Estamos divorciadas!!

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Llegó la última noche del año. El 31 de diciembre todos se vistieron con sus mejores galas dispuestos a despedir un año y recibir con buen píe el siguiente. Durante los días anteriores Eva intentó hablar con su hermana, pero le fue imposible. No encontró el momento. Estaba totalmente absorbida por Piper y no quería interferir en su felicidad. Se sentía culpable por lo que tenía que decirle, pero era necesario

Sobre las siete de la tarde, hora española, la rubia tras pensarlo con detenimiento, decidió llamar a su padre para desearle a él y a su mujer una feliz noche.

Si algo le había enseñado su abuela era a comportarse con educación y decidió poner sus enseñanzas, un vez más en práctica. Le gustara o no aquel hombre era su padre y así sería hasta que muriera. Como era de esperar, su trato fue frío e impersonal y Carol, ni siquiera se puso. Cuando colgó, emitió un largo suspiro y besó la cabeza de Senda que estaba sentada a su lado encima de la cama

—Que suerte tienes con tener una excelente familia que vela por ti —le dijo

Una hora más tarde estaba dándose los últimos toques a su maquillaje cuando Alex abrió la puerta de la habitación y entró. Piper se quedó sin habla. Aquella mujer, con su porte y su estatura, estaba guapísima con ese traje oscuro. La morena, al verla, silbó. Divertida por aquel gesto tan natural, se dio una vueltecita ante ella y posando finalmente las manos en las caderas preguntó con chulería:

—¿Cómo me ves?

Devorándola con la mirada y deseosa de arrancarle el vestido y hacerle el amor, se acercó a la rubia y susurro sobre su boca.

—Perfecta.

Y sin decir nada más la besó. Le mordisqueó los labios arrancándole oleadas de placer y cuando ella sintió que la levantaba del suelo y la llevaba hacia la cama, se deshizo del abrazo y dijo — Ah no... llevo una hora arreglándome y ahora tú no vas a estropearlo

Al escucharla sonrió y con una salvaje mirada murmuró quitándose la americana: 

—¿Segura canija?

Divertida, corrió hacia el otro lado de la cama y levantando un dedo aseveró ante la picara mirada de la otra — Te lo digo en serio. No se te ocurra acercarte a mí. Llevo horas intentando colocar esta maldita peluca para estar presentable en la cena más importante del año en tu casa y..

—Y estás preciosa... —afirmó. Pero al ver a su perra tumbada plácidamente en la cama protestó—: Por el amor de Dios, Piper ¿cuántas veces tengo que decirte que no dejes que Senda se suba a la cama? 

—Aisss es que es tan mona —sonrió acercándose a aquella para besarla en la cabeza—. Mírala ¿a que parece una reina?

Alex no respondió. Se limitó a miraría ¿cómo enfadarse con ella? Verla besuquear a su perra y hablarla con cariño le ablandaba el corazón.

—¿Sabes Senda? Te voy a comprar un collar con brillantes bien relucientes, simplemente porque te lo mereces.

—Estrellita... —gruñó Alex—. No quiero que me amaricones a la perra con collarcitos relucientes.

Aquel comentario consiguió arrancarle una carcajada a Piper.

—Ni le escuches Senda. Tú eres una mujer como yo y estoy segura de que querrás estar guapa ante los de tu especie ¿verdad?—La perra ladró—. Pues no se hable más. Te comprare un collar de reina para una reina como tú.

Alex la miraba embobada. Por primera vez en su vida, una mujer tenia ocupada las veinticuatro horas del día su cabeza, cuando estaba con ella solo quería besarla, mimarla y hacerla feliz y cuando estaba lejos de ella, solo deseaba regresar a su lado.

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