Delicate

31화

Regresan casi a la medianoche, Yoongi y Jimin están asando salchichas cuando los ven entrar; Jungkook trae sobre los hombros la chaqueta de Taehyung y parecen conversar con la mayor de las calmas, la pareja intercambia una mirada.

     —¿Ustedes...? —duda el pelinaranja, mientras Jungkook amenaza a Yoongi con la mirada.

     'Te voy a matar' articula con sus labios antes de volver su atención a Jimin. —No, ¿y ustedes?

     —Estamos hablándolo —murmura, apenado.

     —Felicidades, me voy a la cama —es seco al despedirse antes de subir, entonces las miradas abordan a Taehyung.

     —¿Qué pasó? —susurra Yoongi, curioso. —No parece alguien que haya solucionado sus asuntos.

     Pero el castaño sonríe, en medio del caos. —Está avergonzado —no sabe cómo lo sabe, pero lo sabe. —También me voy a la cama.

    —No hagan mucho ruido —molesta Jimin, a lo que Taehyung le muestra los dos dedos medios.

    —Jódete —es su despedida antes de subir por el corredor, va directo a la habitación del omega. —¿Puedo dormir contigo?

   —¿No hay más habitaciones? —bufa quitándose las sandalias junto a la cama.

   —Tenemos casa llena —responde, divertido; claro que las hay.

   Rueda los ojos, más lo ve sonreír. —Yo duermo del lado izquierdo.

   —Trato —cierra la puerta al entrar. —¿Puedo preguntarte por qué viniste hasta aquí?

   —No quería verte.

   —Auch —se tira sobre la cama. —Pues es una pena.

   Jungkook sonríe por lo bajo. —Lo es —se tira junto a él. —Realmente no pensé que vendrías hasta aquí.

   —Yo tampoco —se gira en su dirección. —¿Tienes idea de cómo me sentí cuando Min apareció en mi puerta para decirme que habías desaparecido?

   —Lo siento —murmura. —No pensé que haría tal escándalo.

   —Es tu amigo —ahora lo ve. —Le importas —lo escucha bufar. —¿Por qué eso parece ser una molestia para ti?

   —Porque lo es.

   —¿Por qué?

   —Ser importante para alguien se siente como mucha responsabilidad —es una confesión que ahora suena torpe al decirla. —Cuando le importas a alguien viajaría hasta la otra orilla del país para buscarte, no me gusta eso.

   —¿Por qué?

   —Me hace sentir como una carga —murmura. —Puedo encargarme de mí mismo, no necesito que-

   —No es que lo necesites —extiende sus dedos hasta la mejilla del omega. —Es que lo mereces.

   —Después de cómo te hice sentir, ¿en verdad lo merezco?

   —Una y mil veces —asiente. —Porque me hiciste sentir dueño de mi vida, otra vez; pero no es solo eso —acomoda los caóticos mechones. —Mi papá solía decirme cuando niño que uno debe cuidar a otros porque somos lo único que tenemos.

   —¿Cómo es que siempre sabes qué decir en situaciones así? —murmura, irritado de su propia vergüenza.

   —¿Eso es una forma de aceptar que usas la ironía porque no sabes tener charlas serias?