CAPÍTULO 4

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Capítulo 4

Cole Jenkins

Kate no paraba de hablar. Yo y Eliot solo la escuchábamos sin decir nada.

Hasta que Lisa apareció, con dos chicas detrás de ella.

—¡Hola, chicos! —saludó Lisa con la misma alegría de siempre.

—¡Hola! —dijimos a la vez.

Lisa se giró hacia las dos mujeres.

—Judie, Olivia, ellos son Kate, Eliot y Cole. —señaló a cada uno de nosotros mientras nos nombraba.

Fijé mi mirada en una de las chicas —ella también me estaba mirando—. Algo de ella me llamó la atención.

Sus ojos.

Esos ojos color miel eran difíciles de olvidar.

La chica debió de darse cuenta de que la estaba mirando. Tomó la mano de la chica de pelo negro que estaba a su lado, se dio la vuelta y se empezó a alejar.

—Judie, ¿a dónde vas? —dijo Lisa, al ver que se alejaban.

—Lisa —intervine—, déjalas.

—Lo siento, no sé...

—¿Cómo dijiste que se llamaban? —la interrumpí.

—Judie y Olivia.

—¿Es tú compañera? ¿Judie? —preguntó Kate a Lisa.

—Sí, y su amiga.

—¿Y por qué se fueron? —cuestionó Eliot.

Lisa se encogió de hombros.

—No lo sé.

—¿Cuál es su apellido? El de Judie. —pregunté, aunque, no necesitaba confirmarlo. Sabía que era ella.

—Brooks, si no me equivoco ¿Por qué preguntas?

—Por nada. —mentí.

—Bueno, ¿nos vamos a quedar aquí o iremos a ver esa película?

Judie Brooks

—Jude, relájate.

Seguíamos en la biblioteca, hablando en voz baja para no llamar la atención.

—¡Estoy relajada! —chillé por lo bajo.

No lo estaba.

—No, no lo estás.

¿Por qué me conocía tan bien?

Pasé mis manos sobre mi cara y suspiré.

—¿Siguen allá afuera?

Olivia sacó su cabeza por la puerta.

Negó con la cabeza.

—Ya no están.

—Bien. Vamos a la habitación.

Asintió.

Volvimos al pasillo. Dirigí mi mirada al lugar donde estuvimos antes. Dónde estaba él.

Recordé que él también me estaba observando ¿Se habría dado cuenta que era yo? ¿Me habría reconocido? Tampoco es que yo hubiera cambiado mucho desde la última vez que nos vimos.

Llegamos a mi habitación. Olivia cerró la puerta tras ella y se sentó a mi lado en la cama.

—¿Por qué estás tan alterada?

—No lo sé. —hundí mi cara entré mis manos.

—Si lo sabes.

Descubrí una parte de mi cara, dejando un pequeño espacio para ver a Olivia, que estaba mirándome con el ceño fruncido.

—Es qué... ¿Y sí nos reconoció? —descubrí mi cara por completo.

—Bueno, tal vez y ni nos miró.

Si lo había hecho.

—O quizá sí, pero no nos ha reconocido —añadió—. Yo no lo he hecho, aunque, tampoco le he prestado atención ¿Cuál era? ¿El alto o el bajito?

—El alto.

—Vale, sí, podría ser él. En el colegio, él era el más alto de la clase.

—¡Es lo que te estoy diciendo! ¡Sí era él! ¡Los mismos ojos mismos ojos marrones, el mismo cabello oscuro, la forma de su cara! ¡Todo! Solo que en versión más grande ¡Pero era idéntico!

—Bien, entonces, es él ¿No es bueno volver a verlo? —se encogió de hombros— Digo, tenemos casi cinco años sin vernos.

—Eso es cierto ¡Pero es mi ex novio, Olivia!

—¡Jude, ex novio de cuando eran más pequeños! —me corrigió— Y, ¿qué no habían terminado bien?

—Obvio que terminamos bien, solo que nunca volví a hablar con él. Pero es raro verlo de nuevo.

Me recosté en la cama soltando un largo suspiro y volviendo a tapar mi cara con las manos.

—¿Quieres descansar?

—Si. —murmuré.

—Bien, te dejaré sola. Si necesitas algo llámame. Te quiero.

Sentí que la cama volvía a inflarse, y escuche el sonido de la puerta. Olivia ya se había ido.

Estaba sola.

Me quedé en la misma posición durante unos segundos, pero al final tomé la decisión de tomar una ducha. Al terminar, me puse unos pantalones de algodón y una camiseta grande.

Tomé mis audífonos y un libro de la estantería, conecté los audífonos a mi móvil, me los coloqué y reproduje mi música favorita. Me acomodé en la cama y empecé a leer. Necesitaba aclarar mi mente, relajarme y descansar.

Estuve leyendo por unas cuantas horas hasta que llegó Lisa. Ella se debió de dar cuenta de que tenía los audífonos puestos; así que no me saludó.

Fue un alivió, no quería hablar con ella, por dos cosas.

La primera: Estaba avergonzada por haberme ido de esa manera.

La segunda: Me preguntaría por qué lo había hecho, y no quería decírselo.

Lisa se metió al cuarto de baño y aproveché el momento para quitarme los audífonos y dejarlos junto al libro en la mesita de noche. Me di la vuelta al lado contrarío de la cama de mí compañera y me acomodé para dormir.

Reencontrados Para Siempre [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora