XXXVIII: Especial Navideño

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Di una vuelta sobre mi cama, aferrandome a mis sábanas mientras volteaba mi cabeza sobre la almohada, quedando con mi espalda descubierta.
¿Qué hora es?
Que no sea veinticinco, por favor, Dios.

Desbloqueé mi celular, son las diez treinta de la mañana del veinticinco de diciembre.
Suspiré un "Carajo." Molesto y bloqueado nuevamente mi teléfono.

Wade me había acompañado hasta la puerta de casa, donde Weasel lo llamó porque tenía trabajo para él. Dudó en aceptarlo, pero yo insistí en que lo haga luego de oír un "¿Cuantos ceros es eso?" De su parte. Eran seis ceros, seis ceros por un solo trabajo que -según Wade- era fácil.

Mierda, Wade... Aún no podía creer ni entender como es que viajo en el tiempo solo por mi, mi mente me intentaba hacer pensar que era una broma, que era mentira... Pero sabía que no lo era, ¿por qué mentiría?

Intenté volver a dormirme, pero no pude. Con un suspiro me senté en mi cama y aprovechando el impulso de ese movimiento me paré.
Hoy es navidad, no me gusta la navidad. ¿Qué haré? En la noche iré al bar para ver si encuentro algún trabajo... ¿Pero durante el día? Podría comprar un balde de pollo frito y luego mirar algún maratón navideño para mantener el espíritu que, según tengo entendido, es muy agradable... Nunca me pasó.

Genuinamente no tenía ganas de que sea navidad, detesto la navidad y el año nuevo, me molestan demasiado. Aunque lo evite, mi cerebro sólo lo ve como un recordatorio de lo sola que estoy.

Me puse una campera gris y en uno de los bolsillos guardé un arma, ¿paranoia? Quizá, pero prefiero prevenir antes que curar... ¿Era así el dicho?

Tarareando Fergalicious caminé hasta la sala de estar, el ruido de mi propia respiración agitandose interrumpió el coro mientras sacaba mi arma y apuntaba a las puertas de cristal de mi balcón con rapidez.
Estaba Wade, usando lo mismo que ayer, con un ramo de flores en una de sus manos mientras las levantaba viendo mi pistola.

- ¿Wade?- Bajé el arma.

Caminé hasta la puerta y la abrí, recibiendo un fuerte abrazo de su parte. Ya tenía su brazo y era tan fuerte como siempre, el abrazo logró que un poco del aire de mis pulmones se vaya.

- ¡Feliz navidad, bombón!- Dijo sin soltarme. Creo que estaba oliendo mi cabello.

- Feliz navidad, Santa.- Sonreí mientras nos separabamos.

Él rió al oír eso y me extendió el ramo de flores. Eran jazmines, y olían muy bien. Sonriendo lo agarré mientras lo observaba.

- Gracias, lo aprecio mucho.- Le sonreí.- Las flores de antes de ayer estaban lindas, las tengo en la cocina.- Comenté acariciando una de sus mejillas.- Aprecio que hayas dejado esos regalos, incluso aunque no los haya aceptado.

Él ladeó su cabeza sobre mi mano, como pidiéndome por favor que continúe acariciándolo.
Con cuidado llevé mi mano hasta el borde de su mascara para levantarla, pero él me detuvo sosteniendo mi muñeca con cuidado.

- No haría eso si fuera tu.- Advirtió con una sonrisa audible.

- Creí que ya habíamos pasado esa etapa.- Bromeé.

- Caí en un montón de ácido, créeme, no quieres ver eso.- Negó acacomodando mi cabello detrás de una de mis orejas.

Abrí mis ojos con una mezcla entre sorpresa y preocupación.

- ¿Qué?- Balbuceé.- ¿Te encuentras bien?- Pregunté acariciando su rostro con mi mano libre.

No fue necesario que responda, podía sentir sus dientes a través de su mascara en el lado izquierdo. El ácido había comido su carne.

Racha De Buena SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora