Capítulo 36: Hojas del Bosque

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-Esto es una mala idea -protestaba Terrence con voz temblorosa-. ¿A quién se le ocurre aventurarse en el bosque a altas horas de la noche? Y ni siquiera menciono las criaturas que nos quieren muertos

-Cállate, idiota, deja de presionarnos -replicó Jonah con firmeza.

-¿Presionarlos? -Terrence se burló-. ¿Quién los está presionando?

-Tú, con tu estúpida cobardía -la discusión entre Jonah y Terrence se intensificaba, llenando el aire con sus gritos y tensión. El miedo estaba impregnado en el ambiente, no solo en Terrence y Jonah, sino también en Lynn y Valeria, cuyos latidos acelerados revelaban su nerviosismo. ¿Y yo? Ni se diga, estaba pavorosamente asustado. Aunque Diane, Alec y Reik permanecían imperturbables, sus rostros mostraban una experiencia en situaciones como esta.

-No es cobardía, es sentido de supervivencia, es normal sentirnos así -Trató de justificarse Terrence.

-¿Sentirnos?

-¡Silencio! -interrumpió el alfa con un susurro firme-. Estamos al borde del enemigo, no se distraigan.

Los chicos callaron, pero la ansiedad solo se intensificó, continuando a medida que nos adentrábamos más en el bosque en un silencio absoluto. Solo los grillos cantaban y el crujir de las hojas bajo nuestros pies nos acompañaban en esa fría y terrorífica noche.

-¿Escucharon eso? -dijo Valeria con voz temblorosa.

-¿Qué escuchaste? -preguntó Diane con curiosidad.

-Son como...pisadas -respondió la nueva integrante.

No había oído nada, y por la reacción de los demás, Valeria parecía ser la única que había percibido ese sonido.

-Yo también lo escuché -dijo Alec con precaución.

-Estamos cerca, manténganse alerta -sugirió Reik.

Todos nuestros sentidos estaban alerta, incapaces de creer que estábamos en peligro inminente. Antes, habíamos experimentado situaciones repentinamente peligrosas, pero esta vez era diferente. La tranquilidad quebró cuando una figura humana se materializó junto a un antiguo y enorme roble, bloqueando nuestro camino.

-Chicos -tartamudeo Terrence mientras miraba nerviosamente a su alrededor.

-¡Quién eres! -gritó Reik acercándose a él, pero no hubo respuesta-. ¡Contesta! -insistió, con los ojos entrecerrados y la mandíbula tensa.

La criatura, con ojos salvajes y pelaje desaliñado, miró fijamente a Reik antes de lanzarse hacia él con ferocidad. Reik luchó desesperadamente, revelando su lado animal mientras enfrentaba al atacante. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que no estaba solo. Un grupo de nukubos emergió de entre los árboles y arbustos, rodeándonos y atacándonos sin piedad.

Deje salir a mi lobo. Sin embargo, un poderoso golpe me arrojó lejos de mis compañeros. Mientras luchaba por reincorporarme, el nukubo se acercó lentamente, disfrutando de su pequeña victoria. A pesar de ser menos experimentado en combate, logré tomarlo por sorpresa, golpeando su rostro, arañando su pecho y lanzando patadas implacables para derrotarlo. Mi confianza crecía con cada movimiento, impulsándome a seguir luchando con determinación.

Regresé al combate con más confianza, ayudando a Jonah a enfrentar a un nukubo. Giré al enemigo y lancé un zarpazo certero en su costado logrando inmovilizarlo antes de lanzar un rugido victorioso. Sin embargo, fui distraído por un ataque sorpresa, perdiendo momentáneamente el control de la situación. En ese momento, un fuerte golpe me derribó, dejándome vulnerable ante el feroz ataque de mi enemigo. A punto de rendirme, Reik intervino con decisión, quebrando el cuello de la bestia y salvándome de una muerte segura.

Reik me ayudó a detener el sangrado, sentándome con cuidado en el suelo mientras evaluaba mis heridas con preocupación.

-¡Eso es suficiente! - Una voz detrás suyo interrumpió la conversación. Reik se puso en pie y se dirigió hacia la fuente del sonido.

-¿Y tú quién eres? - inquirió el alfa.

-Realmente quieres saberlo? - preguntó, sin mostrar emoción alguna.

-Eres... Matrius -identificó Reik.

-Ah, ya le ha contado -mencionó, aunque no me estaba mirando, era evidente que se dirigía a mí. Escuché los pasos de Matrius acercándose a Reik.

-¿Qué es lo que deseas? -bufó el alfa.

-¿Por qué quieres saberlo? -respondió.

Me puse en pie con la ayuda del árbol y lo vi, sí, era Matrius.

-¡Sabes por qué! ¡Ustedes están detrás de todo esto! -la frustración de Reik resonaba en sus gritos.

Matrius sonrió cínicamente. -¿Aun así crees que te lo diré?

-¿Es verdad? -susurré.

-Puede que sí lo sea -Matrius se centró en mí.

-¿Y Jackson y su hermano? ¿También estuvieron detrás de eso? -pregunté.

-Oh, el joven Jackson, todos son sacrificios especiales, para algo especial, como los Horne -dijo. Una perturbadora y escalofriante brisa tan fría como la noche recorrió mi cuerpo, penetrando en mis poros dilatados y tensos por la situación.

-¿A qué te refieres? - preguntó Alec con una expresión de desconcierto en su rostro.

La mirada de Matrius se volvió intensa, fija en Alec.

-¿No has notado la similitud entre tu caso y el de Jackson? Los humanos son predecibles, buscan la verdad a pesar del dolor, solo para que alguien les abra los ojos -explicó con una mirada perdida en la maldad.

-¿Estás insinuando que tú mataste a mi familia? - la voz de Alec denotaba enojo.

-Morir, ¿realmente sabes lo que es la muerte? La conciencia humana es tan limitada que no puede entender nada. Quieres saber si maté a tu familia, la respuesta verdadera es no. Les concedí un regalo, les di algo que muchos desean: ser los protagonistas o causantes de algo mucho más grande. Pero la respuesta que entiendes es: sí, fui yo quien los mató. - Matrius mantuvo la calma, sin mostrar ninguna emoción en su rostro.

-Eso es lo que quería saber. -Alec se elevó a 3 metros por encima de Reik e intentó golpear a Matrius, pero este último lo agarró por el cuello una vez que cayó, clavó sus garras en su estómago y luego lo soltó, haciendo que su cuerpo rodara por la pequeña elevación que nos separaba.

-¡Alec! -Corrí para ayudarlo, pero un proyectil impactó contra un árbol y luego un destello brillante me cegó, solo podía escuchar el caos.

-¡Vámonos de aquí! -Escuché a Reik.

No podía ver, estaba desesperado. Corrí siguiendo el olor y los gritos de mi manada, creo que lo estaba haciendo bien. El perfume de Valeria era inconfundible. Estaba recuperando mi vista hasta que un fuerte golpe me tiró al piso.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora