XLIII

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Thanos sonrió de lado, mirándonos a Tony y a mi mientras levantaba su mano.

- Soy inevitable.- Sentenció.

Y chasqueó sus dedos.

Pero nada sucedió.
Nervioso, el gigante miró el guante. Las ranuras donde estaban las gemas estaban vacías, esas malditas piedras faltaban.
Tony, Tony las tiene.
Miré con rapidez a Tony y las vi, estaban en el dorso de su mano, su traje las envolvia mientras sus venas brillaban y echaba su cabeza hacia atras, apretando sus dientes y ojos. Le estaba doliendo, estaba sufriendo.

- ¡No, Tony!- Exclamé abriendo mis ojos como platos comenzando a caminar con rapidez hacia él.

- Y yo... Soy...- Habló Tony con dificultad mostrandole su mano a Thanos.- Ironman.- Finalizó dando el chasquido.

- ¡NO!- Grité cayendo de rodillas frente a él.

Todo se volvió blanco por un segundo, y luego comenzó.
Todos los secuaces de Thanos a nuestro alrededor se estaban volviendo cenizas, al igual que las naves y armas que tenían.
Tony cayó sentado al suelo, apoyándose contra un pedazo de escombro.
La mitad de su cuerpo estaba calcinada y su mirada estaba perdida.

Tomé su mano sana mientras lloraba, envolviendola con mis dos manos mientras daba pasos con mis rodillas acercándome a él.

- Tony...- Lloré, él seguía con la mirada perdida.- Ganamos, Tony.- Intenté sonreír entre mis lágrimas tan pesadas.- Gracias, gracias a t-

Con rapidez Tony volteó su rostro a mi para conectar nuestras miradas. Estaba enfadado, estaba molesto.

- Tú debiste ser la que chasqueara los dedos, no yo.- Sentenció.- Tú eres la que puede regenerarse, no yo, ____.- Agregó.

- Pe-pero yo no sabia que ibas a tomar las gemas.- Negué retrocediendo.- Tony, lo siento, yo no pensé en eso y-

- Nunca piensas en los demás, ____, por eso estoy muerto.- Interrumpió mis sollozos.- ¿La primer misión? Tuve que salvarte porque no eres capaz de pensar en los que están a tu lado, y ahora tuve que dejar a Potts sola con Morgan, solo porque a ti no se te ocurrió otra cosa que correr con el guante en vez de ponertelo y chasquear tus dedos.- Rodó sus ojos.- ¿En kindergarten nunca te enseñaron a ser buena con los demás?

- Tony, lo siento mucho, yo... Yo...- Balbuceé sollozando.

- Llorar no sirve de nada cuando ya estoy muerto.- Habló entre dientes.- Tuviste el maldito guante en tus manos, ¿y no fuiste capaz de chasquear los dedos?

- Lo siento, no pensé en hacerlo, lo siento mucho.- Balbuceé.

Las lágrimas hacían que mi visión se nuble, mis manos y piernas no tenían fuerza, y mi cuerpo temblaba. No paraba de decir que lo sentía, con mis manos entre mis piernas y mi espalda encorvada, respirando por la boca mientras el llanto calentaba la piel de mi rostro.

- Sí, lo sientes,- Habló sarcastico.- ya es tarde, ___. Morgan crecerá sin su padre, Pepper está sin su esposo, ¿pero tu? Bien, viva, con la única perdida siendo tu navaja.

- ¡Mis pérdidas fueron todos ustedes!- Lloré con desesperación.- ¡Fuiste tu, Tony, fue Natalia, fueron todos!

- Ya es tarde.- Oí a mi derecha.

Con rapidez me volteé a ver el origen de la voz, era Peter, estaba llorando.

- Ya es tarde.- Repitió Peter con el ceño fruncido mirándome.

- ¿Peter?- Negué confundida.

Su respuesta fue mantener su mirada sobre la mía, mientras volvía a convertirse en cenizas frente a mi.

Racha De Buena SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora