El abuelo Goyo

174 33 4
                                    

La cena se retrasó a causa de que la hermana de Alex que trabajaba en Madrid, no llegaba. De pronto las tripas de todos comenzaron a rugir.

—Ay Dios... perdónenme todos, pero tenía que cubrir una noticia y mi jefe... 

—¿El impresentable?—preguntó Almudena. 

—Sí, Almu ¿Quién sino? —respondió Eva repartiendo besos— El muy imbécil a pesar de que hoy era mi último día me ha martirizado como siempre. Y les diré algo más, he estado a punto de engraparle las orejas a la mesa por negrero, pero al final he pensado eso que papá siempre dice de dejar las puertas abiertas para el futuro. 

—Hiciste bien, cielo. En esta vida nunca se sabe —asintió su padre tras darle un cariñoso beso en la frente. 

—¿Te ha despedido? —preguntó Irene preocupada. 

—Hoy cumplía mi contrato y directamente no me lo ha renovado. Según él, con la crisis existente han de rebajar la plantilla. Por lo tanto ¡estoy desempleada! Y para colmo el portátil que me entregó la empresa se lo ha quedado. ¡Estoy sin laptop! —gritó—. ¿Qué va a ser de mí? 

—Mujer... en tu habitación tienes tu PC —sonrió Almudena. 

—Sí... si tenerlo, lo tengo... pero es que es de la prehistoria y ahora cesante no puedo comprarme uno nuevo. ¡Estoy perdida! 

El abuelo tras besar a su alocada nieta, con la que tanto se divertía

—A ese jefe tuyo, mándale a hacer puñetas. - dijo con el puño en señal de lucha - Si lo agarro yo a ese ¡le parto la cara! 

—Abuelito me ha mandado él a mí —suspiro resignada—. Solo espero tener una noticia sensacional algún día para poder darle con ella en todas las bolas cuando se la venda a otra agenda. 

- Eva María, por Dios tu vocabulario!. Le reprochó Irene.

- Lo siento Mamá - dijo sarcástica. - el hecho es que el día que consiga esa noticia, haré que se arrastre a mis pies. 

Todos sonrieron. Si algo tenían claro era que Eva cumpliría con su objetivo y ese era ahora machacar a su jefe y darle un escarmiento tardara lo que tardara. 

Luego que hubo saludado a todos los presentes se fijó en una muchacha morena de ojos oscuros que Alex le presentó como Elizabeth, una amiga. Tan sorprendida como el resto de su familia se acercó a la joven y tras darle un par de besos la miró con curiosidad. 

—¿Nos conocemos? 

Incómoda por cómo le observaba, Piper se colocó el flequillo en la frente.

 —No...no creo. 

—Pues me suena un montón tu cara. ¿Dónde te he visto antes? —murmuró escrutándola con la mirada. 

Sabía que la había visto ¿pero dónde? 

Nerviosa Piper miró a Alex, pero intentando aparentar tranquilidad sonrió. Entonces, el padre de la joven curiosa se acercó

—Es asturiana quizá la hayas visto en alguno de tus viajes, cielo.

Alex miró a su padre y éste levantó su cerveza con complicidad y sonrió, la morena maldijo para sus adentros, definitivamente su padre se estaba dando cuenta de algo. 

—¿Asturiana con el acento que tiene? —preguntó Eva con comicidad. 

—Bueno, la verdad es que viajo mucho. He vivido en Estados Unido muchos años y de ahí mi acento —susurró la joven al punto del desmayo. 

—¡Me encanta tu reloj! Es muy bonito.  - dijo al mirarla de arriba abajo

Piper se fijo en su muñeca y al ver que llevaba el carísimo reloj Piaget fue a decir algo, pero cuando Alex se interpuso entre ellas abrazando a su hermana. 

¿Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora