No te enfríes.. Ritmo... Ritmo

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Al día siguiente de su encuentro con Piper, Alex aún no daba crédito a lo que había ocurrido. Piper Chapman, la gran diva del cine americano, había estado en su casa. En un principio pensó contárselo a Nicky, pero luego calibró las consecuencias y decidió que no era una buena idea.

Había quedado con su amiga para tomar algo. Ambas estaban sentadas en una terraza de su pueblo cuando oyeron una voz tras ellas.

—Hola cucarachas. Ya era hora de que se les viera el pelo. ¿Me invitan a una birrita? - Levantando la cabeza Alex sonrió al ver a Stella. En todos aquellos años su vida había cambiado poco. Seguía siendo en cierto modo la misma descerebrada de años atrás, con la diferencia de que ahora se encargaba de la panadería de su padre. 

Sentándose junto a ellas que tomaban unas cervezas y tras dejar sobre la mesa unas revistas que llevaba en las manos, ordenó al camarero

— Pepón tráeme una birra fresquita. — Después miró a sus amigas - Qué, ¿algo nuevo que contar?

—No —dijeron al unísono. 

Fuera del trabajo nunca comentaban con nadie lo que ocurría durante la jornada, ambas lo tenían muy claro. No les gustaba.

- Joder colegas, la movida que se perdieron la otra noche —contó encendiéndose un cigarrillo—.Resulta que el Pistacho, se f...

—¿Pistacho?—preguntó Nicky - jajajaja a quien se le ocurre decirle así a alguien.

—Sí, joder, el hijo de Luciano, el de los frutos secos. —Al ver que asentían continuó—. Se fue a Ámsterdam una semanita y ha vuelto alucinado. Trajo unas pastillas buenísimas de alla y la otra noche le dio una a la Geno, la hija del Tomaso el camionero, y no te imaginas como quedó.

—Stella —sonrió Alex —. Qué te parece si no nos cuentas esas cosas a nosotros. ¿Te recuerdo en que trabajamos?

—No me jodas!. ustedes para mí son mis coleguitas, y no unas jodidas cucarachas.

—Lo de cucarachas me toca las narices —se burló Alex. Aquel estúpido sobrenombre era por el que muchos llamaban a los Geos por su indumentaria negra.—Además — prosiguió Stella sin escucharle—, sabes que yo, desde hace tiempo, paso de meterme esas burradas. Yo solo me meto lo que cultivo y...

Nicky miró a su amiga y poniéndole una mano en el hombro le indicó:—Cierra la boca. No queremos saber nada de lo que cultivas —sonrió al escucharle—. De verdad, Stella, tú haz lo que quieras con tu vida, pero no nos cuentes absolutamente nada ¿vale?—Y mirando las revistas que había dejado sobre la mesa cogió una y dijo—: ¿Desde cuándo lees prensa del corazón? ¿Te has vuelto delicadita?

—Son para mi madre, y no me jodas, que me ha llamado la vieja al móvil y me las ha encargado. Y yo que soy buena niña se las compro y se las llevo. Hay que tener contenta a la Aurora. Todos sonrieron. 

Aurora, la madre de Stella, era una buena mujer y bastante cruz tenía con aguantar a la descerebrada de su hija. Tenía un carácter de los mil demonios.

Nicky, cogiendo una de las revistas, la hojeó hasta que en su interior encontró un reportaje que captó su interés y, tras mirar a su mejor amiga, que por su gesto supo de lo que iba el tema.

—Vaya, aquí pone que la actriz Piper Chapman ha terminado su gira por España - Alex le devolvió la mirada y no dijo nada, aunque le llamó de todo solo con los ojos. Ni siquiera cogió la revista para verla. No le interesaba. Pero Stella se la quitó de las manos para ver las fotos.

—joder, lo buena que está esa Barbie Malibú. Es que la lamería desde el dedito gordo del pie hasta...

—Nos alegra saberlo —cortó la morena quitándole la revista y cerrándola, pero Stella volvió a abrirla y enseñándole una foto de la actriz con un escotado y sexy vestido azul, riendo y abrazada a Mike Grisman en Sevilla continuó.—Vamos a ver. ¿Desde cuándo ves tú a mujeres como esta por el pueblo? - Vamos... ni que fuera normal verlos pasear por la calle - Alex no respondió. Era una suerte que su loca amiga no relacionara a Piper Chapman con la joven que se casó con ella años atrás. Eso le reconfortó. No pensaba contar nada de lo ocurrido el día anterior en su casa, y menos a ella.

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