Tardé un rato en darme cuenta de que Ariana esperaba que le respondiera una pregunta que me había formulado. El problema era que ese día yo estaba demasiado despistado para concentrarme en lo que ella me preguntaba.
—Lo siento —dije—. Tengo la mente en otro lado.
—Eso ya lo sé —respondió ella con ligero tono de molestia—. ¿Vas a concentrarte en nuestra tarea o vas a seguir soñando?
Estuve a punto de decidirme por la segunda opción, pero la verdad era que no quería molestarla aún más ese día: era su cumpleaños.
—¿Me puedes repetir la pregunta? —dije—. Prometo esta vez poner atención.
Ella se tranquilizó un poco. Echó un rápido vistazo a la hoja, y dijo:
—Menciona los nombres de los emperadores chinos de la Dinastía Han.
—Bien —dije—, esa pregunta es sencilla. No creo que haya demasiado conflicto para recordar cada uno de los nombres de esos emperadores. Extrañamente, todos eran hombres, así que hay un cien por ciento de probabilidad de que todos ellos tuvieran nombres masculinos...
—No tienes idea, ¿verdad? —interrumpió Ariana.
—Ni siquiera recuerdo cuántas dinastías han gobernado China —confesé.
Ariana se cruzó de brazos. La conocía demasiado bien: ella estaba molesta.
—¿Qué has estado haciendo todos estos días? —preguntó ella con voz seria.
Era obvio que no iba a responderle que había tenido a una joven alienígena de huésped. Nadie me creería tal cosa. Incluso yo seguía teniendo problemas para creerlo.
—Estuve fuera de la ciudad —mentí—, visitando a... ¿una amiga?
Ella simplemente se quedó callada, observándome en silencio. Eso significaba que ella estaba bastante molesta.
—Lo siento —esbocé una tierna sonrisa—. Prometo estudiar esta semana.
—Eso espero —dijo ella mientras giraba su cabeza hacia su derecha, tratando de evitar que yo descubriera que se había ruborizado—. Ya no falta mucho tiempo para los exámenes finales, y parece que tú te estás olvidando de eso. —Observó su reloj, y añadió—: Ya debo irme. Mi siguiente clase inicia en unos minutos —ella se levantó de su asiento, y dijo—: Hasta mañana, Alan. No te olvides de estudiar.
—Hasta mañana —contesté.
Ariana tomó sus pertenencias y salió del lugar.
Decidí que ya era tiempo de irme a casa. Había algunas investigaciones que aún debía realizar en la biblioteca, pero me sentía muy cansado y desconcentrado para hacerlas. Estaba llegando al estacionamiento, cuando recibí una llamada: era Ariana.
—Hola, Ariana —dije, después de contestar—. Tanto tiempo sin saber de ti.
—Alan —dijo ella—, yo... solo te llamaba para saber si estabas bien. Como te noté algo extraño...
—No te preocupes —interrumpí—. Estoy bien.
—Entiendo —dijo ella—. Pero... en caso de que necesites a alguien con quien hablar...
—No te preocupes —dije—. Tú eres el primer ser humano al que buscaré cuando necesite que me escuchen.
Por un momento ambos nos quedamos callados y un silencio tenso comenzó a formarse entre los dos.
—Bien —rompió ella el silencio—. ¿Sabes?, mi profesor tuvo que salir de improvisto y en este momento estoy libre. No sé, tal vez podríamos ir al Café del centro comercial... ¡Solo si no estás ocupado!
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Gionme Rhuroj
Science FictionAlan es un joven universitario que, por diversas razones, ha tenido problemas en el amor. Sin embargo, una noche conoce a una joven misteriosa que, por coincidencias o el destino, termina volviéndose muy unida a él, y más cuando descubren que no es...