Capítulo 40: ¡Se viene abajo!

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*Narra Thomas*

- No recordaba que ser Corredor exigiera tanto.

Llevábamos corriendo una hora, tal vez dos. Habíamos completado la mitad del recorrido que conducía hasta la sección cuatro y apenas habíamos tenido un descanso.

- Tienes razón- respondió agitadamente Minho mientras corría- pero si hay algo que recuerdo perfectamente, es que para mayor resistencia hay que mantener el ritmo de la respiración y dar menos charla.

- ¡Qué irónico! - hice una mueca burlona- Tú nunca cierras la boca y corres rápido.

- ¡Shhhh!- Ariana nos miró con severidad y siguió corriendo sin decir una sola palabra.

- Aburrida- solté por lo bajo.

- Te escuché, Thomas.

Me mordí la lengua. Enfadar a aquella chica no era lo mejor si no querías terminar como Michael.
Se me cruzó fugazmente por la cabeza si aún seguiría en el suelo agarrado de su pobre hombría.

"Miertero", pensé y solté una risita.

- ¡No falta mucho, larchos!- gritó Minho sin dejar de avanzar hacia adelante- ¡Rápido!

Antes de doblar por la izquierda, un alarido resonó entre los muros del Laberinto, formando un eco.

Todos nos detuvimos, permaneciendo totalmente inmóviles.

Después de un ruido algo viscoso y un gruñido espeluznante, comenzó una serie de repiqueteos metálicos que me dejó la sangre helada.

El Penitente venía hacia nosotros.

Minho y yo nos ocultamos detrás de la pared, Ariana nos imitó sigilosamente, y por ende, el resto del grupo.

Esto estaba mal.

- Minho, es inútil. Esa cosa está viniendo hacia aquí. Nos verá de todas maneras.

- ¿Y qué sugieres ahora, campeón?

El Penitente se oía cada vez más cerca.
El tiempo se acababa y las opciones también.
Mi corazón latía cada vez más rápido, pero había llevado a todos hasta allí y era demasiado tarde para retractarse.

Me di la vuelta para verles la cara a todas las personas que estaban detrás de mí- Lo combatiremos. Tengan valor y recuerden: nos tenemos el uno al otro. Saldremos de aquí o moriremos intentándolo- apreté con fuerza mi lanza y lancé un grito- ¡Vamos por él!

Seguidos de todo los Habitantes, mis pies salieron disparados.

Para nuestra sorpresa, no se trataba solo de uno de ellos. Eran dos.

Inmediatamente, cruce miradas con Minho porque ambos sabíamos que esas dos babosas eran el equivalente a los dos cilindros que nos faltaban para completar el código.

Volví la vista a los Penitentes, quiénes comenzaron a correr hacia nosotros, acortando considerablemente la distancia entre ambos grupos.

Tenía miedo, pero eso no me detuvo.
Hice mis pensamientos a un lado y me preparé para terminar el trayecto que me quedaba hasta el Penitente que estaba más cerca.

Un gran bramido salió de la boca de aquella bestia al enterrar casi por completo mi lanza, seguida de varias de las misma, que se clavaron sobre su espalda y cabeza.

Los Carniceros se encargaron de cortar sus patas con los machetes más grandes y afilados.

El Penitente parecía casi vencido, cuando la segunda bestia voló sobre nuestras cabezas en un movimiento veloz, y tomó con sus garras a uno de los Habitantes.

Quedate Conmigo 《Newt》 1° TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora