39. Costumbre

4K 132 2
                                    

Capítulo 39

Costumbre

ARA

Despertarme en las sábanas de Gavi es algo que está empezando a volverse costumbre. Y no sé cómo sentirme al respecto. El caso, es que es la tercera vez que pasa esta semana. Y es un problema, porque entre que no tenemos los mimos horarios y que desde donde vive hasta mi casa hay poco transporte público, estoy empezando a arriesgarme a llegar tarde.

Y no puedo, porque Jorge, mi jefe, está encantado con mi trabajo. Y más me vale que siga siendo así.

—¿En qué piensas?—pregunta trazando circulitos alrededor de mi ombligo. Sus yemas acarician mi piel, ya expertas. Ha tardado poco en aprenderse mis puntos débiles, y los explota a su gusto.

La luz se cuela por las cortinas, por suerte para los dos hoy es sábado. Bueno, suerte para mí, porque Gavi tiene partido. Así que para él es otro día más de trabajo.

Las dos últimas semanas las hemos pasado de esta manera, viéndonos a escondidas de Pedri y de forma intermitente. Es cierto que el futbolista está empezando a caerme cada vez mejor, y que nuestra amistad siento que en cierta manera está avanzando hacia algo más. Pero no estoy segura de querer dar el siguiente paso.

Por dios, si ni siquiera se lo hemos contado a Pedri, que es básicamente el mejor amigo de los dos. Es como una cuenta atrás que en cualquier momento va a llegar a cero. Tenemos que hacerlo pronto, pues si no va a ser mucho peor.

—En esto.—le respondo. Mi comentario le pilla desprevenido, porque aleja su mano de mi piel desnuda y se recoloca en el cabecero de la cama.

¿Momento serio? Vaya.

—¿Qué quieres decir?—me mira a los ojos con duda en ellos. Me he dado cuenta, que Gavi, por muy seguro que parezca, también tiene sus miedos.

—No sé, simplemente pensaba en a donde nos lleva esto, si es que nos lleva a algún sitio.—respondo, sujetándome el puente de la nariz.

—¿Tú que quieres que pase?—pregunta tirándose del flequillo. Me he dado cuenta de que es un gesto que hace cuando está nervioso. Lindo.

—No sé. Estoy bien ahora, y con eso me quiero quedar.—él asiente.

La conversación se queda ahí, porque pillándome desprevenida, comienza a dar besos por mi mandíbula y por mi cuello. Y ya os podéis imaginar cómo acaba el resto.

No suelo ir a los partidos que no me toca trabajar, sobre todo porque pese a que adoro el FCBarcelona, no es mi equipo de fútbol favorito. Pero esta vez ha sido Lucía, la que sorprendentemente ha suplicado que fuéramos. Y bueno, tengo descuento de empleada, así que hemos decidido ir.

Todo por mis amigas o algo así.

Nunca hemos ido las tres juntas, así que creo que va a ser una tarde muy especial. El partido es contra el Getafe, y espero que lo ganen porque ya me joderia ir a ver un partido y que encima lo pierdan.

Vamos me burlaría de los chicos por lo menos durante la próxima semana. Y no porque se trate del Getafe, es porque no pueden perder.

Lucía lleva la camiseta de Ansu. En la grada no tiene que disimular, porque estamos a bastante distancia del banquillo y a nadie le va a sorprender que una chica lleve su camiseta. Yo llevo la de Pedri porque sé que le hace ilusión que me la ponga, es la primera que me regalo cuando nos empezamos a hacer amigos. Inés lleva una de Gavi, que se la he cogido del armario esta mañana.

Parecemos un grupo de chicas más completamente obsesionadas con los futbolistas del momento. Y nada dice que no lo seamos, porque últimamente, mi fijación con cierto centrocampista está alcanzando los niveles de fan.

Y pensar que no lo podía ni ver.

Y así llegamos uniformadas y con nuestras palomitas, listas para apoyar a nuestros amigos. Y bueno lo que sean Lucía y Ansu que aún no me ha quedado claro.

—¿Sabíais que nunca había ido a un partido de fútbol?—nos cuenta Lucia. Se la nota muy emocionada, eso es lo que sea empezando a hacer que me plantee si la próxima vez que trabaje me la encontraré en la grada de los familiares y amigos.

Estos dos están avanzando bastante rápido.

Necesito que me cuenten bien la historia de cómo empezaron juntos, porque cuando me fui al mundial Lucia y Guille estaban peleados y cuando volví lo habían mandado todo a la mierda y Ansu estaba consolando a mi amiga.

No me voy a quejar, porque él es de mis mejores amigos también y sé que es un chico increíble. Así que yo encantada.

—Yo he ido a unos cuantos.—comenta Inés.—Cuando vivía en Granda íbamos mucho. No es un equipo muy conocido, pero somos bastantes fans. Me siento que les estoy traicionado.

—¿De ahí es Saiko, no?—pregunto, me suena que el cantante es muy fan del equipo. No estoy segura, porque yo solo le sigo de las canciones que ha hecho con Quevedo.—La verdad es que te entiendo, esto se siente como una traición para mi querido Atleti.

—¿No se enfrentan pronto?—me pregunta Lucía. El partido acaba de empezar y no tardan en oírse los cánticos por las gradas.

—Metiendo el dedo en la herida.—me pica Inés. Lleva siendo tema de burla en la oficina desde que confesé que era fan del conjunto rojiblanco.

—La semana que viene literalmente. Y encima me toca cubrirlo.—me quejo. Adoro trabajar, pero va a ser molesto tener que fingir ir del lado del Barsa cuando mi equipo está también jugando.—Parece que Jorge lo ha hecho aposta.

No tengo duda de que lo ha hecho, en realidad. Le amo pero le odio.

—Probablemente.—comenta Lucía, pero sus palabras quedan apagadas cuando hay un tiro a puerta. No acaba en gol, pero los gritos hacen que sea imposible seguir hablando.

—Es que encima va a estar Morata, que me ha visto todo el mundial.—me sujeto la nariz molesta.—¿Cómo de raro es pedirle una foto a De Paul mientras llevo la camiseta del FCBarcelona?

—Mucho, pero seguro te la concede si se lo explicas. Igual te fichan en Madrid, conociéndote todo es posible.—se encoge de hombros Inés.

—Pero entonces me tendría que ir a Madrid, y ¿qué haría sin vosotras?—Inés sonríe como si le hubiera dicho la cosa más bonita del mundo. Qué fácil es ponerlas contentas.

—¿Qué harías sin Gavi?—añade Lucía en un susurro.

—Oye, que aquí nadie ha comentado nada sobre la camiseta que llevas.—todas tenemos mucho que callar, así que más vale que no se meta conmigo.

—Touché.—me responde en francés. Igual debería empezar a practicar para pedirle la foto a Griezman.

El partido al final lo gana el Barsa, y aunque sé que a las chicas les gustaría bajar a celebrarlo, no puedo arriesgarme. Es una situación peliaguda, que tres chicas random se cuelen a una celebración de jugadores. Demasiado sospechoso.

De todas formas, la vuelta a casa es igual de divertida que el resto del partido. Estoy tan agradecida de tenerlas en mi vida. Sobre todo ahora que Lucía es mi cómplice, y podemos comentar como se siente el escabullirse para que no te pillen.

Algún día las cosas saldrán mal y se irá todo al traste. Pero hasta que ese día llegue, las dos tenemos claro que pensamos disfrutar del momento.

By chance | GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora