17. Obviamente sé de fútbol

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Capítulo 17

Obviamente sé de fútbol

Ara


La casa de Gavi es enorme, sobre todo teniendo en cuenta que vive solo. Comparada con esto, mi apartamento compartido es un cuchitril. Es una mansión de verdad. Podría caber el piso que comparto con las chicas doce veces aquí dentro.

O tal vez sea una exageración.

No está muy decorado, tiene pocas fotos, aunque puedo distinguir unas cuantas de fútbol. También tiene con sus amigos y su familia. Por lo demás, los objetos son estilo Ikea, y puedo notar la mano de su hermana, en la forma de colocar las cosas.

Sigo al sevillano por los pasillos, no me apetece perderme porque seguro que aparezco en Narnia o algún mundo paralelo. Esta casa es de verdad, un laberinto.

El salón es de colores blancos y grises y tiene un sofá enorme, ideal para invitar a amigos a ver partidos de fútbol. Supongo que esos deben ser el tipo de planes que hacen los futbolistas. Al final nosotras en el apartamento hacemos lo mismo, solo que con películas y series de Netflix.

Que, por cierto, Lucía se ha visto un par de capítulos sin nosotras, tengo que decírselo a Inés y planear una venganza.

—Siéntate, no hace falta que te quedes de pie.—me dice Ansu, que se lanza al sofá y coge uno de los cojines del Barsa como almohada. Las zapatillas las hemos dejado todos perfectamente colocadas en la entrada, y ahora los calcetines de Nike son visibles.

Me hace gracia que los tres lleven los mismos.

Me siento a su lado bastante incómoda, no soy muy de ir a casas de desconocidos, y al final estos chicos son eso para mí. Vale que les sigo en redes sociales y trabajo con ellos, pero sigue siendo súper raro. Si estuviera Pedri, desde luego sería más fácil. Por no mencionar que son famosos millonarios, eso no me ayuda a desenvolverme.

—¿Queréis algo de beber?—grita Gavi desde la cocina.

Ansu pide una CocaCola y yo un vaso de agua. Rápidamente el sevillano aparece en la sala con las bebidas y una bolsa de palomitas.

—Saltándose la dieta—bromeo. La risa se le contagia al chico que tengo al lado.

—Creo que Gavi es el único que la sigue.—continua la broma Ansu, a lo que Gavi nos pone los ojos en blanco y lanza un cojín hacia su amigo. Guerra de cojines azul-granas, divertido.

Sorprendentemente se sienta a mi lado, dejándome en medio y haciéndome un sándwich de futbolistas. Enciende la tele y el partido ya ha comenzado, nos hemos perdido los dos primeros minutos, lo cual, por la cara que ponen ambos, demuestra que están molestos.

Ya somos tres.

—Qué conste que ha sido culpa de Pedri, yo hubiera llegado sino a tiempo.—se queja Gavi.

—Eso son excusas, no quiero saber lo que estabais haciendo.—le responde su amigo con la boca llena de palomitas.

—Discutir como siempre, eso es lo que hacíamos.—no quiero más insinuaciones de esas, yo he venido a ver fútbol, no a que me acusen de tener algo con el imbécil número uno del club.

—Tranquila rubia, que lo digo de broma.—me dice Ansu dándome un cojínazo. Con que esas confianzas tenemos, eh.

Bien, bueno saberlo.

El partido va bien, aunque puedo notar como mis acompañantes se ponen cada vez más nerviosos cuando se acerca el final de la primera parte y el marcador sigue a cero.

By chance | GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora