Capítulo 22: ¿Quién te crees que eres?

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—¿Por qué decidiste enfrentarlo tú solo? —me preguntó Reik en tono molesto.

—No te enfades, solo quería enmendar mis errores —respondí, sintiendo las heridas que sanaban lentamente.

—¿Y arriesgas tu vida por esa estupidez? —me regañó.

—Alguien tenía que hacer algo. —Me levanté de la silla en la que Diane estaba curando mis heridas.

—Aiden, somos una manada, no puedes actuar solo. —Suspiró Reik—. ¿Por qué lo buscaste?.

Hice una mueca y miré a los demás. —Es Jackson Roib, el hermano mayor de Alexander Roib, el niño que se suicidó después de salir del bosque —les informé.

Las caras de los demás revelaron que todos conocían la historia del niño, algo normal en un pueblo pequeño.

—Es increíble —dijo Alec.

—¿Qué descubriste de él? ¿Cómo lo viste? —me preguntó Reik.

Respiré hondo y negué con la cabeza. —No sé qué decir, parece estar traumado por lo que sucedió hace tres años. Cuando hablé con él, noté un cambio brusco en su personalidad.

—¿A qué te refieres? —inquirió Reik, cruzando los brazos.

—Durante nuestra conversación, pude percibir signos de desequilibrio mental en su forma de hablar, no parecía estar cuerdo. Después de un tiempo, cambió repentinamente a un estado más sereno, más racional. Me dijo que intentaría vengar a su hermano de lo que sea que habita en el bosque. Cuando le pregunté sobre lo que se esconde en las montañas, me advirtió que nunca lo buscara. Luego, intentó marcharse, pero lo detuve y empezamos a pelear —concluí.

—Dejame ver si entendí bien. —Terrence se acercó a mí—. ¿Dices que este chico es el hermano de un niño que se suicidó hace tres años, que ahora está sufriendo de un trastorno mental y cree que Pie Grande tuvo algo que ver con la muerte de su hermano, y ahora busca venganza contra él? —resumió Terrence con la mano en la barbilla.

—Esto no puede ser verdad —dijo Alec, ignorando a Terrence—. Eres un idiota, Aiden. En serio nos has metido en un grave problema al intentar ayudar a un demente —continuó Alec. No podía aguantar más humillaciones de ese idiota.

—¿Demente?, le dices así. —Me acerqué a él, mis heridas ya estaban sanadas—. Ese chico perdió a su hermano menor, a su familia lo más seguro, y le dices demente. Tú más que nadie debería saber el dolor que se siente eso, pero claro, te enfocas solo en ti. No me sorprende que no pudieses proteger a tu familia —dije mirándolo a los ojos.

Los ojos de Alec se pusieron vidriosos, y su enojo se hizo notar.

—¡¿Qué dijiste?!. —Sus ojos cambiaron de color—. No voy a permitir que hables de mi familia.

—¡Entonces compórtate y no seas tan idiota! —exclamé.

Él se transformó, rugiéndome en la cara. Yo hice lo mismo, hasta que Reik nos detuvo con un rugido de alfa.

—¡Ya basta! —gritó Reik—. Cálmense los dos —dijo.

Alec me miró enojado y se alejó de mí. El resto de la manada me quedó viendo, como juzgando mi acción.

—¿Qué? No me miren así. Alguien tenía que ponerlo en su lugar —les dije. —Me iré a casa, ya es muy tarde.

Fui a casa, me duché y me acosté. Mis heridas habían sanado, y estaba muy exhausto. Esa pelea me agotó. Descansé para prepararme para el siguiente día.


Reik

Tenía muchos compromisos pendientes, pero si Aiden tiene razón, ese chico podría representar un peligro para todos. No sé cómo Jackson planea vengarse si no tiene control sobre su lobo. Sin embargo, es crucial que la manada permanezca unida y que lo sucedido la noche anterior no se repita.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora