Fuera de mi vida!!

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A las nueve y media de la noche del veintiocho de febrero, Alex aterrizó en el aeropuerto internacional de Los Ángeles, más conocido como LAX. Una vez recogió su pequeña maleta, usó sus contactos como policía y logró salir por un lateral del aeropuerto para esquivar a la posible prensa.

Su hermana ya le había avisado que a las puertas de su casa ya había más de una docena reporteros y en aquel aeropuerto también era muy posible que hubiera prensa. Cansada pero feliz, llamó a Tomy para indicarle dónde podía recogerle. Cuando este por fin llegó, gritó al verle:
—Por el amor de Diorrrrrrrrrrr la Geo de mis más morbosos sueños ya está aquí.
Emocionados, se fundieron en un caluroso abrazo

—Te he echado de menos Tomy.

—¿Qué me estás contando divine mía?

—Lo que oyes —sonrió Alex.

Encantado por aquel comentario, el joven se acercó a ella y le guiñó un ojo, arrancándole una carcajada. —A mi no me digas eso que rápidamente me emociono my love. Y mi crazy cabecita comienza a pensar en que viniste por mí y no por ella.

—Siento decepcionarte pero...

—Lo sé... lo sé... no seas cruel —río aquel.

Entre bromas se encaminaron hacia el coche con el que Tomy había venido a recogerle.—Menos mal que has venido para solucionar esto de una vez por todas. Si llegas a tardar más creo que hubiera salido en el New York Times por asesinato —le dijo Tomi colgándose de su brazo.

—¿Por qué?

—Piper se ha vuelto loca.

—¡¿Loca?! —preguntó preocupada.

—No para de comer galletas Oreo, escuchar la horrorosa música que a ti te gusta y encima ha engordado dos kilos. ¡Dos!

—¿Y eso es malo? —rio Alex divertida al imaginarla escuchando a AC/DC.

—¡Es terrible! Mi Queen no debe continuar comiendo así. Y tras ganar ayer el Oscar ¡ya ni te cuento cómo llora!

—No te preocupes, yo haré que deje de llorar.

—¡¿Cómo no me voy a preocupar?!... ella es mi vida,
—Y la mía Tomi... y la mía —asintió Alex emocionándole.

Sin tiempo que perder, llegaron hasta un reluciente Porsche rojo y tras meter su pequeña maleta en el pequeño maletero  murmuró:
—Joder Tomy ¿este pedazo de cochazo es tuyo?

—Uiss... me encanta cuando dices mi nombre. Me hace sentir fuerte y poderoso —se mofó y tirándole las llaves aclaró—: En cuanto al coche es de la Queen y toma, conduce tú.

—Sin problema —asintió encantada y tras montarse murmuró—. Bueno, indícame donde está y vayamos a verla.

Tomy, le miró, se toco el pelo, después se alisó el pantalón blanco y tras quitarle una pelusilla a Alex de la camisa oscura dijo: —A ver my love, como te explico yo esto sin que parezca terrible. —la morena frunció el ceño y este prosiguió—. Ella ha estado muy triste desde que regresamos primero de Spain y luego de Tokio y ¡oh my Good! solo comía galletas Oreo...

—¿Dónde está? —exigió al notar como aquel daba rodeos.

—A estas horas, y como anoche ganó el Oscar, debe estar en una fiesta en casa del guapísimo Anthony Wellinford y...

—¡¿Y?!

—Pues que el bellezón de Anthony bebe los vientos por ella y al aceptar mi Queen su invitación, estoy seguro de que intentará algo más que una copa y... —al ver que Alex daba un golpe al volante, Tomy  gritó— . A ver  ¿Qué esperabas? que guardara luto por ti toda su life. Además, tú no querías que yo le dijera que venias.

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