CAPÍTULO 28

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Capítulo 28

Cole Jenkins

Notaba un tanto rara a Judie esa noche.

La forma en que se le encendieron las mejillas repentinamente en la librería.

La forma en que por unos segundos se había quedado mirando a mi chaqueta.

La tensión que sentí en sus hombros cuando le coloqué la chaqueta sobre ellos.

No sabía que le pasaba. Pero solo podía observar su rostro iluminado por un aura de luz a causa de las farolas de las calles que le daban por el perfil contrario. Tenía la mirada al frente. Pensativa. Podía jurar que no se había dado cuenta de las veces en que le había echado algunas miradas.

De pronto, sentí una gota de agua caer en mi mejilla. Paré mi andar enseguida y me llevé una mano a la zona donde había caído la gota.

Judie también paró, mirándome con el ceño fruncido.

—¿Pasó algo?

—Creo que va a llover. —dije.

—¿Por qué lo dices?

—Me ha caído una gota de agua en la mejilla.

—Seguro te lo has imaginado. Me ha pasado muchas veces.

Sentí otra gota caer, solo que esta vez en mi brazo izquierdo.

—Creo que no lo he imaginado. Acabo de sentir otra en mi brazo.

Sentí otra en mi frente. Luego otra, y otra, y otra. Ahora sí, Judie también las sintió. Ella se llevó alzó un poco la mano dejándola en medio de nosotros y algunas gotas cayeron el ella. Algunas de las personas que también iban caminando en la acera empezaron a abrir unos paraguas.

—Creo que debí fijarme en el estado de tiempo antes. —dije intentando bromear mientras las gotas iban aumentando.

Logré sacarle una pequeña risita a Judie.

—¿Ahora qué hacemos? —preguntó ella, con una fina sonrisa divertida en su rostro.

—Podemos regresar a la librería y esperar a que pare la lluvia —propuse dando un paso hacia ella—. O podemos correr.

—¿Correr? —repitió.

—Sí, quedan por lo menos unas siete calles para llegar. Podemos correr.

—Pero nos vamos a empapar.

—Eso es obvio, ojos miel. De hecho, ahora mismo ya estamos empapados. Tú decides.

La duda se presentó en su rostro. Pero después de unos segundos ella decidió.

—Pues corramos antes de que nos empapemos más.

Sonreí ante su respuesta.

Entonces, la tomé de la mano y empecé a correr.

Mientras esquivaba a algunas personas en el camino, escuchaba la risa de Judie. Sonreía al escucharla. Aunque también lograba escuchar algunos gritos de la gente al pasar al lado de ellos. Pero no me importó. Solo estaba centrado en donde caminaba y en sujetar bien la mano de Judie para que no se cayera.

Me detuve en una esquina a causa de que los coches estaban pasando por la calle. Ahora pude tener a Judie a mi lado y mirar el perfil de su rostro. Estaba con el rostro y el pelo mojado. Había algunas gotas de agua en sus pestañas. Bajé mi mirada para ver que sus converse negras que siempre utilizaba también estaban empapadas. Lo bueno, su ropa no estaba tan mojada como su pelo o zapatos. Mi chaqueta encima de sus hombros —la cual agarraba con una mano para que no se le cayera— le lograba cubrir muy bien y apenas el agua le había tocado la ropa que había debajo de ella.

Reencontrados Para Siempre [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora