11. Despedida

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Desperté como eso de las dos de la madrugada. Me encontraba recostado sobre la nueva cama que había conseguido y armado en una habitación anteriormente desocupada; Anâaj se quedaba a dormir en mi antigua habitación, y yo estaba cansado de dormir en el sofá.

Descubrí que ella se encontraba junto a mí, sentada sobre la alfombra y con Kiyo en su regazo.

—¿Ocurre algo? —pregunté.

Ella asintió con la cabeza.

—¿Hay alguna forma en la que pueda ayudarte? —pregunté.

—Sí —respondió ella en voz baja.

Tomó al cachorro con ambas manos y me lo entregó.

—Cuida de Kiyo. Debo irme.

Me incorporé y me senté sobre la cama. Encendí la lámpara del buró: Anâaj se veía muy sombría. Aunque ella no lo dijo, yo sabía que algo le preocupaba.

—¿Estás bien? —pregunté.

Ella suspiró, y respondió:

—No, pero tampoco es que pueda decirte mucho al respecto.

—¿Cuándo volverás? —pregunté.

—No lo sé —respondió.

La seriedad en su voz me hizo sentir un vacío en el estómago.

—Dejaré comida todos los días —señalé—, por si regresas y yo me encuentro fuera de casa.

Ella no respondió. Se puso de pie y comenzó a caminar hacia la puerta de la habitación. Me puse de pie y una parte de mí quiso detenerla, pero sabía que nada de lo que yo dijera o hiciera la haría cambiar de opinión. Cuando ella llegó a la puerta, se giró y me observó por un largo rato. Sentí una gran tristeza.

—Por favor —dije—, vuelve pronto.

Ella me sonrió, con una sonrisa tierna y triste. Instantes después, desapareció.

Tomé a Kiyo y lo llevé a su corral. Como yo no quería quedarme solo, me dormí junto a la jaula del cachorro.


Dejé alimentos diariamente, tal y como prometí. Sin embargo, habían pasado cuatro semanas y ella seguía sin dar señales de vida. Yo seguía durmiendo en mi nueva cama, para cuando ella volviera encontrara disponible la habitación principal. Se cumplieron cinco semanas, pero ella seguía brillando por su ausencia. Comencé a desesperarme, pero lo único que yo podía hacer era esperar.

Gionme RhurojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora