Acurrucosa!

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El resto de la noche Piper les demostró a Alex y a todos que, además de ser una muchacha guapa, era cariñosa y sabía escuchar. Estuvo pendiente de todos y todos fueron encantadores con ella. 

Almudena, la embarazadísima hermana de Alex, comentó que al día siguiente tenía que ir a Guadalajara a comprar cosas para el bebé y la rubia, rápidamente le preguntó si podía acompañarla. Encantada por aquel ofrecimiento Almudena asintió y quedaron para el día siguiente. 

Según pasaba la noche Piper se dio cuenta que aquella familia nada tenía que ver con la descripción que Alex le había dado camino a su casa y cuando se lo comentó al oído, Alex no pudo menos que sonreír. 

—¿Por qué me mentiste sobre tu familia? Son geniales y totalmente diferentes a lo que me describiste —dijo mirando a Lolo, el marido de Irene, que no había abierto la boca. 

—Lo sé —rio ella—, Pero quería que lo descubrieras por ti misma. 

Cuando Piper vio que Almudena se levantaba y empezaba a llevar platos a la cocina, la imitó. Quería ayudar. Almudena al verla entrar en la cocina con varios vasos rápidamente dijo —¿Podrías meterlos en el lavavajillas? Así nos ahorramos trabajo. 

—Ahora mismo. -  Al ver la buena disposición de la amiga de su hermana esta sonrió.—Por cierto ¿Qué quieres comprar mañana en Guadalajara? le preguntó curiosa. 

—Necesito encontrar una tienda de música —rio al decirlo — Tu hermana necesita conocer algo más que el ruidoso heavy metal. 

—Gracias Dios!!...  - hablo en medio de una carcajada - me alegra oírte decir eso, porque hija, cada vez que voy a su casa o monto en su coche, me vuelve loca con esa música. ¡Qué horror! Para su cumpleaños le regalé el último CD de Sergio Dalma ¿le conoces? 

—No. ¿Es música heavy también? —preguntó con sinceridad. 

—No, por Dios —rio Almudena—. Es un cantante español que me encanta y que a ella le gustaba hace años, ¿no le conoces? Sacó a la venta un nuevo CD que es un recopilatorio de música italiana y es estupendo. Se lo regalé para poder escuchar algo decente cuando voy a su casa. Dile que te lo ponga, verás que bien suena. 

—Ajá. Tomo nota. Se lo diré. - Durante un buen rato charlaron y cacharrearon en la cocina, hasta que de pronto Piper la escuchó resoplar.—¿Qué ocurre? —preguntó alarmada. 

Almudena apoyada en la mesa, con una mano sobre su tripa, murmuró tras beber un vaso de agua:—Tranquila. Es solo una patadita del búho. 

—¡¿Búho?! - Al escucharla Almudena sonrió y aclaró.—Así lo llamo de momento. Hoy mi búho está guerrero. 

—¿De cuánto estás? 

—De ocho meses y seis días, tengo fecha estimada el 6 de enero. —Y sonriendo murmuró— Él o ella será mi regalo de reyes. 

—Maravilloso regalo, ¿no crees? - Almudena acarició su abultado vientre con dulzura. 

—Sí aunque ¿tú has visto como estoy? Soy un verdadero hipopótamo. - Ambas sonrieron. Realmente Almudena estaba tremenda.—He engordado quince kilos con el embarazo y temo no volver a ser quien fui tras esta experiencia. 

—Tranquila, ya verás cómo sí. Mi amiga Jenny tuvo gemelos y eso mismo pensaba ella. Sin embargo ahora esta aún más guapa que antes de tenerlos. 

—Eso espero. O no me mirará ni un solo hombre nunca más. 

—¿Estás llevando tu sola el embarazo? 

—Sí. A veces es mejor estar sola que mal acompañada.  - Ambas sonrieron y Piper enternecida, se aproximó a ella. 

—Creo que eres muy valiente, y estoy segura de que tu búho sabrá recompensártelo con su cariño. 

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