12화

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Era divertido. Jimin lo detestaba, o mínimo le caía muy (muy, muy, muy, muy) mal; sin embargo, había tenido la osadía de invitarlo porque sabía que eran amigos. O algo similar a eso. Entonces, ahí está Jungkook. Observa al pelinaranja correr de un lado a otro, mientras él reposa junto a la barra analizándolo. Le importa tanto que todo salga perfecto; por instantes, le recuerda a cierto castaño testarudo. Los invitados empiezan a llegar en manadas cerca de las 10; para ese punto, el omega pelirrojo espera aburrido con un vaso en la mano. Ha bebido cuatro vasos por puro aburrimiento; incluso si no está ebrio, su sistema es suave. No hay nada interesante que mirar; Jimin está pegado a Yoongi y otros más felicitan al pelimenta antes de atacar las bebidas. Nada llama la atención del joven hasta que la puerta es abierta, una sonrisa divertida ilumina el rostro de Jungkook.

       —Llegas tarde —bromea al encontrarse con el castaño junto a la escalera.

       —Oh, ¿me perdí cantarle el feliz cumpleaños a Min? —es sarcástico al decir, hace sonreír al menor. —Ni siquiera sé qué hago aquí, hace un frío infernal. ¿Acaso no sientes? —lanza una mirada recriminatoria al chico; lleva pantalones ajustados y una camiseta de gruesos tirantes con una de manga larga por debajo, esta última no es más que una fina tela de maya traslúcida. —¿Los resfriados también te temen?

      —¿No te cansas de quejarte por todo lo que está fuera de tu zona? —rueda los ojos con aburrimiento. —Y aquí dentro no hace tanto —es cierto, la multitud lo abruma al instante.

      —Ya me doy cuenta —quitarse la chaqueta no es opción, entre tanta gente seguro la pierde.

      —Mejor deja de quejarte, desea feliz cumpleaños a Yoongi y bebe algo —es así como lo arrastra directo a la barra, bajo la tenue luz y escandalosa música.

      —No voy a desearle nada —gruñe para sí mismo, aunque es evidente que Jungkook bromea con ese punto.

      —La verdad me sorprende que Jimin organizara esto él solo —le dice quitando a dos chicos que acaparan la cocina, ellos no dudan en marcharse apenas lo miran. Taehyung no deja de pensar en qué tanto ha hecho para que le miren con terror.

       —Pues que no te sorprenda, no lo hizo solo —observa al pelirrojo preparar dos vasos, no se niega. —Le ayudamos.

       —¿Le ayudaron? ¿Tú y...? —extiende un vaso en su dirección, el cual el alfa toma sin preguntar siquiera que es. Por alguna razón, confía en él; al menos para esto.

       Taehyung hace muecas ante el primer trago, pero segundos después descubre que no es tan terrible. —Y Seokjin —da un segundo trago, podrá sobrevivir.

       —El trío inseparable —asiente, divertido por las muecas del contrario. —No puedo creer lo tonto que eres.

       Quisiera ofenderse, esta vez también se siente así. —No tengo nada en mi defensa —le da su vaso para que le dé otro, Jungkook lo haces antes de que vaya a arrepentirse.

      —¿Ya no usarás la carta del poder del amor?

      —No por hoy.

      Unos segundos más tarde, Jungkook convence a Taehyung de salir para reírse del resto; de hecho, es un excelente plan. El alfa pronto se da cuenta de cómo es que Jungkook se entera de los mejores rumores, mucho pasa cuando las luces se apagan. Ambos se murmuran sobre las grandes historias que se desarrollan ante sus ojos; por segundos, el castaño admite que es agradable no estar bajo el amargo escrutinio de los adultos.

       —Nunca había visto a Yoongi tan contento —confiesa Jungkook cuando observan a la parejita bailar en medio de la sala, junto a la multitud.

DelicateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora