XXXVII

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Wade se había ido a duchar, tambaleaba, me había invitado a acompañarlo pero me negué. Quería que se duche de verdad, no que se distraiga
Mientras tanto, yo estaba en la barra bebiendo otra cerveza. Miraba a mí alrededor, el bar seguía con gente, incluso siendo casi la una de la mañana en navidad. Algunos jugaban al billar, otros solo hablaban, creo que había un par peleando, pero otros tantos venían en busca de trabajo.

Weasel se acercó a mí estirando sus labios en una media sonrisa y me extendió un billete de veinte.
Yo lo tomé mientras le daba un trago a mi cerveza.

- Has hecho un bien por la comunidad.- Habló el de lentes haciéndome sonreír.

Quería responder "No olía tan mal." Pero sí, sí lo hacía.

- Es lo que hacemos los vengadores, ¿no?- Respondí dejando mi pinta sobre la mesa.

- ¿Qué hace una Vengadora en Hell House?- Preguntó Weasel.- Porque es obvio que no esperabas encontrarte con Wade.

Ladeé mi cabeza suspirando.

- La mayoría vienen aquí por trabajo.- Hablé enderezandome.- Yo no soy la excepción.

- Creí que ibas a Castiel para eso.- Weasel dejó una de sus manos sobre la barra.

- Ayer me Adam, el Weasel de Castiel- Expliqué bajando un poco mi cabeza para mirarlo entre mis cejas con obviedad.- Me dijo "¡Oye, le robas el trabajo a todos y ahora que es navidad no les gusta nada, te van a matar!"- Me enderece usando mi mano como si fuera una boca que decía los diálogos de Adam.- "¡Además, he oído de este lugar donde cobran muchísimo más que aquí, y creo que tu podrás con los trabajos de ahí!"

Weasel asintió mientras yo le daba otro trago a mi cerveza.

- Así que llegaste porque necesitas más dinero.- Intentó corroborar, yo balanceé mi cabeza.

- Es más que nada porque Adam me dijo que no volviera, me dejó sin trabajo.- Sonreí.- Y encima odio la navidad, ¿pasarla sola, sin hacer nada más que lamentar mi vida? No gracias.- Rodeé mis ojos antes de terminar mi cerveza.

Weasel apretó sus labios asintiendo.

- La navidad no es un buen momento para la mayoría de los que están aquí.- Me dió la razón.- ¿Quieres más?- Preguntó señalando mi pinta, yo asentí.

- Creo que cualquier cantinero puede decir lo mismo.- Suspiré observando como servia mi sexta cerveza de la noche.- Creo que fue más bien refiriendote a los mercenarios que estamos aquí, ¿no?- Hubo una pausa entre nosotros.

- Así es.- Weasel dejó la cerveza frente a mi.- La navidad pone a todos sentimentales, siempre escucho a unos cuantos lamentarse por su trabajo, por no ser un modelo a seguir para sus hijos, por no poder estar con sus esposas... Esa mierda.- Suspiró apoyando sus manos sobre la barra.

- Debe ser aburrido tener que escuchar lo mismo.- Le dí un sorbo a la cerveza.- Al menos puedes escuchar las anécdotas divertidas del oficio.- Pensé en voz alta.

Weasel levantó una ceja.

- ¿Como cuales?

- Como cuando alguien cumplió con su contrato.- Respondí.- ¿No es divertido? Hay veces que sí lo es, quiero decir, no siempre es un disparo a la cabeza y ya.

- Oh, te refieres a eso.- Sonrió asintiendo.- Sí, a veces es divertido. Una vez oí que un contrato se cagó encima del miedo y luego se resbaló con su propia mierda.

Reí al oír eso, pero el fuerte ruido de la puerta del frente abieriendose nos interrumpió.
Balanceé mi cuerpo hacia la derecha, esquivando con mi mirada el cuerpo de Weasel mientras él se volteaba para encontrarme con no otro que Wade.

Racha De Buena SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora