XXXIV

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Abrí la puerta suspirando, arranqué la máscara de mi cabeza y la tiré en la encimera de la cocina mientras Wade cerraba detrás de él.
Habían pasado un par de semanas desde que llegué, y desde entonces volví a mis andanzas. Ahora Wade y yo éramos compañeros de trabajo... Compañeros de andanzas...
Yo solía ir al bar de Dash, ya no me odiaban, ya no odiaban a los Vengadores, estaban agradecidos porque gracias a ellos volvieron a la vida sus familiares e incluso algunos de ellos, aunque tampoco querían a los Vengadores... Era una relación neutral.
Wade, por otro lado, iba al bar de Weasel.

No íbamos al mismo bar porque, bueno, por cuestiones de costumbre... Y porque es mejor estar separados si no vamos a trabajar juntos... Queríamos hacerles creer que en realidad lo nuestro era un rumor... Aunque todos saben que es real. Lo haciamos en un intento en vano de protegernos el uno al otro, pero sabíamos que era eso, en vano.

Acabábamos de terminar nuestro trabajo, era raro que llegáramos juntos. Normalmente llegábamos con varias horas de diferencia.
Él mató a no-sé-quién, y yo a un agente de Pohon Ular.

Pohon Ular en estos años se descontroló, una buena parte de ellos desapareció con el chasquido y por eso comenzaron a secuestrar niños, además de invitar gente a sus tan divertido club.
A los tres años del chasquido comenzaron sus atentados por todo el mundo. Tenían un nuevo slogan, "De las cenizas en la raíz, hasta el fruto entre las hojas."

Wade, como dijo Tony en su carta, habia devuelto los archivos sobre Pohon Ular, así que estaba un poco perdida. No estaba contenta al respecto. Antes de matar al tipo de hoy, le hice una serie de preguntas, solo me dijo "Es un bajo precio a cambio de la protección y felicidad infinita que el árbol nos puede dar." Instantáneamente lo maté.

Me dejé caer sobre el sofá y me volteé a ver a Wade, invitándolo a que se siente conmigo.
Pestañeé y ya no estaba en nuestro departamento.
Estaba en ese amanecer infinito, recostada en el agua otra vez.
Con desesperación me senté y gateé hacia atrás negando.

- No, esto no...- Balbuceé deteniendome.- Esto no puede estar pasando.

Esta vez fue rápido, fue instantáneo, Thanos no me dio tiempo a pensarlo. ¿Ya? ¿Tan rápido? Tan solo me siento y... ¿Muero?

- Thanos no te mató esta vez.- Una voz femenina habló detrás mio.

Suspiré agitada y me volteé, encontrandome con una mujer flotando. Usaba una capa negra con capucha, no podía ver su cuerpo, tan solo su rostro. Era una Catrina, era la muerte.

- ¿Qué pasó?- Pregunté parandome sin dejar de mirarla.

- Te mató un miembro de Pohon Ular, están en tu casa.- Explicó mirándome.- Wade está peleando con ellos mientras tu cadáver descansa en tu sofá.- Asentí mirando hacia abajo.

- Mierda, es divertido matar gente a su lado.- Me quejé por lo bajo.

La muerte levantó mi rostro con una de sus manos y me miró en silencio por unos segundos.

- Justo como no puedo quedarme con el alma de Wade, no puedo quedarme con la tuya...- Habló. Su voz era susurrada, similar a la de Marilyn Monroe pero más grave.- Eso es algo envidiable... No, no te envidio, te respeto por eso.- Agregó.- ¿Tener algo que yo quiero, aun siendo mortal? No todos pueden llegar a eso.

- ¿Me respetas por eso?- Sonreí con sorpresa mientras ella soltaba mi rostro. En el fondo agradecía que lo haga, porque si no fuera por Wade ya la hubiera besado. Algo sobre ella era hipnótico.

- Así es.- Asintió.- Es algo de lo que he hablado siempre con Wade. Aunque lo ame, lo nuestro no podrá llegar a ser algo más que algo casual, su alma no puede vagar junto a la mía, y yo no puedo estar en el mundo de los vivos.- Explicó, yo fruncí el ceño confundida.

Racha De Buena SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora