Capítulo 8

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Uno de mis mejores textos... que al parecer nadie entendió.



El olor a gasolina la inundaba, estuvo a punto de tener arcadas y giro la cabeza, tratando de conseguir un poco de aire fresco, pero parecía que había muy poco donde se encontraba. El olor la dejo mareada por un momento y tosió una o dos veces.
Podía sentir el fuego con su embriagador sub texto de olores incendiarios en la brisa de la noche.
Echo una breve mirada al rededor. Nadie.
Miro hacia arriba y pudo notar el humo con un color más pálido de la noche, que subía al cielo mientras un fuego brillaba abajo al arder.
Sabía que la culparían, pero esta vez ella no había tenido nada que ver con el fuego que se empezaba a expandir por los árboles y los suelos en el bosque. Era intenso verlo, llevaría más rato del que ella había llegado de la ciudad.
"Puedes salir, pero solo si vas con compañía."
Su acompañante la había dejado a medio camino, pero eso no le había molestado en absoluto, excepto porque ahora no había nadie que testificara que no había provocado ella tal incendio, aun si ni siquiera iba con nada encima (Encendedor, cerillos, envases de gasolina. Ni siquiera llevaba sus hachas e iba en modo ilusión.), nada que la incriminara con la escena.
Aun así no sabía exactamente que podría esperar de sus compañeras y de La Operadora, al igual que quizá de El Slenderman, ya que el incendio empezaba a expandirse por cualquier lado, su lado del bosque, el lado del bosque de los happypastas, e incluso desde donde ella estaba podía verlo hasta el lago.

- ¿Quién podría hacer algo así?

Se preguntó en un murmuro, y luego se preguntó si ya se habrían dado cuenta.

- Tú.

Escucho decir a alguien que se aproximaba. Detrás de ella, pudo sentir la presencia de inmediato.

- Tú podrías haberlo hecho.

Una vez más esa voz ronca hablo, y Tina lo reconoció.

- Tú sabes que yo no lo hice.

- Podría o no saberlo. ¿Cómo podría saberlo?

Él jugaba con las palabras en busca de molestarla, pero ella tenía en cuenta eso, y que no le era conveniente.

- Lo sabes. Estuviste ahí todo el día.

Replico ella, estaba segura de haber sido observada a lo largo del día, no fue la primera vez, y probablemente no la última, él mantuvo su media sonrisa, tranquila, a pesar de haber creído que había sido cauteloso, claramente no.

- Tal vez solo coincidíamos.

- Las coincidencias contigo no existen, pero en lugar de estar observándonos hubieras venido tú conmigo.

El rio ligeramente.

- Como si me hubieras dejado. Capaz que te hubieras vuelto a encerrar en tu habitación.

- Por eso.

Hubo un momento en silencio, se tensaba mientras observaba el fuego, ¿Qué más podía hacer?

- ¿Tú hiciste esto?

Le pregunto finalmente.

- ¿Me conviene decir que así fue?

Esto le basto a Tina para darse cuenta de que, ciertamente, así había sido. El inicio un incendio, pero, ¿Por qué?, ¿Tan exclusivamente para culparla?, no podía pensar eso, suponerlo sería muy narcisista de su parte, por lo que pregunto directamente de nuevo.

- ¿Si?, ¿Por qué?

- ¿Por qué no?

Replico él.

- Se van a enterar.

Amenazo Tina, algo que Nathan considero una frase infantil por su parte, aunque así la consideraba de todas formas. Infantil.

- ¿Me conviene decir que lo hice?

Repitió. Era algo absurdo hacer esa pregunta, creyó Tina, hasta que se dio cuenta, era un chantaje más. Nathan también estaba seguro de que la culparían a ella y estaba dispuesto a admitir que él lo hizo, pero, ¿A costo de qué?

- ¿Qué quieres ahora?- Hablo fastidiada. - ¿Por qué no me dejas en paz?, ¿Qué quieres de mí, que buscas?

Soltó de pronto todas estas dudas que la atormentaban, vio que los demás empezaban a acercarse al punto de origen del incendio, se acercaban a ambos y aun así Nathan estaba con la mayor calma. Solo podía esperar, pero él no decía nada.
Tina tembló al ver a El Slenderman y La Operadora acercarse.
No sabía que podía concluir, era demasiado.
El olor se intensificó, no sabía por qué, y había otro, pero no podía identificar el olor, estaba cerca. Tenía que ser, no se había dado cuenta por qué no lo había sentido, pero cuando acordó tenía un trapo húmedo con alguna sustancia cubriéndole la nariz y la boca.

Todo se puso oscuro ante sus ojos, las voces ya no se escuchaban claras, Tina se desmayó.

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