CAPÍTULO 26

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Capítulo 26

Judie Brooks

Cole encendió en coche y empezó a conducir por las calles de la ciudad de camino a las residencias.

—Se me olvidó que tenía mi playlist puesta. Si quieres puedes cambiar de canción. —dijo Cole sin despegar la mirada al frente.

—Así está bien. —dije aunque no conociera la canción.

Empecé a escuchar con más atención la letra de la canción.

...And your heart's against my chest.

Your lips pressed to my neck.

I'm falling for your eyes.

—No pensé que te gustaran este tipo de canciones. —admití al escuchar el ritmo lento y la letra.

—La empecé a escuchar hace poco. No es nada. —dijo con el ceño fruncido.

Me acomodé más en mi lugar y seguí escuchando la letra.

...And With this feeling I'll forget.

I'm in love now...

Vi la mano de Cole en la palanca de cambios algo tensa. ¿Cole tenso? Pocas veces lo había visto de esa manera. Decidí no preguntar nada acerca de su comportamiento y seguir escuchando en silencio la canción.

Cuando la canción ya se había acabado, ya habíamos llegado a las residencias. Cole había conducido un poco más rápido que de costumbre. Él fue el primero que habló, cortando el silencio que se había formado.

Él carraspeó y me miró.

—¿Ya cenaste algo?

Y de todas las preguntas que podía decir dice esa.

Negué.

—Estaba tan metida viendo libros que se olvidó.

—¿Quieres ir a cenar a la cafetería?

—No tengo hambre. —musité.

—¿Ni un poquito?

—No.

—¿Ni un trocito de pizza?

—No.

—¿Hamburguesa?

—No me gustan las Hamburguesas.

—¡¿Qué no te gustan las Hamburguesas?!

—No.

—¡Pero antes si te gustaban!

—Antes. Tiempo pasado —le sonreí divertida—. Ahora me dan asco.

—Bueno... ¿Un pastelito?

—No.

—¿Un helado de café?

—No porque luego no puedo dormir.

Al final, el suspiró.

—Valeee —murmuró—. Vamos adentro. —señaló las residencias con la cabeza.

Ambos bajamos del coche y el aire frío me dio en la cara. Se me hizo algo raro que en poco tiempo el clima hubiera cambiado; al salir de la librería no estaba así.

Caminamos hacia el interior de las residencias con rapidez —él no tenía su chaqueta, aunque tampoco parecía afectarle mucho el no tenerla—, pasando por el caminito lleno de arbustos con flores que desprendían un dulce olor a causa del viento.

Llegamos a la entrada y las puertas de cristal se abrieron por si solas como lo hacían normalmente. Ya dentro, nos encontramos todo vacío, solo estaba la señorita Heather limpiando su escritorio tarareando una canción.

Ella levantó la mirada con su dulce sonrisa característica de ella, dejó de tararear y salió de detrás del escritorio para estar frente a nosotros.

—Hola, queridos. El clima cambió muy rápido, ¿no?

—Así es, señorita Heather. Creo que el clima de invierno no tardará mucho en llegar.

Cole había cambiado su tono de voz a uno más formal para hablar con la señorita Heather. Era algo que siempre hacía cuando hablaba con personas mayores.

—Opino lo mismo, querido —dijo la señorita Heather—, en unos días empieza el mes de diciembre y tendrán sus vacaciones. ¿Ya tienen planeado algo?

—No mucho. Iré a casa con mi abuela y allí veremos qué hacer.

—Muy bien. ¿Y tú, Judie? —me miró.

—Pues... No lo sé. Lo más seguro es que lo pasé junto a mis papás. —murmuré.

—Los planes en el hogar y con la familia siempre son los mejores, queridos. Sencillos pero llenos de felicidad.

Amplió más su dulce sonrisa para después soltar un suspiro cansado.

—Sí me disculpan, chicos, voy a terminar de ordenar mi escritorio para poder ir a dormir. Los dejo solos. No se duerman muy tarde. Nos vemos mañana.

—Hasta mañana, señorita Heather. Tenga linda noche. —se despidió Cole.

—Adiós. —me limité a decir esbozando una pequeña sonrisa.

Cuando la señorita Heather volvió a su escritorio, Cole se giró hacia mí con una sonrisita.

—Aún estás a tiempo de cambiar de opinión e ir a la cafetería por algo de cenar.

—Y yo aún sigo con la misma respuesta.

—Pues al menos lo intenté —se encogió de hombros, haciendo un mohín.

—Bueno, tengo que ir a ducharme. Nos vemos mañana.

—Hablamos en un rato. —dijo sin borrar su sonrisa.

—Te aviso cuando salga de ducharme.

—Estaré esperando el mensaje.

Solté una risita nasal antes de girarme hacia el pasillo de las mujeres y empezar a caminar a través de él. 

Reencontrados Para Siempre [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora