37화

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Para su sorpresa, y diversión, Taehyung había cumplido su promesa; era un robot ofreciendo el menú del día con tono gentil y aislado, e incluso si eso alentaba a sus clientes a coquetear más, Jungkook ve entretenido su frustración cuando no les dedica ni una mirada. ¿Siempre fue así de celoso? Pensarlo lo haría sentir avergonzado, así que prefiere continuar con su rutina; Taehyung prácticamente le había obligado a estudiar todo el semestre y prepararse para sus entrevistas, lo que era un fastidio porque Jungkook se ofreció a trabajar también durante el verano para ser un poco más de ayuda. Claro que su novio se negó y ahora pasaba horas en la biblioteca, a veces en la cafetería donde Taehyung trabajaba, para estudiar y analizar a los decanos que entrevistarían cada fase; sin embargo, esa mañana (consiguió el turno matutino tras la llegada de sus padres a Corea) llega en la compañía de una empalagosa pareja.

     Taehyung frunce el ceño cuando Yoongi y Jimin preceden los pasos de su novio, enseguida yendo a su mesa para cuestionar la visita; no los veía desde la graduación. —Nada sale bien si ustedes tres están involucrados —es lo que dice al estar frente a ellos. —¿En qué líos te metieron esta vez? —ahora se dirige a su novio de un rojizo desteñido, quien rueda los ojos para retener una sonrisa avergonzada.

     —Nada, en realidad harán un bien —se gana un resoplido por parte de Jimin, ahora rubio, más no se defiende cuando Jungkook agrega: —¿Tienes unos minutos para hablar?

     No le gusta cómo suena. —Salgo en veinte a comer, ¿me esperan? —los tres asienten con tranquilidad. —¿Les ofrezco algo mientras tanto?

     —Un capuccino con-

    —Leche de avellanas, crema irlandesa, doble azúcar y chispas de chocolate al fondo, no por encima —Taehyung asiente, lo sabía bien; es la bebida favorita de Jimin. —¿Y tú? —observa a Yoongi, ahora azabache.

    Jungkook mira de soslayo a Jimin, quien parece desconcertado ante la seriedad y precisión de Taehyung, no abandona su burbuja hasta que su novio le mira directamente. —¿Eh?

    —¿Malteada de fresa y pastel de chocolate? ¿Está bien? —es lo que pedía con más frecuencia.

    —Sí —asiente, desorientado. —Claro.

    —Vuelvo en un rato.

    —Deberías hablar con él —murmura Jungkook en medio del tenso silencio, gana inmediato la atención de Jimin. —¿No crees?

    —Dudo que quiera escucharme.

    —Lo cual demuestra que no lo conoces en absoluto —hace resoplar al rubio, enfurruñado sin intenciones de refutar. —Creo que se lo merece, después de todo lo que te tuvo que aguantar.

   Yoongi desvía la mirada, en sus interacciones prefiere no opinar. —Yo no se lo pedí —musita por lo bajo, aunque sea avergonzado.

    —No —él sabe eso. —Pero las aprovechaste bien.

    Silencio, nadie dice palabra hasta que Taehyung llega más tarde para traer sus bebidas y agradecen al unísono; un minuto después lleva el postre de su novio, quien le sonríe agradecido. —Lo siento —es serio al decir. —No puedo sonreír en el trabajo, mi novio es muy celoso.

    Jungkook rueda los ojos. —Lárgate a trabajar, anda.

    Taehyung ríe por lo bajo antes de atender dos mesas más rumbo a su preciada hora del almuerzo; limpia las mesas y entrega dos rebanadas de pastel, entonces es libre y se deshace del mandil atado a su cintura para ir a la mesa de su novio y quienes le acompañan, unos ¿conocidos? No toma importancia, se sienta junto a Jungkook y este le desliza el postre que no ha tocado porque quería compartirlo con él.

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