Quedate Conmigo 《Newt》 1° TEMPORADA

Capítulo 35: Capitán Gally.

* Narra Minho *

Innumerables gotas de sudor se arrastraban por mi cara. Mientras jadeaba, me limpié el rostro transpirado con mi brazo derecho.

Newt, quién llevaba sus manos puestas sobre sus caderas, fue el primero en recuperar el aliento- Éste miertero si que era de los duros, menuda pelea.

- Ni que lo digas- suspiró ajetreada Brenda- Gracias chicos, dudo que pueda contar ésto ahora si no fuera porque ustedes me salvaron el pellejo.

Le guiñé un ojo en señal de cumplido.

Los tres desviamos la mirada al Penitente.
Brazos cortados, garras arrancadas y desparramadas por el suelo de piedra, su cuerpo roto, abolladuras en el metal, todo indicaba que el monstruo nos había dado una batalla de las agotadoras.

- ¿Dónde está el pedazo de plopus de Gally?

- No lo sé, Newt. Huyó en cuando me enfrenté al Penitente para salvarlo a él- respondió Brenda.

- ¿¡Es qué acaso ese larcho tiene las pelotas de adorno?!- exclamé.

Desde la distancia, gritaron mi nombre.

- ¿Qué hay, Sartén?- habló Newt algo preocupado cuando el cocinero llegó hasta nosotros.

Sartén abrió los ojos de par en par al ver al Penitente y retrocedió unos pasos.

- ¿Es...está muerto, verdad?- tartamudeó.

- Así es- dijo Brenda detrás del Penitente y luego forcejeando, sacó el cilindro correspondiente de la criatura- Y... aquí está nuestra pista.

Sartén suspiró despreocupado, pero luego recordó a que venía con tanta prisa.

- ¡Minho! ¡Newt! ¡Tienen que entrar al laberinto!

- ¿¡Acaso quieres que nos maten?! Si extrañas a tus amiguitos, te aseguro que volverán mañana para matarnos- escupí con sarcasmo.

- No entienden, shanks. ¡Ellos se han llevado a Jeff!

Eso lo cambiaba todo.

- ¿Por qué puertas se fueron?- preguntó el rubio.

- Oye, oye, oye- puse una mano en su pecho para frenarlo- Tú no vas a ningún lado, Ricitos de Oro. Con esa pata coja que tienes, llegaremos para cuando seamos ancianos.

- Iré contigo- habló Brenda.

Al escuchar eso, no pude evitar chillar en un grito- ¿¡QUÉ?! Ni loco, no. Sartén, tú vienes conmigo.

- ¿¡Y yo porqué no?!- se enfadó la pelirroja.

Me acerqué a ella y la sujeté por sus hombros- Porque no quiero exponer a las personas que más me importan.

- Qué dulce eres, yo también te amo- Newt suspiró sarcásticamente.

- A ti te dije que no por tu cojera, shank- puse los ojos en blanco- ¿Tienes un arma, Sartén?

- Sí, pero yo no soy corredor.

- Jeff tampoco- bromeé.

Nadie se rió.

Buena esa, quizá no es la situación correcta...

- Mejor váyanse- inquirió Newt.

- Ya lo escuchaste- le di unas palmadas en la espalda al cocinero- ¡Andando!

Cuando nos estábamos alejando, recordé algo importante. Sin dejar de correr hacia adelante me volteé rápidamente y le grité a Newt.

- ¡Ariana necesita ayuda!