso de aprender catalán.

Abro la puerta de casa y el olor a queso fundido me golpea como una bofetada. Lucía debe de haberse hecho uno de esos sándwiches de jamón y queso que le gusta merendar.

—¿Ya estás en casa?—pregunta la morena asomándose por la puerta de la cocina.

—¿A ti qué te parece?—le respondo quitándome las zapatillas y colocándolas en el pequeño zapatero que tenemos en la entrada. Este es un piso de chicas limpias.

—Ara siempre de tan buen humor.—responde Inés desde el salón.

Las tres vivimos en un pequeño apartamento en la zona de las afueras de Barcelona. Me mudé con ellas hace una semana, tiempo justo para ajustarme al ambiente antes de empezar las prácticas en la empresa de periodismo que me ha aceptado.

Las dos vivían el año pasado con otra chica más que se fue de Erasmus y dejó el hueco libre. Somos polos opuestos pero la convivencia de momento funciona.

Y eso es lo importante.

Lucía es morena, adicta a los sándwiches de jamón y queso. Le gusta la moda y de hecho es eso lo que estudia en una prestigiosa escuela de Barcelona. Es de un pueblo de Tarragona y por lo que me ha estado contando suele ir a ver a sus padres y a su novio bastante a menudo.

Como estoy más sola que la una pues no tengo ese problema.

Inés tiene el pelo negro, cortado a la altura de los hombros y es vegetariana. No hace más que quejarse de los sándwiches de Lucia y de recordarnos que el planeta no va a salvarse solo. Estudia ciencias del mar y es de Granada, así que lleva el arte en las venas.

Y luego estoy yo, la nueva adquisición. Último año de periodismo, rubia y adicta al gimnasio. Estudio periodismo deportivo y eso hizo que me enamorara aún más de toda actividad física. Supongo que por eso el FC Barcelona me aceptó en su departamento de comunicación para hacer las prácticas. Ya sabía yo que mi esfuerzo dando clases de fútbol al club femenino de mi pueblo serviría de algo.

—¿Cuándo dijiste que empezabas las prácticas? — me pregunta Lucía emergiendo de la cocina con lo que queda de su merienda.

Parece que tenía demasiada hambre como para esperarse a llevarla al salón.

— Mañana. Estoy de los nervios. — respondo sentándome en el sofá al lado de Inés, que hace un gesto de desagrado en dirección al sándwich de Lucia.

—¿Qué vas a ponerte?— La verdad es algo que no he decidido aún.

—Deberías plantarte ahí con una camiseta del Barça.—comenta Inés con una risita.

—Ni se te ocurra.—grita la castaña— Tienes que parecer profesional.

—Ponte la camiseta con un traje.—contraataca Inés.— Business casual ¿no?

—Me estáis poniendo de los nervios las dos.—suspiro abriendo Instagram.— Voy a buscar inspiración en redes sociales. Igual puedo copiarle el outfit a alguna influencer.— las dos se miran y sin cruzar palabra se echan a reír. No sé en qué momento se han aliado contra mi pero prefería cuando estaban atacándose la una a la otra. — Sois de lo peor.— las respondo con una mirada acusadora. Ellas simplemente se encogen de hombros para luego volver a reírse. 

Lo que hay que aguantar.

En realidad, no creo que la ropa que me ponga sea muy importante. Obviamente quiero causar una buena primera impresión, pero a fin de cuentas lo importante es cómo haga mi trabajo no como de elegante me presente en la oficina. De nuevo, es periodismo deportivo, no una pasarela de moda.

¿No?

Sin darme cuenta he abierto la página del FCBarcelona. La verdad es que no puedo creer aún que me dieran la oportunidad. Normalmente las prácticas no se hacen en sitios tan de élite, pero cuando le pregunté a los responsables de comunicación y me aceptaron, mi universidad no tuvo otra opción que dejarme hacerlo, no podían negarme una oportunidad así.

De todas formas, estoy nerviosa. No conozco aún las funciones que me van a asignar, ni quienes van a ser mis compañeros de trabajo. Y peor aún, me da miedo confundir a los jugadores o que piensen que no conozco de qué va el fútbol. He visto suficientes partidos a lo largo de mi vida como para que no se me tome en serio ahora.

En fin, quiero dejar de darle vueltas a la cabeza. Lo único que estoy haciendo es ponerme más nerviosa si se puede y al ritmo que voy para cuando llegue mañana se me va a haber olvidado hasta mi nombre.

—¿Vas a ir hoy al gimnasio?—me pregunta Inés distrayéndome del bucle de pensamientos que se estaba formando en mi cabeza.

—No pensaba, aunque igual debería.—digo hablando más para mí misma que para ella.—Tengo la cabeza dando vueltas.

—Vente con nosotras a la playa, seguro que te ayuda a desconectar.—me responde Lucía desde su habitación. El apartamento es tan pequeño que no hay espacio para las conversaciones privadas.

—Deberías, tomar el sol te va a venir genial.—me anima Inés. La verdad es que soy bastante pálida. Supongo que tienen razón.

—Me habéis convencido, voy a ponerme el bañador.

En mi cuarto rebusco en los cajones hasta encontrar uno de los tres bañadores que me he traído. Es rojo y resalta con mi color de piel. Un par de minutos más tarde las tres estamos listas y embadurnadas de crema hasta las cejas, esto último cortesía de Inés que dice que no hay nada peor que quemarse entera y parecer una langosta en tu primer día de prácticas. No soy una experta, pero creo qué tiene razón.

Veremos si con un poco de suerte consigo calmar mis nervios hasta mañana.

By chance | GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora