Quedate Conmigo 《Newt》 1° TEMPORADA

Capítulo 37: El plan.

*Narra Thomas*

No veo nada. Todo está oscuro.
Pero hay algo.
10...
Sonidos.
Sonidos que van en aumento, poco a poco. Al distinguirlos, reconozco que no son sonidos.
Son estruendos.
De repente, algo cayó y explotó delante de mí.
Un muro.
9...
Abrí los ojos y me encontré en el laberinto. Todo se desmorona. Debo correr, pero mis pies no se despegan del suelo.
Siento calor, y es cuando me doy cuenta de que el cielo ya no es gris, es naranja.
Miró hacia arriba y un sol ardiente me encandila e inhalo el aire pesado e irrespirable, que me quema los pulmones debido al calor.
8...
Cuando vuelvo la mirada hacia mi camino, ya no estoy en el laberinto, estoy en un... ¿Desierto?
Cierro los ojos, tratando de calmarme, se que todo ésto es parte de la Transformación.
7...
Veo el Área y el laberinto convertidos en polvo.
La voz particular de aquella mujer me habla de nuevo.
"Lo siento, pero debo huir Thomas...y ellos vendrán conmigo. Recuerda, C.R.U.E.L. NO ES BUENO"
6...
Una computadora. Yo y unos niños más de pequeños haciendo pequeñas pruebas.
5...
Estoy dentro de un tubo lleno de agua. Gritos. Personas que ya no parecen ser personas.
4...
Estoy acostado en la camilla.
"Thomas irá al A"
"De acuerdo"
3...
Cilindros. La llave.
2...
"C.R.U.E.L NO ES BUENO"
1...
"C.R.U.E.L ES BUENO"
0...

Desperté.

Al abrir los ojos me encontré con que todo seguía igual.
Observé el cielo, aún gris, a través de los barrotes de madera.
Mi atención se centró en el silencio presente. Casi no había ruidos; salvo algunas respiraciones, y de vez en cuando, ronquidos.

La tenue e inerte luz proveniente del cielo, originaban sombras sobre el interior de la celda. En las esquinas, donde no llegaba la pálida luz, se centraba la oscuridad.
Yo estaba en una de esas esquinas.

Aunque en un principio me desesperó saber dónde estaba y cuál era la situación, me tranquilizó un poco darme cuenta de que estaba encerrado en el pozo.

No podía definir la hora instintivamente, el color neutro me lo impedía. Miré a mi muñeca donde aún llevaba mi reloj de corredor.
Era la madrugada.

Eso quiere decir que todos duermen, pensé.

Sentí algo removerse debajo de mi cuello. Eran piernas.
Mi torso se hallaba recostado y parte de mi espalda, cuello y cabeza descansaban sobre las piernas de alguien que obviamente, estaba durmiendo sentado.

Traté de ponerme de pie, tanteando un poco, tratando de que aquella persona no despertara. Apoyé mi mano en una de las paredes. Mis piernas estaban débiles, como si no hubieran estado en movimiento durante un buen tiempo y se doblaron.

Lo cuál me recordó mi despertar en la Caja.

Como no quería estampar mi cara en el suelo, mi única reacción fue sujetarme rápidamente de algo.

Mi mano derecha tocó la pared rocosa, la izquierda no tuvo tanta suerte.

Toqué un bulto.

Creo que ésto no le pertenece a un hombre...

Recibí una bofetada que me dió vuelta el rostro. Me sujeté la cara y aunque me picaba por el ardor, intuí que en cualquier momento gritaría.

Con las piernas débiles aún, me incorporé de inmediato y llegué justo para poner mi mano sobre su la boca antes de cualquier grito que pudiera emitir.