Necesitas un Makover!!!

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A la mañana siguiente, tras haber pasado una tórrida noche de pasión, cuando Alex se marchó a la base, sonó el portero automático de la casa. Piper, que estaba sentada mirando un correo en suportátil que su representante Max le había enviado de la Paramount Pictures, se levantó y al abrir la puerta, las hermanas de Alex entraron como una tromba en la casa. Al verlas sonrió. Ella tenía razón, ya estaban allí.

Menos mal que llevo la peluca y todo lo demás pensó al verlas.

-Hija de mi vida, anoche nos dejaste preocupadas. Esa hermana mía a veces se comporta como un cromañón -murmuró Irene mientras le plantaba un par de besazos en la cara.

-Hola guapa -saludó Almudena y después Eva que la besuquearon una tras otra

Entraron directamente en el salón, se quitaron los abrigos que dejaron sobre una de las sillas mientras Piper buscaba rápidamente con la mirada las gafas y se las ponía.

-¿Qué tal? ¿Todo bien? - preguntó Irene con una gran sonrisa.

-Sí bien... -respondió.

Almudena sentándose con su bebé en los brazos, miró a la joven morena y sin darle tiempo apensar sonrió abiertamente,

-¿De verdad que todo va bien entre Alex y tú?

-Si.

-¿Pero Todo... todo? -insistió Eva.

-Pues si.

-Uff... ¡Cuanto me alegro! -aprobó Irene cogiéndola de la mano para sentarla a su lado-. Anoche cuando las vimos, pensamos que iban a discutir

- ¡Oh...oh... la que se va armar! Pensé- dijo Eva - Parecían muy enfadadas. Pero vamos, por lo que vemos han hecho las paces ¿verdad?

Al recordar aquel momento Piper sonrió y entendió el porqué de las preguntas.

-Sí. Tranquilas. Ya está todo solucionado

-Ay, benditas reconciliaciones. Aún recuerdo yo cuando mi Lolo y yo nos reconciliábamos tras una de nuestras tontas trifulcas. Su manera de mirarme y como luego me sonreía, me volvía loquita.

Eva, divertida por el chorreo de palabras de su hermana mayor, miró a la rubia y le guiñó el ojo. Ambas sonrieron

-Por cierto -dijo Almudena sacándose un pecho para dar de mamar al bebé-. Nos ha dicho Eva que eres personal shopper. Qué trabajo más alucinante, ¿no?

Vaya... como vuelan las noticias pensó.

-Joder, Almu... ¿tienes que sacarte la teta en cualquier lado? Ayer igual. Estábamos en el médico y ¡zas!, teta fuera.

-¿Qué quieres que haga si le toca comer ahora? -se defendió Almudena-. Piensa que ahora soy como una central lechera. Produzco y debo suministrar si no quiero explotar, y no me apetecía sacarme la leche con la máquina infernal que me regalaste -rio al recordar el sacaleches que utilizaba para dejar comida a su bebé cuando salía.

Irene sonrió ante las ocurrencias de sus hermanas y trató de reconducir el tema.

-Ay, hija, yo porque me explicó Almudena qué era eso, porque no tenía ni idea de que existiera un trabajo así. ¿En serio que trabajas yendo de compras?

-Sí.

Con gesto indescifrable la curiosa hermana de Alex volvió al ataque.

-¿De verdad que otros te pagan para que tú les vistas y les aconsejes sobre qué es lo que mejor les queda?

-Sí.

-Se lo dije, pero no me creyó -cuchicheó Eva, observando con curiosidad el portátil color blanco de última generación que había abierto sobre la mesa.

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