7. Kebab

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Capítulo 7

Kebab

ARA

Estoy introduciendo la llave en la cerradura, cuando la puerta de nuestro micro apartamento se abre de golpe. Del susto, pego un salto hacia atrás y me choco con el timbre del vecino, haciendo que suene.

Joder, que maravilla. Soy literalmente la persona más torpe del edificio.

—No se puede ser más patosa.—dice Inés, que es la culpable de que tenga una mano sujetándome el pecho, aun recuperándome del susto. Tardo un par de segundos más en recuperar la velocidad normal de los latidos de mi corazón.

—Eres tú la que ha abierto la puerta de golpe. No sabía que estabas espiándome para ver cuando llegaba.—digo terminando de recomponerme. Es en ese momento cuando la puerta de detrás mía se abre también. Nuestra vecina, una señora de mediana edad nos observa curiosa.—Disculpa, he timbrado sin querer.— Digo con una sonrisa nerviosa. No hemos hablado nunca mucho con ella, pero en principio no debería odiarnos, somos vecinas idílicas.

Tres chicas jóvenes, limpias, majas y que no hacen fiestas. ¿Qué más se puede pedir?

—Anda, si tú eres la que ha salido en las revistas. Mi hija me lo enseño en el Instagram ese el otro día, eres la novia del futbolista ese.—perdón, ¿qué?— Verás la cara que pone cuando le cuente que eres nuestra vecina.—nos dice con un tono que no diferencio si es de alegría o de que debería salir corriendo. Probablemente lo segundo.

—No, todo fue un malentendido—empieza Inés a explicarle, al ver que yo me he quedado demasiado a cuadros como para reaccionar.

Debería empezar a huir cuanto antes, esta señora se ve capaz de publicar nuestra dirección en internet y de decir que ha visto a Gavi pidiéndome matrimonio en este mismo portal.

—Eso es lo que dicen siempre.—responde ella, antes de volver a meterse en su casa y dejarnos a las dos boquiabiertas en el pasillo.

Flipo.

—Honestamente, si mi novio fuera millonario del Barsa no viviría en un piso random a las afueras de Barcelona.—suspiro entrando por fin en casa.— No gano dinero suficiente como para tener tanta paciencia.

—Bueno, deja de quejarte.—me responde la morena.—Se de muchas que darían todo por estar en tu lugar.—añade señalando a Lucía, que está viendo una serie en el sofá. No sabía que la pelinegra estaba enamorada del sevillano, podría haberlo dicho antes.

—Dejar de cuchichear sobre mí y cuéntanos como te ha ido.—responde ella en su lugar.

—Pues la verdad es que bastante bien, las entrevistas han fluido perfectamente, los otros periodistas se han comportado y mis compañeros me han estado enseñando todo. Ha estado guay la verdad.—comento recordando la emoción que he vivido al sostener el micrófono y escuchar mi voz por el transmisor de audio.

—Ósea, ¿no has vuelto a hablar con Gavi?— me pregunta Lucía, y por la forma en que lo hace sé que sabe más de lo que está haciendo ver. Así que no me queda otra que contarle la verdad, esta chica tiene demasiada intuición femenina. Así no se puede.

—Bueno—empiezo, a lo que soy interrumpida por un cruce de miradas entre mis compañeras de piso, seguido de unas cuantas risas tontas. —Le he hecho una entrevista para el canal del Barsa.

—Lo sabía.— las miro con cara de circunstancias, ¿Cómo narices sabían eso? Ni siquiera tenemos el canal del Barsa en la televisión. Lo cual ahora que o pienso, probablemente me den acceso gratuito si lo solicito.

By chance | GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora