Epílogo

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Epílogo

GAVI


—Sofía ven aquí.—las dos coletas rubias aparecen de debajo de la cama.

Lleva todo el día correteando por la casa con una sonrisa de oreja a oreja.

No todos los días se cumplen tres años.

Cojo a la pequeña en brazos, tenemos que bajar a la cocina. Los invitados están a punto de llegar y Ara está sola en la cocina con Mateo. No es plan de que se encargue ella sólo de todo.

—Tito Pedri.—exclama la mini rubia cuando ve a nuestro amigo en la puerta de casa. Ara ha debido de hacerlo pasar en lo que nosotros bajábamos, me ha costado un poco pescar a la rubia. En cuanto se fija en el regalo que lleva en sus brazos, se suelta de mi agarre y echa a correr hacía él.

—Pedri más te vale venir a saludar y darme un abrazo.—le grita Ara sujetando con una mano el teléfono del pinganillo con el que abrimos la puerta. Algunas cosas nunca cambian, y el paso de los años no ha afectado a nuestra amistad. Cada día que pasa somos más amigos que el anterior.

Sofía sujeta del dedo a Pedri, y le guía hasta la cocina, donde su madre tiene a Mateo en un brazo y con otro termina de colocar las velas en la tarta.

No me creo ya que hayan pasado tres años.

—Tiene los ojos de Gavi.—sonríe Pedri haciendo reír a Mateo. Tiene un año recién cumplido y está en ese punto en el que absolutamente todo le hace gracia.

El centrocampista lo dice como si no hubiera visto al bebé desde el día en que nació. Pero todos sabemos que eso no es así, el chico viene todas las semanas y cuida de nuestros hijos como si fueran los suyos.

—Esperemos que hereden el talento también.—Ara está convencida de que nos han salido al revés. Mateo es el que va a ser periodista y Sofía la futbolera.

Es verdad que la rubita se pasa el día corriendo detrás de la pelota. Pero yo creo que es demasiado pronto para saberlo.

—¿Cuando llegan el resto?—pregunta Pedri abriéndose una lata de Nestea. Mañana tenemos entrenamiento, así que va a ser una fiesta sin alcohol. Como casi todas.

Aunque ahora que tenemos niños, ya no tenemos tantas ganas de fiesta. Al menos nosotros.

—Nuestros padres vienen el fin de semana.—seguimos viviendo en Barcelona, así que no es tan fácil reunirnos todos. Aurora es la que más viene, pero aun así los abuelos no pierden oportunidad de ver a sus nietecitos.—Pero las chicas tienen que estar al caer.

Desde que tuvimos a los niños, las amigas de Ara no hacen más que pasar tiempo en casa. Son como Pedri, tías adoptivas de los pequeños. Al final la casa no deja de estar a rebosar de gente.

—¿Lucía viene con Ansu? Necesito apoyo masculino.—esos dos van a rachas, pero parece que últimamente han optado por quedarse juntos. Los dos se quieren muchísimo, pero la fama a veces se mete en el camino.

Lucia se pasó muchas noches en nuestra casa, huyendo de la prensa y pidiéndole consejos a Ara, cuando hizo pública su relación. A todos se nos hizo cuesta arriba en su momento.

—Claro que vienen, están en época de pack indivisible.—bromeo.

Sofía tira de mi camiseta llamando mi atención, tiene ganas de jugar.

—¿Quieres venir con el Tete?—le propone Ara. La rubita asiente y su madre les coloca a los dos juntos en la encimera.

Nunca pensé que podría ser tan feliz, pero esta familia es lo único que quiero.

By chance | GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora