06화

2.4K 427 84
                                    

Tenía unas botas de lluvia amarillas con un pico de pato pintado en la punta; amaba el verano porque podía usar sus botas de patito, Taehyung lo amaba porque Jimin lucía feliz con sus botas de patito. Sí, los veranos eran sus favoritos; la señora Park y la señora Kim solían llevarlos al parque en esos días, sus hijos se divertían saltando en charcos de lluvia y correteándose entre el césped mojado.

       —Si subes primero, te regalo mi colección del Avatar —decía Jimin tratando de retarlo para trepar por un árbol; pero Taehyung era flojo y ya habían corrido mucho.

       —No —se deja tirar al pie de ese esponjoso árbol. —Se la pediré a Santa esta navidad —soluciona; pues, a él le gustaba mucho su colección de discos edición especial.

       —Santa no le trae regalos a los niños flojos —o al menos eso le dijo su mamá.

       —No soy flojo —defiende. —Ya corrimos mucho, Chim —le vendría bien una taza de chocolate caliente con malvaviscos; el futuro alfa siempre fue más de quedarse en casa.

        —Flojo —le muestra la lengua en muestra de burla. —No te necesito igual, puedo jugar solo —ofende al castaño, pero no se mueve. Jimin empieza a trepar por su cuenta; Taehyung solo sonríe porque las botas de patito chillan con cada paso.

       —¿Tu puedes solo? —se burla, es evidente que al niño de cabellos oscuros  se le presentan dificultades; sus piernas son demasiado cortas. —Vamos, bájate. Te vas a caer.

       —No importa —dice el otro, tan testarudo como su mejor amigo.

       —Chim, tú mamá nos va a regañar si te lastimas.

        —No me lastimaré —apenas trepa sobre una rama y está agotado, es más difícil de lo que pensó.

         —¿Por qué tan seguro? —suspira cansado; tiene un instinto agudo, se pone de pie por si necesita correr a su auxilio.

         —Porque tú siempre me cuidas, no puedo salir lastimado si estoy cerca de ti.

Jimin sale de la cafetería sin decirle palabra; Taehyung no es consciente de lo que ha dicho hasta que los murmureos se escuchan a sus espaldas. Seokjin le observa, entre sorprendido y curioso; algo no marcha bien en él, ese alfa no es del tipo explosivo. Tal vez no se conocen de hace años como con Jimin, pero cree que lo conoce bien. No está muy alejado de la realidad.

       —Creo que has pasado demasiado tiempo con Jungkook —es lo único que el omega azabache dice, más no ayuda en la situación.

       —Déjame en paz —Taehyung no tarda en irse también, los susurros comienzan a marearlo. Es entonces que Seokjin puede seguir con su almuerzo, más tranquilo y sin riesgo de drama.

       El alfa sale del edificio; su mente le abandona por completo, no quedan más que insultos hacia sí mismo. ¿En serio le dijo eso? Él no lo piensa de verdad, ¿o sí? Intenta justificarse, Jimin no está en una posición cómoda para aconsejarle; es cierto, pero ¿era motivo para humillarlo de tal forma en frente de todos? No tarda en dejarse caer sobre una banca, cerca de la entrada al colegio. Tal vez si hubiese sido una discusión privada habría sido diferente, pero le dijo tales cosas en pleno almuerzo. ¿Qué le está pasando? Piensa en la fiesta y cómo Jimin bebía junto a los dichosos universitarios; piensa en el secreto que le reveló a Jungkook con tal de alejarlo de Yoongi, y ¿para qué? ¿Valía la pena? No es buen momento para replanteárselo, pero lo hace. La tortura parte de sí mismo, o es así hasta que lentos y solitarios aplausos interrumpen con el cause de ideas que le atormentan. Parpadea cuando un pelirrojo divertido avanza hacia él aplaudiendo con admiración.

DelicateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora