El 24 y 25 de diciembre todos se reunieron para cenar y comer en la casa familiar y la reunión fue todo un éxito.
Piper convenció a Tomy para que les acompañara, aunque tuvo que pelear con él para que se pusiera algo discreto, mientras Alex como siempre sonreía ante la locura y el excentricismo de aquel.
Antes de salir hacia la casa de Lee, Piper le recordó a su primo aquello que su abuela siempre le decía: «Sé tú mismo, pero no asustes a los demás». Por lo que Tomy intentó ser moderado en sus actos.
Lee estaba encantado de que fueran más invitados de los que esperaba y se emocionó al tener a Piper de nuevo entre ellos. El abuelo Goyo se quedó sin palabras tras conocer a Tomy. No le quitó el ojo de encima en toda la noche. Aquello no pasó desapercibido para nadie y todos temían que el abuelo, de un momento a otro, soltara alguna de las suyas, Pero no, sorprendiéndoles a todos no lo hizo. Fue discreto, aunque todos sabían lo que pensaba, incluido el observado.
Aquella noche tras una divertida y exquisita cena en la que lo pasaron a lo grande, Tomy se marchó de juerga con Eva. Ambos tenían ganas de tomarse una cervecitas y bailar. Piper y Alex regresaron solas a casa. Tras saludar a una efusiva Senda, la morena cogió una botella fresca de champán de la nevera, dos copas y entre risas y besos subieron a la habitación. Una vez allí, la joven policia dejó lo que llevaba en las manos sobre la mesilla y abriendo un cajón sacó algo y dijo:
—Toma canija. Papá Noel, ya sabes, ese señor gordo vestido de rojo que baja por las chimeneas, ha debido de pensar que has sido buena y dejó algo para ti.
Con una deslumbrante sonrisa ella lo cogió y abriendo su maleta, que estaba en un lateral de la habitación, sacó otro paquete y se lo entregó.
—Vaya que casualidad. El mismo señor gordo pensó que habías sido buena tambien y dejó esto para ti.
Ambas sonrieron y se sentaron con sus respectivos regalos sobre la cama
Las señoritas primero —insistió Alex con galantería
Divertida, y emocionada porque hubiera tenido tiempo de comprarle algo a pesar de los horarios de su trabajo comenzó a abrirlo. Lo primero que vio fue un perfume de Loewe, una cajita de la misma marca y un CD de música.
—Sergio Dalma — susurró encantada
—Sí. He visto que lo escuchas muy a menudo, y como veo que te gusta más que AC/DC o Metálica te lo compré para que lo escuches en tu casa —al ver que ella sonreía Alex prosiguió—. En cuanto a los otros regalos, recuerdo que el día que fuimos de compras dijiste que una de tus tiendas preferidas era Loewe, ¿verdad?
Feliz asintió y al abrir la pequeña cajita se quedó sin habla hasta que la morena hablo otra vez — Vale... no es un súper regalo de esos a los que estás acostumbrada, pero es algo que yo me puedo permitir.
—No digas tonterías Alex por favor.
Al ver su ceño fruncido la besó y susurró.
—Me he vuelto loca pensando qué regalarte. Al principio pensé un Porsche rojo, pero luego imagine que una estrellita como tú ya tendrías alguno.
—Dos. Rojo y azul antracita —asintió sorprendiéndole.
—¿Lo ves? —sonrió encantada—. Sabía que lo tendrías. Por ello al final pensé que un llavero de Loewe con las llaves de mi casa podría gustarte —y mirándola a los ojos murmuró—: Espero que mi casa y mi compañía te gusten tanto como tu marca preferida.
Emocionada asintió sin poder hablar. No esperaba un regalo así. En especial porque aquello le sonó a declaración de amor. Alex al ver su mirada turbada prosiguió. Necesitaba hablar con ella y aquel era un momento ideal. — A ver... Piper . Quizá no venga al caso lo que te voy a decir, y sea una metedura de pata tremenda...
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¿Tú?
FanfictionPiper Elizabeth Chapman es una famosa actriz de Hollywood, durante la promoción de su ultima película en España, donde por a avatares del destino, y tras un secuestro que acaba resuelto por el Grupo Especial de Operaciones de la policía se reencuent...