Capítulo 01: El Valle

33 6 7
                                    

14 Años antes

Aiden

—En otras noticias, hoy se cumplen 25 años del incidente en el Vaticano, conocido por muchos historiadores como "el robo de la historia". En ese momento, 5 documentos fueron sustraídos de la biblioteca secreta del Vaticano, y hasta la fecha, el culpable sigue sin ser identificado. Las autoridades y los altos cargos de la iglesia continúan con la investigación de este suceso... —El televisor fue apagado de repente.

—Rápido, Aiden, ve a prepararte o llegarás tarde a clase. —Harry dejó el control remoto en la mesa después de darme el aviso.

—¿Qué hora es? —pregunté con la voz ronca.

—Son las 6:50, apúrate para que no llegues tarde y tu madre se enoje.

—Claro —respondí irónicamente.

Me levanté del sofá, restregué mis ojos para despejar el sueño y subí las escaleras hacia mi habitación, donde un fuerte olor a perfume de mujer invadió mis sentidos, haciendo que estornudara.

—Julia —dije molesto mientras buscaba mi uniforme escolar en el armario.

Bueno, aquí vamos, otro día más de clases, tareas y toda esa mierda. Por lo menos veo a mis amigos, eso es bueno. Abrí la ventana para airear mi habitación y dejé que la brisa matutina llenara mis pulmones, pero un dolor en el pecho me dificultó respirar y me hizo toser. No puedo hacer esas cosas, cierto. Me vestí con el uniforme escolar frente al espejo y noté mi delgadez. Mi madre dice que es normal en esta etapa de desarrollo, pero aún me incomoda. Terminé de vestirme y me cepillé los dientes.

—Aiden, necesito que me ayudes con mis clases de música hoy, debo aprobar ese examen o mamá me matará —dijo mi hermana Julia, de 13 años, mientras dejaba caer su largo cabello liso.

—Haré lo que pueda, Julia, no puedo prometer nada —terminé de cepillarme.

—Siempre dices lo mismo, no me tomas en cuenta, ¡no puedo fallar en este examen! —se quejó.

—Bueno, busca algunos videos en YouTube, tengo cosas que hacer —la dejé allí y bajé las escaleras, donde encontré a mi madre preparando el desayuno—. Mamá, necesito hablar contigo.

Ella siguió ordenando la mesa. —Siéntate, Aiden —dijo.

—Ayer apenas pude conciliar el sueño. —Revelé a mi madre, con nerviosismo desbordante, como si fuera la primera vez que le contara algo.

Ella clavó su mirada en la mía y frunció el ceño, mostrando interés al escuchar mis palabras. —¿Por qué? —preguntó.

—No lo sé, mamá. Siento que mi pecho se comprime cada vez que respiro. Me duele, y al acostarme de lado, me ahoga. —Admití con pesar. El dolor llevaba semanas presente, pero por fin me atrevía a abrirme con mi madre.

—Ah, no te preocupes —dijo ella, con una expresión de desinterés desgarrador—. Probablemente sea solo tu asma. Anoche hacía mucho frío, sigue usando el inhalador y tomando tus medicinas.

Me quedé desconcertado. Me sentía desesperadamente mal. El dolor en mi pecho y la tos persistente me agobiaban, y el cansancio era constante. Quizás se trate de mi asma, pero aún así, el desinterés de mi madre me golpeó con fuerza. Era invisible para ella. Siempre ocupada con mis hermanos, tal vez las consecuencias de ser el hijo del medio.

—Supongo que tienes razón —respondí resignado. Me sentí incomprendido. El dolor en mis pulmones se agravaba con la indiferencia de mi madre. No era la primera vez que me demostraba su falta de interés, pero esta vez pensé que mi situación llamaría su atención.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora