Racha De Buena Suerte

XLVII

- ¿Tienes todo?- Me pregunté a mi misma.

Hoy era el gran día, hoy iría a Las Vegas.
En cualquier momento, un auto enviado por Stan Smith llegaría y me llevaría hasta el aeropuerto. Dijo que no nos preocupemos por los controles, que llevemos nuestro arsenal como querramos. Todo lo soluciona con dinero.

Wade no estaba conmigo, estaba en su casa probablemente haciendo lo mismos que yo, preparando el equipaje a último momento. Nos vimos ayer, ambos estábamos muy emocionados, quiero decir ¡Las Vegas, gratis, y no solo eso, nos pagarán! Pero ahora hace unas horas el miedo logró alcanzarme.
¿Y si salía mal? ¿Y si no lográramos cumplir con el contrato? Mañana tendría que tener la cabeza de esos cinco idiotas debajo de mi pie, era el mayor trabajo de mi vida, me estaban dando mi sueño en bandeja de plata y por eso estaba tan asustada.

Bebí un poco de agua mirando mi valija junto a mi maleta divertida. Es divertida porque lleva la diversión dentro.
Tenía a Ellie en mis brazos, no la llevaríamos a Las Vegas porque según Wade "es muy pequeña para estar expuesta a tantos pecados" ambos estábamos un poco tristes de no llevarla.
Bebí más agua caminando en círculos, estaba nerviosa. No pude dormir, no sabia si era por la emoción o por el miedo, pero algo me prohibió dormir.

Mi teléfono sonó sacándome del transe y con rapidez atendí. Ya habían llegado a buscarme.
Tenía puesto mi traje, bueno, solo la máscara. Lucia unos tenis blancos, con un pantalón deportivo gris y un buzo rojo. En el bolsillo del buzo estaba mi navaja. Estaba cómoda porque de aquí a las vegas son como seis horas, y quería aprovechar a dormir lo más que pueda.
Bajé con mis cosas, no sin antes dejar a Ellie frente a la televisión, no quería que se aburriera sola. Un auto negro me estaba esperando.

El viaje hasta el aeropuerto fue silencioso, viaje sola, Wade estaba en otro auto.
Durante esos minutos de viaje, me mantuve jugando con mis manos, intentando mentalizarme para estos cuatro días.
Ayer nos volvimos a encontrar con Stan Smith, nos dijo el plan -muy mal plan- nos tendríamos que infiltrar al Golden Nugget, como queramos, dijo. Al estar ahí tendríamos que encargarnos de forma sigilosa, recomendó envenenarlos. En cuanto lo hagamos, debíamos irnos y llamarlo. Aburrido.

Wade y yo se lo dijimos, era aburrido ese plan, no puede ser que estemos en Las Vegas y nuestro plan maestro sea envenenar cinco idiotas. Stan dijo "Hagan lo que mejor saben hacer." Dándonos pase libre a hacer algo decente, aunque obviamente no acordamos aún lo que haríamos, a todo o nada, ¿no?

Al llegar al aeropuerto me encontré con Wade bajando de su auto con nada más y nada menos que una mochila. ¿Habré exagerado con una valija? Quiero decir, es pequeña... Instantáneamente abrió el maletero del auto y sacó una valija bastante grande haciéndome suspirar aliviada.
Estaba usando su traje completo, bueno, con una campera gris. Al verme me saludó emocionado y juntos fuimos al Jet privado de Stan.

Era espacioso, podía notar que estaba preparado para que en una mitad esté Wade y en la otra yo. No ea un Jet de esos gigantes, probablemente sea para viajes cortos, pero era lo suficientemente grande como para que me sienta un poco sola.
Ayer acordamos algo un poco estúpido, no nos quitariamos la máscara en el viaje, ni nos besariamos, ni iríamos juntos al baño a cumplir la fantasía sexual más aburrida del mundo. ¿Por qué? Porque no queríamos que nadie aquí tenga la mínima idea de cómo era nuestro rostro, o al menos el de Wade, que él cuida bastante más que yo su identidad.

Aún así, viajábamos juntos. Yo siendo la colada a su lado, cubriendome con una manta que una de las azafatas me dió, Wade estaba con la capucha de su campera puesta sentado al borde de su asiento, con su cabeza en el respaldo del asiento y uno de sus brazos sobre su propia cabeza. Sus piernas estaban abiertas mientas miraba la pantalla frente a él, estaba viendo Crepúsculo.
Yo miraba la pantalla con mis ojos entrecerrados, envuelta en la manta como una especie de burrito recostado de lado sobre el asiento, con mi cuerpo mirando en su dirección.