Racha De Buena Suerte

L

Wade besó mi cuello, parecía desesperado y no lo culpaba. Al llegar al hotel ambos nos duchamos, primero fui yo, y él lo hizo bastante rápido para lo que normalmente tarda. Quería esto, ambos lo queríamos.
Sentía sus dedos rozar los costados de mi cuerpo hasta llegar a mi espalda, aferrándose a mi y obligándome a apoyar mis manos en sus hombros desnudos. Subió sus besos a mi boca, deborando mis labios con la desesperación tan dulce que siempre tuvo conmigo. Yo cerraba mis ojos, enfocandome en sus besos tan lindos. Sus besos eran únicos, su manera de besar era muy propia. Sus besos eran húmedos y cálidos, dejaban un fino rastro de saliva que lograba refrescar mi piel con rapidez.

Estábamos a oscuras, bueno, iluminados por las luces de Las Vegas, permitiéndome ver sus ojos fijos en mi. Me miraba con amor, con calidez, me parecía increíble que con solo una mirada pueda transmitirme tantas cosas. Llevé mis manos a sus mejillas, como siempre lo hacía, acariciando el camino que recorrieron mis manos desde sus hombros y lo miré en silencio por un segundo. "Te amo" murmuré antes de volver a besarlo.
Sentía sus manos recorrer mi cuerpo, masajeando cada centimetro de piel e intentando crear un mapa mental de cómo soy mientras yo dejaba escapar pequeños suspiros agitados.
Envolví su cintura con mis piernas, él me ayudó guiándolas con caricias y sin cortar nuestro beso.

Cuando entró, me tomó de mis manos aferrándose a ellas viéndome soltar un gemido entre mis dientes. Mi espalda se arqueaba con cada movimiento y mis manos apretaban más las suyas, mis ojos se cerraban, obligándome a enfocarme en las sensaciones que inundaban mi cuerpo. Gemí echando mi cabeza hacia atrás y Wade apretó mis manos. Ninguno de los dos queríamos soltar las manos del otro, aunque nuestros cuerpos nos intenten obligar, no lo haríamos. Wade suspiraba mientras yo movia mis caderas, se sentía como música para mis oídos y sus movimientos marcaban el tiempo. Balanceó su cabeza hacia adelante, cerrando sus ojos y respirando a través de sus labios agitado, estaba luchando contra el impulso de soltar mis manos.

- Wade, si quieres puedes soltarme.- Hablé entre suspiros agitados, él negó respirando de la misma forma que yo.

- No, no lo haré.- Replicó agitado.- No voy a soltarte.- Agregó aumentando la velocidad y fuerza de sus movimientos.

Cerré mis ojos y apretando mis dientes exhalé, se sentía bien, muy bien, haciendo que un gemido escape de mis labios y tire un poco de sus manos.
Mis latidos comenzaron a ir más rápido, y mi respiración se descontrolaba. La melodía de nuestros cuerpos se volvía cada vez más errática, más violenta, más rapida, no podía controlar mis ojos, se iban hacia atrás mientras fuertes espasmos arqueaban mi espalda. En un rápido movimiento, tomé a Wade por sus muñecas llevando sus manos hasta mis pechos, él comenzó a apretarlos, jugaba con mis pezones y yo apretaba sus muñecas conteniendo un gemido que sabía que me haría llegar a mi clímax.

Wade sonrió mirándome, dejando escapar un gemido aireado, haciéndome apretar mis labios con fuerza, esforzándome en mantener mi mirada sobre la suya. De pronto, soltó mis pechos para tomar mi cintura y apoyarme sobre sus muslos, mientras apoyaba sus rodillas en la cama. Cuidadosamente acercó nuestros pechos, logrando que nuestros rostros estén a pocos centímetros de distancia. Sus manos estaban en los costados de mi cadera, rozando mis glúteos, sentía su respiración agitada contra mi pecho mientras su cabeza estaba inclinada hacia abajo. Llevé mis manos hasta su rostro para que me vea nuevamente y comencé a besar su mandíbula.

Al sentir mis besos, Wade apretó un poco la piel de mi cadera arrancando un suave gemido de mis labios y, como respuesta, recibí un gruñido ahogado.
Cada vez era más difícil mantenerme cuerda, sentía que en cualquier momento llegaría a la meta, hasta que de pronto y como un disparo Wade llegó soltando un "carajo" en forma de gemido mientras apoyaba su frente en uno de mis hombros y mi vista se nublaba. Sentí como abría mi boca y un gemido entrecortado escapaba del agarre de mis labios mientras clavaba mis uñas en su espalda.