Capítulo 1
Houston, Estados Unidos.
Volví a revisar las maletas para asegurarme de que tenga todo empacado y no se me olvidara nada, aunque seguro lo haría.
Olivia permanecía sentada en el otro extremo de la cama observándome, mientras yo repasaba en mi mente todo lo que ya tenía empacado.
—Judie —dijo de repente—, ya revisaste la maleta más tres veces. Seguro no te hace falta nada.
—Sí, lo sé, lo siento. Pero seguro se me olvida algo.
—Tranquila, solo estás nerviosa.
—Muy nerviosa. —le aseguré.
Me senté en la cama y Olivia se acercó a mí. Me miró en silenció durante unos segundos sin decir nada. Y cuándo por fin iba a decir algo, mi madre abrió la puerta de mi habitación captando nuestra atención.
—Es hora de irnos —informó, asomando la cabeza por la puerta—. Tú padre subirá las maletas al coche.
—Eh... Si. Ahora vamos. —dije con voz nerviosa.
Me dedicó una mirada tranquilizadora antes de cerrar la puerta dejándonos a solas de nuevo.
Silencio.
Me quedé observando mi habitación. Sería la última vez que estaría ahí. He pasado toda mi vida en esta habitación. Aquí me sentía segura, estas cuatro paredes me hacían sentir segura. Un lugar donde nadie podía juzgarme o hacerme daño más que yo misma.
Olivia habló sacándome de mis pensamientos.
—Bueno... ¿Nos vamos? —dijo mi mejor amiga al ver que no me movía.
—¿Eh?
—Si ya nos vamos.
—Si. Solo... dame un minuto.
—Está bien. Te esperaré en el salón.
Olivia salió de la habitación dejándome completamente a solas.
Me levanté de la cama y me dirigí a mí escritorio donde se encontraba mi mochila de viaje y un libro que llevaría para no aburrirme en el vuelo. Tomé ambas cosas y guardé el libro en la mochila. No pude evitar girar la cabeza y mirarme durante unos segundos en el espejo de cuerpo completo que estaba al lado. Llevaba puesto una mi sudadera favorita con unos pantalones azul oscuro y mis converse negras.
Solté un suspiro largo, tomé mis maletas y me colgué la mochila en el hombro.
Me dirigí hacia la puerta, pero antes de abrirla, me giré para visualizar mi habitación por última vez. Observé los posters que aún permanecían en las paredes, las repisas, librero, escritorio, armario, todo vacío. Todas mis cosas ya estaban en cajas. Cerré los ojos, tomé aire, y por fin mi atreví a salir de la habitación.
Al entrar al salón vi a Olivia de pie hablando con mi padre, quien sujetaba las maletas, color azul pastel, de Olivia en su mano. Él estaba esperando a que yo llegara con mis maletas para subirlas al coche.
—¿Llevas todo? —cuestionó él, en cuanto estuve cerca de ellos.
—Eso espero. —dije, insegura.
—Ya te lo dije, no te hace falta nada —dijo Olivia, poniendo su mano sobre mí hombro—. Ya revisó la maleta tres veces. —ahora se dirigió hacia mi padre, quien soltó una pequeña risa.
—Tranquila, seguro llevas todo —habló mi padre, haciendo una pequeña pausa—. Bueno, subiré las maletas al coche. Dile a tú madre que no tarde, las estaré esperando dentro del coche.
—Vale.
Tomó las maletas y salió de la casa.
Después de unos pocos minutos mi madre entró al salón.
—¿Listas? —preguntó ella.
Ambas asentimos con la cabeza.
—Bueno, andando.
Salimos de la casa y nos dirigimos hacia el coche. Al llegar, mi padre ya estaba ahí —sentado del lado del conductor— esperando a que llegáramos. Olivia y yo nos montamos en la parte trasera, y mi madre en la delantera junto a mí padre. Cuando ya estuvimos todos dentro, mi padre encendió el coche y aceleró.
En el camino de la casa al aeropuerto, mi madre se pasó hablando sobre cómo le había ido en su última semana de trabajo. Supuse que trataba de distraernos para que no estuviéramos nerviosas —aunque Olivia no parecía estar muy nerviosa—, pero a mí no me funcionó mucho. Estaba hundida en mis pensamientos mientras miraba por la ventana la ciudad.
Estaba nerviosa. Nerviosa por ir a otra ciudad sin mis padres. Por estar con personas que no conocía. Por alejarme de mi hogar. Aunque no estaría sola, Olivia estaría conmigo y tenía a casi toda mi familia en California. Eso me tranquilizaba un poco.
Al llegar al aeropuerto, mi padre aparcó el coche en el estacionamiento, nos bajamos, bajamos las maletas y nos dirigimos hacia el interior del aeropuerto.
Antes de abordar el avión, mi madre nos dio un abrazo a las dos y habló:
—Cuídense mucho. Llámenos cuando hayan llegado.
—Sí, mamá, lo haremos. —le aseguré.
—Oye, sabes que queremos ir con ustedes ahora mismo, pero tenemos que quedarnos para resolver algunos asuntos sobre la venta de la casa. Iremos a California en cuanto podamos. Tenemos que estar allá para organizar las cosas de la boda cuanto antes.
—Lo sé, mamá. No te preocupes.
Lo que menos quería que mi madre se preocupará por mí en ese momento. Ya tenía suficiente con el estrés que le ha producido la venta de la casa, la boda y tratar de conseguir nuevo trabajo.
—Ten por seguro que estaremos ahí antes de tú cumpleaños, ¿de acuerdo? —ahora fue mi padre el que habló.
—De acuerdo. —contesté, un poco dudosa.
Él se acercó y me abrazó. Yo le respondí el abrazo.
La voz de una mujer sonó en los altavoces del aeropuerto; teníamos que abordar el avión. Mi padre y yo nos separamos.
—Cuídense, las quiero. —nos dijo a las dos.
Mi padre se despidió de Olivia con un abrazó.
—Las queremos —dijo mí madre. Se acercó y nos abrazó a las dos—. No olvides llamar a tus padres, ellos también querrán saber cuándo lleguen.
—Lo haré —le aseguró Olivia.
—Vale. Ahora vayan al avión.
Tomé las maletas, las había soltado para poder responder a los abrazos de mis padres. Olivia hizo lo mismo.
—Adiós. —dijo ella hacia mis padres.
—Adiós. —dije yo.
—Nos vemos en unas semanas. —dijo mi madre, tratando de recordarme que nos veríamos en poco tiempo.
Asentí.
Mi mejor amiga y yo nos dimos la vuelta y empezamos a caminar hacia la puerta de embarque. Cuando llegamos nos detuvimos y yo giré la cabeza hacia donde se encontraban mis padres solo para ver que aún estaban ahí.
Después miré a Olivia, quien me dio una sonrisa dando un apretón a mí mano.
Una chica de 17 años junto a su mejor amiga, solas, en una nueva ciudad, donde no conocían nada.
Después de unos segundos, volvimos a andar hacia la puerta y abordamos el avión.
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Reencontrados Para Siempre [BORRADOR]
Romance"Cuando dos personas están destinadas a estar juntas, siempre se volverán a reencontrar" La última vez que Judie lo vio, él estaba destruido. La última vez que Cole la vio, ella sufría en silencio. Años sin saber el uno del otro, la vida los vuelve...