EPÍLOGO

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EPÍLOGO

Judie Brooks

Dejé mi chaqueta en el perchero de la entrada y caminé hacia la cocina para encontrarme con Cole de espaldas.

—Llegué. —anuncié, dejando mi bolso en la mesa.

Él se giró enseguida hacia mí. Tenía puesto su mandil de estrellas ya desgastado y una espátula en la mano.

—¡Cariño, llegaste antes! —su barba crecida de unos días me pinchó cuando me dio un beso en los labios.

—Terminamos de grabar antes de lo esperado. ¿Janet está dormida?

—Sí, la acosté hace un rato. —volvió a su trabajo de cocinero.

—Bien, voy a verla más tarde. ¿Qué preparas? —me senté en una de las sillas del comedor.

—Pollo y ensalada. De hecho, ya está listo. Toma.

Dejó dos platos en la mesa, se quitó el mandil y se sentó conmigo para empezar a cenar.

—¿Cómo te fue hoy? —preguntó mientras comía.

—Muy bien. Casi no hubo problemas en las escenas. Todo tranquilo. ¿Y tú? ¿Jane no hizo travesuras esta vez?

—Rompió el libro del pollito ese. —dijo con tranquilidad.

—¿Qué? Sí se lo acabo de comprar.

—Pues creo que no le gustó mucho. —siguió comiendo.

—La semana pasada rompió el libro del cerdito, y la antepasada el de la vaca. ¿Por qué no le gustaran?

—Cariño, tiene cinco años, recuerda que la primera vez que leí un libro por cuenta propia fue cuando me prestaste esos de ciencia ficción en primer año de universidad. Deja que crezca un poco más.

—Vale. —musité.

—Estaba pensando en llevar mañana que tienes día libre a Jane al parque, ¿qué dices?

—Sobre mañana: agendé una cita con mi psicóloga. Estos días he vuelta a estar demasiado estresada con lo de la película.

—Oh, está bien. Puedo llevarte y después llevar a la niña al parque.

—Me parece bien.

Estos últimos años han pasado demasiado rápidos: Unos meses después de que yo y Cole empezáramos a hacer pareja, yo decidí ir a terapia, no me sentía del todo bien en ese momento, quería dejar de ser la niña que había dejado lastimada en la adolescencia, quería dejar de ser insegura, quería volver a tener una buena relación con la comida y mi cuerpo. Quería volver a empezar. Cole me apoyó mucho en todo el proceso, nunca me reprochó, ni mucho menos presionó. Él fue una de motivaciones para seguir.

Dejando eso a un lado, esto fue lo que pasó en estos años: Cole y yo nos graduamos de la universidad a los veintitrés años y nos dedicamos a trabajar por un tiempo; después de unos años de relación, a los veinticuatro años él me pidió matrimonio en unas vacaciones en Londres y nos casamos a los veinticinco en una linda playa de California; un año después nació nuestra hija Janet —Jane de cariño— un 4 de septiembre; Ella es idéntica a su papá, el mismo color de cabello, la misma cara, labios, cejas; Los ojos no, esos eran como los míos: color miel, como dice Cole. Dato curioso: él eligió el nombre de Janet; a los veintiocho años, después de mucho trabajo y esfuerzo, cumplí mi sueño de poder dirigir una película por mí misma y tuvo buenas críticas de la gente, lo que me lleva al día de hoy, que estoy terminado de grabar otra de mis siguientes películas.

Aunque no todo sea hermoso y color de rosa, estoy rodeada de personas que me quieren y apoyan: en primer lugar, mi esposo, después mis padres, hija y amigos. Al pasar de los años he ido encontrando nuevas personas que se han integrado a mi círculo social de amigos, pero los más especiales siempre van a ser Olivia, Lisa, Kate y Eliot. Todos habían formado una familia y siguieron sus caminos, aun así nunca dejamos de perder contacto.

Olivia y Josh se había casado enseguida de terminar sus carreras, cosa que no me sorprendió, tienen dos pequeños niños hermosos que se llevaba súper bien con Janet: y por si alguien se pregunta: sí, Olivia sigue siendo mi mejor amiga. Lisa conoció a un hombre en un viaje a New york con el que ahora tiene una hija. Y Kate y Eliot siguen siendo igual de inseparables, y sin hijos.

—Bien, te tengo una sorpresa. —Cole se levantó de su silla después de que termináramos de cenar.

—¿Qué es? —pregunté también levantándome del asiento.

—¡Un baile! —sonrió antes de ir a encender la bocina que había en una esquina de la cocina.

—Tú y tus bailes sorpresas...

—Son los mejores.

—Puede ser. ¿Puedo saber por qué un baile sorpresa? —me crucé de brazos.

—Sabía que no lo recordadas.

—¿De qué hablas?

—Es nuestro aniversario: hoy, hace trece años te besé por primera vez después de bailar Perfect bajo la lluvia.

—Perdón, se me ha olvidado, he estado muy estresada. Lo siento.

—No te preocupes, te entiendo. ¿Lista?

—¿Qué canción es? —pregunté.

—Escucha. —otra vez esa frase.

18 de One Direction comenzó a sonar.

—Cole... —un nudo se formó en mi garganta mientras él se acercaba a mí.

—Ssssh, déjate llevar, ojos miel.

Cole empezó a cantar la canción en susurros, cómo siempre que bailábamos.

So Kiss me where I lay down

My hands pressed to your cheeks

A long way from the playground

I have loved you since we were 18...

Seguíamos bailando cuando él dijo:

—Sé que te lo he dicho muchas veces, pero me encantan tus ojos.

FIN

***

¿¿Qué les pareció el epílogo?? :D

Ahora sí, la historia terminó. Muchas gracias a las personitas que leyeron hasta el final. La verdad, cuando empecé a escribir este libro no pensé que alguien lo fuera a leer. Graciasss. 

Una preguntita... ¿¿¿les gustaría que hiciera algún extra??? (respondan porfa, no me dejen así 🤡)

Hasta la siguiente actualización!! 

Byesss J<3

Reencontrados Para Siempre [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora