Capítulo 14: Entrenamientos

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Aiden

El día apenas había llegado a su punto medio, las clases ya habían concluido sin ser nada fuera de lo común. Como de costumbre, bromeaba con los chicos mientras algunas miradas pasajeras de mujeres se cruzaban con las mías. No intenté acercarme a ninguna de ellas, ya que solo tenía ojos para una. Tampoco me acerqué a ella, ya que resultó ser más complicado de lo que imaginaba. Ahora tengo que concentrarme en controlar esta bestia; si Reik tiene razón, no quiero arriesgarme a que mi corazón se vuelva loco y mi bestia salga descontrolada cuando le dé un beso.

Salí de clases y me dirigí de nuevo a ese antiguo depósito, ya que habíamos salido antes debido a las huelgas de los profesores.

—Llegaste antes de lo previsto —dijo con su característica expresión seria.

—¿No me esperabas, verdad? —respondí sarcásticamente.

—No, pero es genial. Nos dará tiempo de entrenar más —dijo Reik al salir del depósito, dejando que la luz solar iluminara su rostro—. Empezaremos con tu resistencia.

—Está bien. Nunca he sido muy atlético. Cuando tenía que hacer deporte en la escuela, era el peor, especialmente en las carreras. Mi resistencia es fatal —comenté, dejando mi mochila en el suelo.

Reik esbozó una leve sonrisa de lado. —Correremos hasta la ciudad.

—¡¿Qué?!, ¿Estás loco? La ciudad está a una hora en auto.

—Tienes una velocidad mayor que otras personas. A nuestro paso, solo nos llevará media hora, o incluso menos —explicó—. Vamos, debes estar preparado para todo, Aiden.

—Pero...

—Sígueme el paso y no te pierdas —dijo, dirigiéndose hacia el bosque.

—No, espera... —intenté decir algo, pero fui interrumpido por su gran zancada, y salió disparado por el bosque.

Maldición, no podía quedarme atrás. Corrí e intenté alcanzarlo, de repente y de forma automática, empecé a tomar mucha velocidad, y mis reflejos actuaban con la misma rapidez. Veía todo a mi alrededor de manera borrosa, pero aún así no chocaba ni me tropezaba con nada. Incluso encontré un acantilado y sin dudarlo lo salté, llegando con facilidad al otro lado. Este era el momento que quería disfrutar, sentirme libre y fuerte. Luego de varios minutos con la misma velocidad, mi cuerpo estaba pasando factura. A pesar de estar agotado, sabía que Reik estaba cerca y no faltaba mucho para alcanzarlo.

Finalmente, llegué a la ciudad y vi a Reik esperándome sentado en una roca a las afueras. Frene agotado y me desplomé en el suelo, tomando grandes bocanadas de aire.

—¿Qué tal el paseo? —preguntó cínicamente.

No podía hablar, estaba completamente agotado.

—Toma. —Me arrojó una botella de agua fría. Sin pensarlo, abrí con desespero la botella y bebí con ansias, la sed era insaciable—. No bebas mucha agua, deja para la vuelta. —Mis ojos se abrieron sorprendidos al escuchar eso.

—¿Qué? —pregunté, todavía enfrentando la falta de aliento.

—Sí, ya descansamos lo suficiente, párate —ordenó.

—¡Estás loco! —reclamé.

—Vamos, no hay tiempo. Si quieres, puedes quedarte y esperar a que la policía te arreste —dijo.

—¿Por qué lo haría...?. —Mis palabras se vieron interrumpidas por un disparo. Miré a Reik y vi que tenía una pistola apuntando al cielo. ¡¿De dónde demonios sacó un arma?!—. ¡¿Qué te pasa?!

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora