epílogo

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Meses después...
La vida, para la geo española y la actriz de Hollywood, nunca volvió a ser la que era.

Cuando se confirmó su romance la prensa se volvió loca. Todos querían información. Pero fue Eva, la hermana de Alex, quien animada por las protagonistas de la historia, les hizo una entrevista con fotos y firmó la exclusiva.

Aquel magnífico reportaje, y ser la cuñada de una de las mujeres más queridas de Hollywood, reportaron a Eva un buen trabajo en una agencia de noticias y mucha credibilidad.

La boda se celebró en julio, en la catedral de Santa María de Sigüenza y esta vez la actriz sí que pudo reservar todo el parador. Lee, el abuelo Goyo, Tomy, las hermanas y los compañeros de Alex estaban felices por el acontecimiento. Aquella era una verdadera boda por amor y eso era lo que importaba.

En el parador se alojaron los invitados. Actores y directores venidos de todo el mundo saludaban a las personas y a la prensa que copaba las calles a su paso. Solo faltaron Bill Chapman y su mujer. Su padre, por una vez en su vida, no se comportó como un hipócrita y se negó a acudir a una boda que no aprobaba. Aquella noticia sorprendió a todo el mundo excepto a la novia, quien encogiéndose de hombros, aceptó su negativa a acudir al evento. Así habían sido siempre las cosas con su avinagrado padre y así lo seguirían siendo.

Tomy actuó como padrino de boda y Rocío, la sobrina de Alex, como madrina. Fue una boda maravillosa donde todos fueron felices, las novias estaban guapísimas y Sigüenza, por unos días, se convirtió en la capital del mundo. El enlace entre la estrella de cine Piper Chapman y la policía española Alexandra Vause, fue la gran noticia del año y copó todos los noticieros.

En septiembre, Piper tuvo que marcharse a Los Ángeles. Tenia una película que rodar y el trato era que ambas continuarían con sus vidas y así lo hicieron. Pasó octubre, noviembre y con diciembre regresó la rubia a casa.

Alex, nerviosa y deseosa por ver a su mujer, llegó al aeropuerto de Barajas acompañada por varios de sus amigos. En aquel tiempo había aprendido cómo funcionaba la prensa y sabía que aquella mañana, en el aeropuerto, necesitaría a sus colegas.

Durante la espera, rio con Lucas, Damián y Nicky, y aunque parecía relajada, por dentro estaba como un flan. La mujer autosuficiente y que siempre había controlado su vida, se deshacía al pensar en la joven que tenía que salir por aquella puerta de un momento a otro. La había añorado cada segundo del día y de la noche, aunque había hablado con ella todos los días por teléfono o enviado cientos de correos electrónicos, ella por fin iba a regresar a casa. Su casa.
Los periodistas, al ver a Alex llegar a la terminal 4, le rodearon y comenzaron con sus incesantes y a veces impertinentes preguntas. Con paciencia, Lucas y los demás se los quitaron de encima al tiempo que aprovechaban para ligar con alguna que otra reportera. 

Las preguntas seguían poniendo muy nerviosa a Alexp. ¿Cómo podían ser tan indiscretos? Pero con humor y paciencia aguantó estoicamente el momento. Por su mujer era capaz de soportar lo que fuera. Ella se lo merecía, emocionada por ver a su canija, portaba en su mano un bonito ramo de flores multicolores mientras observaba con las pulsaciones a mil cómo la puerta de salida de pasajeros se abría y cerraba. Aquel encuentro era muy especial, y solo las dos sabían el porqué. Con curiosidad disfrutó y observó como la gente, al ver llegar a sus seres queridos, sonreía para luego abrazarse, algo que ella estaba deseando de hacer.

Diez minutos después la puerta se abrió, y allí estaba ella, tan preciosa como siempre vestida con unos vaqueros, una camisa blanca y su bonito pelo cayéndole sobre los hombros.

Sus miradas se encontraron y sin importarles los continuos flashes y los cientos de ojos que las observaban, corrieron a su encuentro para besarse. Por fin... Durante unos segundos se besaron sin hablarse, hasta que la morena separándose unos milímetros de ella murmuró.

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