Es que va a entrar en erupción!!

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Dos días después, una mañana en la que descargaba una fuerte tormenta sobre Sigüenza, Alex tuvo que ir a Guadalajara con su padre y su abuelo para arreglar unos asuntos. La morena queria que los acompañara, pero Piper se negó. Quería darse un baño relajante y ocuparse un poco de su aspecto. Desde que había llegado a casa de la morena, apenas se había mirado al espejo y ya era hora. Una vez se quedó sola, abrió el grifo de la bañera y cuando se disponía a darse un maravilloso y relajante baño de espuma sonó el teléfono de la casa. En un principio lo dejó sonar, pero al ver la insistencia lo cogió y escuchó:

— Alex...

La voz de una mujer al otro lado le hizo sentir fatal. ¿Qué hacía ella cogiendo el teléfono? Pero intentando aparentar normalidad respondió:

—No está pero si quieres dejar un mensaje cuando regrese yo se lo daré.

—Oh, Dios... no... no —gimoteó la mujer—. Soy Almudena ¿Quién eres?

Al reconocer la  voz de la hermana de Alex dijo alarmada:

—Almudena, soy Elizabeth y...

—Ven a casa de mi padre con urgencia —resopló—. El búho se ha propuesto salir y creo que....Oh... Dios mío qué dolorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

La rubia respiró alterada

—A ver Almudena... tranquilízate y

—Estoy sola —prosiguió aquella—. Papá y el abuelo se marcharon, a Irene no la localizo y Eva salió a comprar y no se llevo el jodido móvil... Ven rápido. Te necesito.

La comunicación se cortó y la joven actriz se quedó con el auricular en la mano. De pronto un trueno la hizo regresar a la realidad. ¡La necesitaba! Subió a la habitación como un rayo, se cambió de ropa, cerró el grifo de la bañera y dos minutos después salió de la casa. 

—Maldita sea... y yo sin coche —cuchicheó bajo el paraguas

Comenzó a andar por las callejuelas de Sigüenza con paso acelerado. La lluvia la calaba entera pero debía de llegar hasta la casa de Lee cuanto antes. Quince minutos después empapada y con barro hasta en las orejas consiguió llegar. Llamó al portero automático, pero nadie abrió la puerta.Sin tiempo que perder, saltó una pequeña valla y al asomarse por una de las ventanas, vio a Almudena tumbada y respirando con dificultad sobre el sillón.

Con el corazón a mil por hora llamó Alex a su móvil pero estaba «Apagado o Fuera de cobertura».

Piensa... piensa maldita sea Piper, pensó temblorosa

De pronto vio una piedra en el suelo y lo supo. Debía romper el cristal de la puerta para entrar. La cogió sin dudarlo y cuando iba a golpear escuchó.

—Si haces eso se lo diré a mi padre. 

Volviéndose para mirar, suspiró al ver a Eva llegar cargada con unas bolsas y tiró la piedra apremiándola. 

—Corre... Almudena está de parto

Dos segundos después las dos estaban rodeando a la futura madre que chorreaba de sudor

—Joder... ¿Por qué has tardado tanto en venir Eva? —gruñó la parturienta.

Temblando como una hoja la joven hermana la miró y al ver como su cara se contraía de dolor suspiró en busca de una rápida solución.

—¿Llamo a una ambulancia? Verás como en breve estarán aquí. —Y mirando a la rubia a su lado preguntó histérica—: ¿Cuál es el número de urgencias?

—No sé —gimió asustada. Ella no sabía los números en España

Almudena al escucharlas, tomó aire y gritó descompuesta.

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